Lo destacó Cristina Schwander, coordinadora del encuentro organizado por la Universidad Siglo 21, que tuvo lugar en Córdoba y reunió a más de mil asistentes y más de una decena de disertantes nacionales e internacionales
Este viernes y sábado, 7 y 8, ocurrió en Córdoba el Segundo Congreso y Workshop de Inteligencia Emocional y Liderazgo Coach. Comercio y Justicia dialogó con Cristina Schwander, coordinadora del encuentro que reunió a más de mil asistentes y disertantes nacionales e internacionales.
“Nosotros somos concientes de que hay inteligencias múltiples. Durante mucho tiempo, nuestra sociedad siempre se basó en la inteligencia lógica racional y el conocimiento técnico. Un paradigma en torno al cual nos movimos. Pero, aunque el concepto de la inteligencia emocional viene de los años 90, recién en los últimos tiempos ha adquirido un lugar principal en las escenas tanto de las organizaciones como en la vida”, destacó Schwander.
-¿Por qué cree que en los útlimos tiempos se ha comenzado a incorporar estos conceptos?
Porque capacidades técnicas las podemos encontrar en diferentes personas pero lo que va a diferenciarlas es la inteligencia emocional que tengan para poner al servicio esa capacidad.
-¿Cómo se manifiestan estas capacidades en una organización, desde el liderazgo, por ejemplo?
Antes el liderazgo estaba basado en el mando y el control, que en vez de lograr que la gente trabajara entusiasmada, en realidad lo que desarrollaba era miedo.
¿Por qué cree que ha cambiado esta manera de liderar?
Hoy hay una instancia macro para esta respuesta. Los resultados que estamos teniendo a nivel mundial no nos dan bien. Por ejemplo, en el medioambiente, si tuviera un presupuesto anual definido, en agosto nos habríamos consumiríamos todo lo destinado al año. Otro síntoma a modo de ejemplo es que 10% de la gente tiene 90% de la riqueza, así como en la calidad de vida de las poblaciones, el estrés, el enojo y la agresividad han aumentado. En este marco, las sociedades cambian los paradigmas como un modo de resolver sus búsquedas. Y es allí donde hay organizaciones, no solo empresariales sino también familiares, institucionales, etcétera, que buscan un espacio más sano, más feliz, más alegre, donde el burn out no esté presente porque cuando la gente padece este trastorno se convierte en cínica, tiene agotamiento y no puede pensar ni trabajar bien.
-¿Cómo la inteligencia emocional llega a impactar y resolver estos problemas?
El hecho es el cómo. No hay una solución única. Cualquier especialista miente si habla de una sola respuesta, esto es un camino, un trabajo . En este caso, la inteligencia emocional tiene cinco habilidades: la primera es el autoconocimiento, necesario para conocer nuestros miedos, sombras, qué es lo que nos enoja. Para abordar hay que conocer. Luego viene la autogestión. No sólo me conozco sino que empiezo a gestionar todo esto que me conozco a través de diferentes técnicas. La empatía, que es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Le sigue la motivación y las habilidades sociales. Los caminos son diversos, no hay recetas mágicas.
Además la ciencia ha avalado cosas como el mindfullness, que también es una herramienta de autogestión. Otro ejemplo es Susan Bloch, quien estudió las seis emociones básicas y reveló que hay efectores corporales. Y uno puede intervenir en las emociones si identifica sus efectores.
-¿Cómo se aplican estas herramientas en las organizaciones empresariales? Hay ejemplos en Córdoba?
En Córdoba esta tendencia ya se está viviendo en el mundo empresarial. En la Universidad Siglo 21 (UE21), cuando con Juan Carlos (Rabat, representante legal de la UE21) dejamos de lado el mando vertical, el ejercicio del control, por el conocernos más, crecimos más de 300%. En la UE21 casi todos son coach, en la mesa directiva son todos coach. Yo lo vivi como líder de una organización. Ércole Felipa, director de Fadea (Fábrica Argentina de Aviones), está incorporando un programa para sus directivos. Y así hay muchos más ejemplos. Son cada vez más las empresas que se suman a esto porque todos queremos en la vida ser felices y eso no implica tener más. Hay muchos empresarios que lo vieron y lo están cambiando.
-¿En qué se diferencia el coaching de una terapia?
El coaching no es terapia, es una conversación de aprendizaje. No es manipulación. Es una disciplina nueva que se está configurando porque desarrolla el autoconocimiento y se está formando. El coaching es uno de los caminos para desarrollar habilidades de la inteligencia emocional.
-¿Cómo estamos en este aspecto en relación con el mundo?
En el mundo hay una búsqueda del hombre hacia espacios de mayor espiritualidad y Córdoba tiene mucho desarrollo, hay mucha búsqueda de caminos que los haga más coherentes.