El nuevo Código Civil y Comercial dejó de ser sólo una discusión teórica para transformarse en una discusión teórica y práctica. La implementación y las reglas del hacer ganarán fuerza.
Por Silvia Liliana Barceló (*)
De ahora en más se abre un gran desafío para los operadores que implementarán las nuevas disposiciones. ¿Cómo hacer para que el propósito de estas nuevas normas se vea en sus efectos, particularmente en las reformas del Código en el Derecho de Familia?
Según Humberto Maturana, “el reconocer que lo humano se realiza en el conversar como entrecruzamiento del lenguaje y el emocionar que surge con el lenguaje, nos entrega la posibilidad de reintegrarnos en estas dos dimensiones con una comprensión más total de los procesos que nos constituyen en nuestro ser cotidiano, así como la posibilidad de respetar en su legitimidad a estos dos aspectos donde el ser es”.
Es relevante para nuestro trabajo darles y prestarles la debida atención a las emociones para que se realice este fluir del conversar, ya que sólo si se produce este encuentro se co-crearán los nuevos mapas o territorios por donde circulen más fácilmente los vínculos. Si no, se caerá en dibujos que no responderán a la realidad cotidiana de las partes.
Parentalidad
En algunas cuestiones que trae el Código Civil será preciso afinarse en las sutilezas de este conversar. A modo de ejemplo, tomo “El Plan de Parentalidad”. Es la intención de la norma que lo contiene que se realicen acciones claras para alcanzar soluciones a los conflictos que los progenitores transitan.
Ese plan no será otra cosa que un diseño creado por ambos progenitores en el ejercicio de su autonomía personal y de la libertad que les da su condición de ciudadanos de este territorio. Pero para que ambos ejerciten verdaderamente estos principios en la realización del “diseño”, será importante la participación de quien esté a cargo de suscribir y conducir aquél.
El operador deberá entonces tener la habilidad de construir un espacio para diseñar, por lo que se le demandará silenciosamente, para que el propósito de la norma se cristalice en soluciones adecuadas a este complejo presente, ser al menos un “gran observador” de todas las variables.
Siguiendo con Maturana, “el darse cuenta del entrelazamiento entre el emocionar y el lenguajear que todo conversar y, por lo tanto, que todo quehacer humano es, da fundamento a la comprensión de dos dimensiones adicionales del ser humano, esto es, la responsabilidad y la libertad”.
Según este autor, somos responsables en el momento en que en nuestra reflexión nos damos cuenta si queremos o no queremos las consecuencias de nuestras acciones, y somos libres en el momento en que en nuestras reflexiones sobre nuestro quehacer nos damos cuenta si queremos o no queremos nuestro querer o no querer las consecuencias de nuestras acciones.
Continúa Maturana diciendo que “al ser responsables y libres, el curso de nuestras acciones pasa espontáneamente a depender de nuestros deseos y del darnos cuenta de ellos y de esto. En estas circunstancias, tal vez lo más iluminador de estas reflexiones sobre la realidad y la razón esté en el darse cuenta de que la comprensión racional de lo más fundamental del vivir humano, que está en la responsabilidad y la libertad, surge desde la reflexión sobre el emocionar que nos muestra el fundamento no racional de lo racional” (Humberto Maturana: Lenguaje y realidad. El sentido de lo humano).
Siguiendo con el ejemplo del Plan de Parentalidad, en el nuevo sistema la escucha y participación del hijo menor de edad, fundado en los principios de respeto y de su capacidad progresiva, aumenta por lo menos la emocionalidad a tener en cuenta para trabajar.
En el convencimiento de que pertenecemos a sistemas interrelacionados influenciables los unos en los otros, la experiencia nos muestra que para alcanzar una solución es requisito una intervención sistémica y una mirada que haga foco en una imagen de solución.
Imagen de solución
Ésta es un hijo con sus padres detrás, respaldando, dándole la fuerza para la vida. Pero si el operador no puede incluir a ambos progenitores y ponerlos en un pie de igualdad detrás de ese hijo (imagen de solución), difícilmente facilitará un movimiento que genere en el tiempo mejores condiciones para ese niño.
El pensamiento sistémico requiere de una sensibilidad especial hacia las interconexiones sutiles, ante los conflictos y se posiciona en el origen real y profundo de los comportamientos y no en los errores individuales o en la mala voluntad. Así, posibilita esa imagen de solución.
Conclusión: facilitar cambios en el mapa de acción de otros demandará, en lo profundo, una mirada amplia y sistémica.
* Mediadora. Abogada.