ESCUCHARCon un discurso que se modificó conforme el paso de los días desde el shock a cierto gradualismo, Macri apunta a mejorar la paridad cambiaria para favorecer a determinados sectores exportadores, abrir la economía en áreas específicas y revisar el gasto, entre ellos los subsidios.
Con la consigna de pobreza cero, buscará bajar la inflación “sin ajuste”. Habría negociación
con los buitres. El impacto sobre precios y salarios, uno de los desafíos.
Con consignas como pobreza cero, baja de la inflación, una economía más abierta y un tipo de cambio único y por encima del actual, el presidente electo Mauricio Macri encarará un programa del gobierno que, entre otros puntos, se apalancará en la “confianza” de ciudadanos e inversores para recuperar el crecimiento económico.
Precisamente esa premisa, la confianza, parece ser uno de los ejes que, complementado con otras medidas, será el centro del “cambio” que propone el presidente electo.
Es que, según explicaron sus principales laderos en materia económica que en rigor fueron cambiando desde los ortodoxos Melconian o Espert a más moderados como Rogelio Frigerio, la idea es que la confianza que aportará la llegada de Macri suponga la llegada de inversiones que permitan, por caso, levantar las restricciones para la compra de dólares y, paralelamente, evitar una suba excesiva aunque con un nuevo piso que mejore la competitividad de determinados sectores, principalmente agropecuarios.
El escenario que deberá abordar en ese frente es complejo. Prueba de la escasez de divisas es la progresiva restricción del Banco Central de la venta automática de dólares a los importadores. Las reservas sienten el impacto del pago de deuda y del goteo cada vez más pronunciado de la venta para atesoramiento, sin que haya un reflejo por el lado inverso, esto es; el ingreso genuino de dólares vía balanza comercial.
Sin chances de salir al mercado externo, los swaps con China fueron hasta ahora una alternativa para cubrir ese drenaje.
En ese marco, Macri promete negociar con los fondos buitres para poder volver al mercado de capitales y sumar dólares por esa vía. No está claro cómo se abordará esa negociación.
En ese marco, cuál será el valor del dólar desde el 10 de diciembre es una incógnita pero parece evidente que se ubicará muy por encima del actual.
También es incierto cómo hará para que, en caso de producirse una devaluación contundente, no se produzca un impacto en precios y en la pérdida de poder adquisitivo del salario. “Nunca hablé de ajuste”, dijo días atrás.
Es que el presidente electo prometió un plan para bajar de manera gradual la inflación a un dígito.
La mayor apertura de la economía, con quita de retenciones, eliminación de las trabas a las exportaciones y flexibilización de las importaciones, apuntarán a dinamizar la economía. Si bien podrían generar una baja en algunos precios, supondrían subas en otros y eventualmente impacto en la industria nacional y el empleo.
En cuando a los subsidios y las tarifas de servicios públicos, una quita pronunciada de los aportes, impactará en tarifas y por consiguiente en una suba de la inflación.
Al igual que con el dólar, los planteos extremos de una primera instancia dieron paso luego a una revisión gradualista. La decisión se verá después del 10 de diciembre.
En materia impositiva, además del tema retenciones, prometió modificar el impuesto a las Ganancias con suba del mínimo no imponible y cambio en las escalas.
Por lo demás, Macri habló de un plan de infraestructura y vivienda por 25 mil millones de dólares al año.
Finalmente, hizo referencia a mantener los planes sociales vigentes, entre ellos la Asignación Universal por Hijo y, en el caso de la Anses, los planes Procrear.
También aseguró que sostendrá las empresas públicas reestatizadas pese a que en su momento el PRO votó en contra de esas decisiones. Asimismo, en los últimos días, generó incertidumbre la posición respecto de la política energética y particularmente en relación con YPF.
