La asociación que congrega las empresas del sector considera erróneo impulsar el uso de
dispositivos electrónicos entre los más pequeños, pues no cumplen con la función de estimulación
El término “nativos digitales” designa a aquellas personas que crecieron en un entorno tecnológico y esto trae como resultado cambios culturales que también se reflejan en los hábitos de consumo. Hoy los niños están expuestos a una multiplicidad de estímulos digitales, con una gran cantidad de apps y gadgets cuyo uso debe seguirse de cerca para evitar que su entorno se convierta en una burbuja tecnológica y caer en el famoso “chupete electrónico”.
Frente a este escenario de cambios acelerados, la Asociación Argentina de Empresas de Juguetes y Afines (AADEJA) sostiene que los niños de hoy consumen los juguetes “tradicionales” hasta diez años de años, mientras que antes el consumo se extendía hasta los 12. Como contrapartida, la entidad destaca un gran crecimiento en el consumo del segmento que abarca desde los recién nacidos a los tres años.
Es muy común que los preadolescentes, por cuestiones de seguridad y para contacto con adultos de su familia, tengan celular desde muy pequeños. Eso hace que naturalmente estén expuestos a las pantallas desde una corta edad y que los “juguetes tradicionales” ya no tengan el mismo nivel de interés que hace algunos años.
“El papel central de los juguetes tradicionales sigue siendo la estimulación de distintas funciones en los niños y, dependiendo de la edad y de la etapa de desarrollo en la que estén, puede tratarse de funciones sensorio-motoras, juegos simbólicos, o reglados que trabajan sobre los límites ”, destaca Carlos Restaino, director Ejecutivo de AADEJA. Por estos motivos, la entidad considera erróneo el concepto de “juguetería electrónica” que tomó más fuerza hace pocos años impulsado por campañas de marketing y publicidad de algún supermercado: las tablets, celulares y consolas no cumplen la misma función que un juguete.
“Estamos a favor de modernizar e incorporar tecnología de punta al sector, sea a nivel productivo como en el diseño de productos. Ya existen juguetes que incorporan atractivos tecnológicos como la interactividad, pero siempre es fundamental que permita que el niño pueda ‘jugar’ -en el sentido más primitivo de la palabra- y dar rienda suelta a su imaginación” concluyó Restaino.
“Ya existen juguetes que incorporan atractivos tecnológicos como la interactividad, pero siempre es fundamental que permitan que el niño pueda ‘jugar’ en el sentido más primitivo de la palabra”