Según datos de las fiscalías especializadas, 85% de los ciberdelitos que se investigan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) están vinculados con la pornografía infantil.
Ese número surge de los reportes enviados por Interpol, por una ONG norteamericana vinculada con la infancia y del tenor de las denuncias presentadas por padres de menores de edad.
De acuerdo con lo que surge de los expedientes, para contactar a las víctimas la mayoría de los acusados utilizó redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram y aplicaciones como Skype y Whatsapp.
Alertas
La titular de la Fiscalía Especializada en Delitos en Delitos Informáticos de la CABA, Daniela Dupuy, aseguró en declaraciones a la agencia Télam que las investigaciones por grooming (es decir, el contacto de un adulto con un menor con fines sexuales) se inician a partir de tres fuentes y que la principal son las alertas enviadas por National Center for Missing Children, la organización no gubernamental de Estados Unidos apoyada por el Congreso de ese país a la que las empresas proveedoras de Internet deben, por ley, notificarle cuando sus clientes suben imágenes de pornografía infantil a la red. Sólo durante 2016, National Center for Missing Children envió 4.168 denuncias.
A esos datos se suman los reportes de Interpol cuando detecta actividad ilegal desde una IP (Internet protocol) local y las denuncia de los padres que se presentan ante la repartición cuando advierten que sus hijos están diferentes o con cierta sintomatología que los lleva a sospechar que mentienen una relación virtual con alguien que busca trato sexual.
Dupuy, quien comanda la primera fiscalía temática creada en Buenos Aires, en 2012, explicó que los pedófilos les piden fotos desnudos a los menores y que los incentivan a llevar a cabo actividades sexuales ante la webcam para distribuir las imágenes a través de redes de pornografía infantil.
Perfil de imputados
Además, precisó que las causas se caracterizan por el perfil de los imputados, que son, en su mayoría, hombres de mediana edad que trabajan con niños; entre ellos, docentes, pediatras y choferes de transportes escolares, aunque también hay expertos en informática que aprovechan sus conocimientos con fines delictivos.