La entidad nacional que nuclea a los profesionales que realizan estudios con radiaciones advirtió de la necesidad de mayores medidas preventivas que se deben tomar para este tipo de trabajo. Hoy, el control periódico de equipos depende de la voluntad de cada institución médica.
El Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI) elevó un proyecto al Ministerio de Salud de la Nación para que los dispositivos médicos que emiten radiaciones sean revisados en forma anual y obligatoria.
En la única entidad que, en el país, nuclea a los especialistas en esta materia advierten de que el personal de la salud debe tener una mayor conciencia de las medidas preventivas al momento de realizar estudios mediante el uso de rayos X. Entre otras, destacan la utilización de los delantales plomados, las cabinas de seguridad, emplear el tiempo estrictamente necesario y usar dosímetros de radiación.
“En Argentina, la instalación de los equipos que emiten radiaciones ionizantes -equipos de rayos X, mamógrafos, angiógrafos, tomógrafos- es autorizada por el Ministerio de Salud de la Nación, aunque su revisión periódica depende de la voluntad de cada institución y, según advierten los profesionales, no se realiza con la frecuencia necesaria que garantice el correcto funcionamiento”, alertó el CACI.
Exposición
Todo individuo está, a lo largo de su vida, expuesto a pequeñas cantidades de diversas radiaciones, que corresponden a fuentes naturales. Por ejemplo, los integrantes de las tripulaciones de líneas aéreas -según las normativas internacionales- están catalogadas como personas expuestas ocupacionalmente. Esto se debe a que su trabajo se realiza en un lugar donde hay muchas más dosis de radiación, por eso no realizan más de determinada cantidad de vuelos por año.
Por otra parte, la población está además expuesta a fuentes artificiales de irradiación, de las cuales 95% está relacionado con la utilización de equipos médicos con la finalidad de realizar procedimientos de diagnóstico (tomografías, angiografías, radiografías y estudios de medicina nuclear, entre otros) o a tratamientos de diversas enfermedades.
Según enumeraron los especialistas, en los últimos 16 años, casi se duplicó el número de exámenes que utilizan rayos X. Así, se pasó de 5,5 millones de estudios por día, en el año 2000, a 9,9 millones de procedimientos por jornada a escala mundial actualmente, de acuerdo con los datos aportados por el Comité Científico de las Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica (Unscear).
Para graficar la situación, el ingeniero Gustavo Sánchez, presidente de la Sociedad Argentina de Física Médica, precisó que “una placa de tórax entrega al paciente la misma radiación que tres días de exposición a la radiación natural. Una tomografía de tórax puede entregar 400 veces esa dosis y una tomografía de cerebro entrega la dosis equivalente a un año de radiación natural. Ahora bien, las dosis que recibe el personal de salud se pueden reducir varias veces utilizando medidas de seguridad”.
Finalmente, agregó que “existe un límite de dosis para la exposición ocupacional que equivale más o menos a 10 años de exposición a la radiación natural, es decir, que un trabajador puede recibir por año como consecuencia de su trabajo una dosis equivalente a 10 años de radiación natural como máximo, cosa que afortunadamente no sucede, ya que si los equipos están en buenas condiciones y el trabajador se protege, la radiación a la que quedará expuesto será sensiblemente inferior”.