Los cuatro Centros Verdes que dependen de la Crese están interconectados por medio de un software que permite registrar la cantidad de material ingresado, monitorear su recorrido, cotejar el stock y los desperdicios y asentar la venta. Profundizarán la aplicación de normas de procedimientos para ser auditados y certificar normas de calidad ISO en 2018 – Cecilia Pozzobon – [email protected]
A principio de año, los Centros Verdes de la Córdoba Recicla Sociedad del Estado (Crese) implementaron un software que permite dejar constancia de toda la basura que ingresa a cualquiera de los predios, monitorear su recorrido, cotejar el stock y los desperdicios y asentar la venta, de modo tal que sea posible tener la trazabilidad de los residuos reclicados.
“Están vinculados los cuatro centros de acopio. El sistema nos permite registrar el ingreso del material por tipología o genérico, el proceso, el etiquetado por categoría y, cuando se vende, en el remito va adjunto la descarga del stock”, informó a Comercio y Justicia Ana Villaroya, jefa de Unidad de Reciclado de la Crese.
“También podemos ingresar las empresas que nos traen el material, asignarles un código, pesar el material y otorgarles un comprobante que puede enviarse por Internet “, agregó para finalmente explicar: “Tenemos que ir profundizando las normas de procedimiento para que a partir de 1 de enero de 2017 empecemos con las auditorías internas. Todo esto para que en 2018 certifiquemos normas ISO”.
Para el reciclado de la basura, la Crese tiene dos programas en ejecución. El primero es el de la valorización de residuos del área central. En ése se recolecta principalmente papel y cartón que representan 84% del material pasible de ser reciclado que genera el área central de la ciudad.
El otro programa es el conocido como la basura diferenciada, que es el que ingresa al galpón material preseleccionado en origen, es decir, aquello que separan las familias en sus hogares. Éste lo traen Lusa y Cotreco (empresas encargadas de la recolección) y las 53 empresas e instituciones (adherentes) que hoy tienen sus propios programas de valorización de residuos. Éstas son Aeropuertos Argentina 2000, las universidades (Nacional y Católica), Aguas Cordobesas, la Universidad Tecnológica, entre otras. En este último se suman los vecinos que por motu proprio acercan material para reciclar, y todo lo que se acopia en los eventos en los que participa Crese.
“El proceso de la diferenciada es sencillo, es apenas mecanizado con cintas transportadoras y prensa hidráulica. El camión llega con la basura, se sube a una cinta transportadora, de allí llega a una tolva o recepción, de allí a la cinta de carga, picoteo, cinta de descarga y prensa. Nosotros vendemos el material prensado, en fardo, algo se vende por unidad (muy poco) y algo embolsado o a granel, depende del material y del comprador”, explicó.
Resultados en alza
En los Centros Verdes ingresan 300 toneladas promedio de residuos preseleccionados. De acuerdo con lo informado por los responsables de Crese, en 2015 procesaron un total de 3.400 toneladas, esto es, se recicló casi dos por ciento del total de la basura generada por los habitantes de la ciudad en 2015.
Asimismo, Villaroya explicó que el año pasado, dos por ciento del material ingresado a los centros de acopio fue provisto por los adherentes al programa de basura diferenciada. “En el primer semestre de este año, lo que enviaron las empresas participantes ya representó cuatro por ciento del total del material reciclado. Cada vez son más los comprometidos”, dijo.
En cuanto al volumen descartado, la jefa de Reciclado dijo que “en situaciones normales, tenemos menos de cinco por ciento”.
“Los desechos están compuestos principalmente por materiales que hoy no tenemos forma de comercializar, por ejemplo los envoltorios de caramelos o galletitas. Pese a que seguimos haciendo esfuerzos por encontrar clientes, y es un material caro ya que es importado, hay cosas que aún no tenemos a quién ofrecerle y, por lo tanto, van al entierro. Lo mismo pasa con los descartables de polipapel (vasos o platos que están fabricados con una mezcla de papel y plástico)”, indicó.
Cogestión con las cooperativas
Los Centros Verdes son operados por 170 trabajadores nucleados en cooperativas de recuperadores urbanos.
Según Villaroya, integran las cooperativas tres grupos de recicladores: “Aquellos cartoneros históricos, es decir, los que vienen de familias de cartoneros; los que se hicieron tras la crisis de 2001, y aquellos que se quedaron sin trabajo y decidieron dedicarse a esta tarea. En este Centro Verde Norte trabajan estos últimos”, explicó.
La Crese lleva a cabo un programa de cogestión con esas cooperativas que consiste, principalmente, en volverlas sostenibles.
