Por Lucas Croce*
Con el objetivo de regularizar el accionar de asesores financieros, intermediarios y brokers, radicados en el exterior, que atienden irregularmente y sin supervisión local a sus clientes argentinos con cuentas de inversión en otros países, la Comisión Nacional de Valores (CNV) ha creado recientemente una nueva figura llamada Agente Asesor Global de Inversiones (AAGI).
En un intento de captar los muchos miles de millones de dólares que -habiendo sido blanqueados- aún siguen siendo administrados por bancos y casas de bolsa extranjeras, esta nueva categoría de agente, que surge de las resoluciones generales Nº 708, 709, y 710, viene a promover la vuelta al país de las bancas privadas, que luego de florecer en los años 90 abandonaron mayoritariamente Argentina en años pasados, al quedar fuera de norma.
Pero ocurre que, para conseguir estos fines, la CNV ha modificado sustancialmente las facultades de dos figuras centrales del sistema bursátil argentino, como son los Agentes de Liquidación y Compensación ( ALyC, nuevo nombre de las tradicionales sociedades de bolsa), y los Agentes Productores (AP), conculcándoles, a nuestro entender, derechos adquiridos por ley, prohibiéndoles realizar tareas que siempre han estado en el corazón de su actividad, y poniendo en riesgo la continuidad empresarial y laboral de un importante grupo de profesionales de todo el país.
En efecto, ni ALyC ni AP podrán administrar carteras de inversión ni asesorar a sus clientes ni gestionar órdenes de estos, ya que las tres prerrogativas quedarán exclusivamente reservadas a la esfera de acción de los nuevos AAGI. Cualquier incauto podría pensar que la solución es simple, y que pasa por constituir un AAGI, y problema terminado. Pero ocurre que, muy especialmente para el caso de los AP, los requisitos que impone la CNV, como regulador del sistema, se tornan inalcanzables para la gran mayoría, poniéndolos, a poco tiempo de haber hecho el esfuerzo y las inversiones necesarias para cumplir con la Ley de Mercado de Capitales 26831, de fines de 2012, al borde de la informalidad.
Los altos costos fijos de la estructura que implica la adecuación que permitirá a los AP trabajar dentro de la nueva normativa y poder seguir desarrollando su actividad como hasta ahora, serán imposibles de enfrentar sin un volumen de cartera que hoy muy pocos de ellos administran.
Las nuevas resoluciones obligan a los AAGI a constituirse como sociedades anónimas, a implementar sistemas, manuales y procesos (en un caso de duplicación innecesaria de costos y recursos ya existentes), y otras tareas que, además del desafío económico y financiero que representan, serán de cumplimiento imposible para el 28 de febrero próximo, fecha impuesta como límite por la CNV.
Privar a profesionales con idoneidad comprobada y certificada, que cuentan con décadas de experiencia, del derecho de administrar las carteras de sus clientes, obligándolos a recorrer el camino burocrático de reconvertirse hacia una figura nueva y mucho más onerosa, sólo para poder seguir haciendo lo que hace años hacen todos los días, no parece ser una decisión beneficiosa para el sistema bursátil argentino, salvo que la verdadera intención sea concentrarlo en pocas manos.
Es de esperar que la CNV se reúna y escuche a los Agentes de Liquidación y Compensación, y a los Agentes Productores, principales afectados por estas nuevas resoluciones, y que las morigere, flexibilice, o modifique, al menos en parte, además de postergar la fecha límite prevista.
*Socio de DLC Asesores Financieros