Raul Castellano, secretario de la Cámara de Combustibles, dijo que ése fue el mensaje del ministro Aranguren. En ese marco, vaticinó un horizonte sombrío para la actividad
El secretario de la Cámara de Combustibles de Córdoba, Raúl Castellano, alertó sobre la situación futura del negocio del Gas Natural Comprimido (GNC) luego de que el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, le admitió que la prioridad de ese insumo será la industria y los clientes residenciales y no el parque automotor.
En ese marco, Castellano consideró que “llega el fin del GNC en Argentina”.
Las expresiones del empresario se produjeron en un almuerzo organizado por Fundación Mediterránea en Buenos Aires, hace un mes, aunque recién ayer salió a reafirmarlas.
“Dejamos pasar unos días para que el Gobierno saliera a decir lo contrario. Como eso no ocurrió, ahora ratificamos esos conceptos”, dijo el empresario a Comercio y Justicia.
En ese contexto, Castellano recordó que, en marzo pasado, le manifestó a Aranguren que había preocupación entre los expendedores de ese insumo por la realidad del mercado.
Concretamente, habló de la caída en las ventas y de las conversiones de vehículos a GNC producto de la reducción de la brecha entre el precio de las naftas y del gas.
“El ingeniero (Juan José) Aranguren respondió que no habrá ningún tratamiento especial para el GNC. Agregó que si se había invertido mucho en estaciones de servicio de GNC, había sido un despropósito ya que no tenía ningún sentido invertir para vender el gas natural a los automóviles, dado que debe priorizarse a otros usuarios”, indicó Castellano.
En esa línea, aseguró que -siempre según le comentó el ministro Aranguren- la decisión del Gobierno “es que el costo del gas para GNC tendrá un valor similar al de la nafta súper”. Castellano indicó que el GNC “necesita para subsistir un precio muy inferior al de la nafta, aproximadamente entre un tercio o un poco más del valor de ésta, teniendo en cuenta que para convertir un auto a gas hay que invertir unos 25 mil pesos promedio, resignar gran parte del baúl del vehículo y adaptarse a una menor autonomía (recarga de combustible más frecuente)”.