“En Buenos Aires, por ejemplo, no hay un acompañamiento por parte del Estado en cuanto a lo organizacional y financiero de las cooperativas”, explicó Norberto Bergami, presidente de la Crese. “Una de las situaciones más conflictivas es que éstas quiebran financieramente, están con deuda en la AFIP o en Ingresos Brutos. Aquí, uno de los requisitos que tienen para estar incluidas en el programa es estar en orden y al día porque, si no, no se le liberan pagos, por ejemplo. Para ello, la Crese subsidia el pago de los honorarios profesionales de un contador, un abogado y un ingeniero en Higiene y Seguridad que las asesoran”.
Asimismo, la cogestión implica que las decisiones operativas que tienen que ver con el trabajo se toman en el marco de una Comisión Fiscalizadora y Certificadora (Cofic) integrada por dos personas de la Crese y una por cada una de las cooperativas. “Allí se decide, por ejemplo, a quién se le vende material, cuánto se les va a adelantar a los asociados en concepto de retorno de utilidades. Tratamos de hacer homogéneas todas las decisiones, incluso lo que tiene que ver con las normas de procedimiento”, explicó.
“Las cooperativas por sí mismas no tienen capacidad de gestión y comercialización, es decir, no están preparadas para salir al mercado solitas, se las debe acompañar; entonces, lo que se hace desde la Crese por medio de la Cofic es coordinar todos los esfuerzos para sostener la empresa y asegurar un ingreso mínimo a cada uno de los asociados, que sea más o menos igualitario en función del esfuerzo que realiza”, añadió.
Proyección de crecimiento
Vale destacar que hoy por hoy, 49% de la ciudad, es decir 181 barrios, cuenta con el servicio de recolección diferenciada de residuos, y está previsto que en la próxima licitación del servicio se amplie a la totalidad de la ciudad.
“Este Centro Verde puede duplicar su capacidad de reciclado en cualquier momento”, dijo Villaroya.
“La capacidad instalada y los m2 del lugar lo permiten. Habrá que ampliar la cantidad de trabajadores, pero tal y como estamos hay un montón de horas que las máquinas están apagadas. De los cuatro centros, uno solo tiene doble turno”, dijo.
De igual modo, Bergami adelantó que el directorio de Crese ya ha estado buscando predio para otro centro. “Hemos analizado puntos estratégicos. La idea está instalada”, dijo.
Respecto a la tarea realizada y en comparación con otras ciudades del país, ninguno dudó en asegurar: “Sacando a Buenos Aires, somos los más grandes del país. Éste centro es más grande que cualquiera de los otros del interior. Córdoba es la segunda jurisdicción más grande en cuanto a cantidad de material procesado. En materia de trazabilidad, somos los únicos. Y en la regularización de las cooperativas también”, indicaron con evidente orgullo.
Un proyecto que conjuga inclusión social y conciencia ecológica
Según el relato de Norberto Bergami y Ana Villaroya, no se puede llevar a cabo una política de reciclado de residuos sin una política de inclusión social.
“En la ciudad hay alrededor de 110 asentamientos urbanos. Se calcula que 30% de los que viven allí y están en edad económicamente activa tienen vinculación con la basura. Por eso creemos que no puede darse una gestión política de reciclado sin una inclusiva”, dijo Villaroya y confió: “Todos nuestros trabajadores viven en algún asentamiento urbano”.
“La inclusión social lleva su tiempo porque desde los encargados de los Centros Verdes hasta los operarios y socios de las cooperativas carecían de entrenamiento en esto. Es más, todavía tenemos ocho trabajadores que no saben escribir. Incluso tuvimos gente indocumentada. Quiero decir que no solamente se hicieron capacitaciones específicas, sino que también pensamos en el desarrollo de la gente”, agregó. Como muestra de la línea social del proyecto, la Crese firmó un convenio con el Inaes por medio del cual se incluyen laboralmente a integrantes de la comunidad trans de Córdoba en cada uno de los puestos de encargados de los Centros Verdes.
Norberto Bergami
Presidente de la Crese
“Es un proyecto de inclusión social, porque hay que tener en cuenta que la Crese (y con la Crese digo la Municipalidad porque es el único accionista) no gana dinero, sino que invierte recursos para que se gestione la basura y de esa gestión vivan las cooperativas y sus asociados. Trabajamos para que todos los asociados estén en la formalidad y subsidiamos el pago de un contador, un abogado y un ingeniero en Higiene y Seguridad que los asesoren”, indicó.
Ana Villaroya
Jefa de Unidad de Reciclado de la Crese
Tengo miles de anécdotas. Un día llegó una billetera, sin dinero pero con todos los documentos. Se trataba de una mujer de Villa del Rosario que había venido al médico y le habían robado en el colectivo. Al descender, el ladrón recicló. Al devolverle los documentos a la señora agradecimos que el ladrón tuviera conciencia ecológica”.