El 26 de abril de cada año, en todo el mundo, se festeja el Día de la Propiedad Intelectual en conmemoración a la fecha en la que en 1970 se puso en vigor el Convenio de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Desde el año en que las Naciones Unidas así lo declararon -2000- la OMPI elige un eje consigna que atravesará la materia sobre la cual versarán las distintas actividades, proyectos e investigaciones que se desarrollarán en la misma organización, los distintos institutos de Propiedad Intelectual del mundo y la comunidad toda durante ese año.
Para éste, la consigna es “Creatividad digital: reinventar la cultura”. Con ella, manifestó Francis Gurry, director general de la OMPI, se trata de abarcar comprensivamente no sólo el fenómeno particular que se produce en cada creación de obras e invenciones digitales sino también todo el movimiento de creatividad digital que se multiplica profusamente y que cada vez se vuelve más complejo en cuestiones como el reconocimiento de obras originarias, la paga por las labores intelectuales, su difusión, el acceso a ellas y sus límites.
La era digital se presenta como un desafío para la legislación de propiedad intelectual universal y también las internas que la continúan. La caída de las barreras territoriales que los Estados parecían mantener les hace difícil a sistemas jurídicos estancos la dilución de las problemáticas que se plantean en este nuevo contexto. Es que la propiedad intelectual es una herramienta que opera en diversos ámbitos: desde el económico y comercial hasta el estrictamente jurídico, pasando por el camino de las tecnologías y las ciencias duras. Bien empleada, puede impactar positivamente en las finanzas de los Estados, puede generar el fomento de determinadas industrias, la reivindicación de derechos de los pueblos originarios, promover el acceso a bajo costo de medicamentos e investigaciones de potencial explotación, la protección de obtentores vegetales y la extensión de movimientos artísticos por todo el mundo. No es de sorprender, entonces, que se trate de una categoría en el derecho tan cuestionada en sus instituciones como en sus manifestaciones, pero sin que se pueda dudar bajo ninguna circunstancia de su función reguladora.
La OMPI insta en esta época del año a toda la comunidad, vinculada directa o indirectamente con la Propiedad Intelectual, a promover su enseñanza y respeto. Lo hemos dicho en otras oportunidades, y no podemos dejar de repetir hoy, que el derecho de Propiedad Intelectual concentra su importancia allí en donde toca las áreas más íntimas y sensibles del hombre que le permiten vincularse con el exterior, expresar los más profundo de su ser de las maneras más diversas, identificarse y ser reconocido por sus habilidades para embellecer el mundo y aprovechar conscientemente los recursos que la naturaleza a puesto a su disposición.
Es que, al final, nos daremos cuenta -tal como una profesora pionera en esta materia en Córdoba suele decir- de que la Propiedad Intelectual nos rodea en todo, desde que nos levantamos hasta que finalmente descansamos y es por ello que en la misma interacción con el otro el producto de nuestro intelecto nos permite realmente volvernos comunidad y perseguir objetivos comunes.
* Agente de la Propiedad Industrial. ** Abogada