lunes 18, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Una clase magistral

Por Eugenia Gutiérrez de Vásquez * - Exclusivo para Comercio y Justicia
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Por Eugenia Gutiérrez de Vásquez *

Ocurre en muchas ocasiones que la notificación a los involucrados en una mediación no se concreta porque los datos no son precisos. En estas situaciones, es tarea habitual del mediador hacer las gestiones necesarias para que la convocatoria se concrete. Esto ocurrió en el caso que relataré en esta nota. Las notificaciones de los involucrados no se pudieron diligenciar porque el número de la vivienda no estaba visible. Un llamado telefónico a la persona requirente nos aportó detalles de cada vivienda, tales como el color de las aberturas, de las ventanas, un jardín delantero, un árbol específico, etcétera. Se notificó nuevamente y el día designado asistieron puntualmente todos los participantes. Las gestiones realizadas fueron un prólogo de la clase sobre salud mental de la que seríamos testigos.
Recibimos a Delia, Claudia (su hija) y Fernando (su exyerno). Brindamos el discurso de apertura, firmamos el convenio de confidencialidad y escuchamos a Delia en reunión conjunta.

Ella relató que fue a la Asesoría Letrada a asesorarse porque en Anses le pidieron una constancia judicial sobre la situación de su nieta Flavia, de 14 años, quien vive con ella desde que nació. Delia nos explica que su nieta es hija de Fernando y Claudia, quienes están separados. Relató que Claudia vive al lado de su casa, por eso Flavia tiene contacto a diario con su mamá y sus cuatro hermanos más chicos. Con Fernando, su padre, se ve muy seguido y aunque no vive tan cerca se arreglan para compartir encuentros.
Claudia comenta que era menor de edad cuando quedó embarazada y que por esa razón desde que Flavia nació vivió con su abuela Delia, confirmando lo relatado por la ella, expresa además que todas las tardes viene a su casa para merendar con sus hermanos.
Fernando a su vez explica con lenguaje nítido y preciso su enfermedad: esquizofrenia. Que por esa razón no se había hecho cargo de su hija.
Con un natural arte de enseñar, Fernando se fue explayando, con ejemplos simples, detalles ilustrativos y sin tapujos habló de la esquizofrenia. Explicó que en los comienzos no entendía su enfermedad; al ser violento con su familia ésta lo denuncia. El juez le explica que va a ser evaluado por profesionales médicos y que por su bien sería internado.

Estuvo un año bajo internación psiquiátrica en un hospital público y luego comenzó a tener salidas periódicas. Expresó que tomaba todos los días su medicación, que actualmente continúa retirando del hospital público. Retomó su vida de trabajo como albañil realizando todo tipo de tareas excepto en edificios altos porque la medicación le produce vértigo. Preguntamos si tenía moto (traía consigo un casco) y contó que maneja su propia moto y que tiene licencia de conducir. Además, agregó que vive con su pareja y tienen una hija de tres años.
Con la didáctica más avezada explicó que escucha voces y que aprendió a vivir con ellas. Relató que durante su internación fue conociendo el origen y las formas de esas voces y aprendió que su enfermedad no tiene cura, aunque se puede gozar de una mejor calidad de vida si se toma la medicación y se hacen los controles médicos. Con el mismo nivel didáctico expresó que cuando duda de esas voces pregunta a quien tenga a su lado si también las escucha, y ante la negativa sabe que no son reales. Por  medio de los médicos comprendió que siente un malestar que lo padece sólo él y no los demás, y de esta forma aprendió a manejar su estado y tener una vida de familia, trabajar y circular por la calle sin problemas.

La mediación fue el marco adecuado para solucionar la situación de la familia de Flavia, que como en otras tantas mediaciones aborda la temática de la delegación del ejercicio de responsabilidad parental (art. 643, CCC).
Si bien no era necesario hacer uso de la técnica de legitimación en esta mediación en razón de que existía un clima adecuado entre los involucrados para trabajar la temática, igualmente la aplicamos en Fernando dado que la conciencia que demostró acerca de su enfermedad era digna de elogio.
Cuando las mediadoras quedamos a solas comentamos el caso. La enseñanza que dejó el relato de Fernando me impactó. El no reconocimiento de un padecimiento tiene como resultado el abandono del tratamiento y las nefastas consecuencias para el paciente y la familia. Resulta entonces evidente la importancia de tener conciencia de enfermedad, sobre todo en salud mental, ya que  impacta y tiene consecuencias para la persona, su familia y la sociedad en su conjunto. La mediación sirve también para que todos aprendamos…

(*) Mediadora

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