Una Internet abierta es esencial para la economía y forma de vida norteamericana. Al reducir el costo de implementación de ideas, fomentar nuevos movimientos políticos y acercar más a las comunidades, se logró una gran influencia democratizadora que el mundo haya conocido, sostuvo el presidente Obama al promover una Internet abierta y libre.
Más que cualquier otro invento, Internet generó posibilidades antes inimaginables, principalmente porque sus proveedores brindaron un trato igualitario a todo el tráfico, principio conocido como “Neutralidad de la red”, que se traduce en que un emprendedor tiene las mismas oportunidades de triunfar que las grandes corporaciones; que el acceso al blog de un estudiante no es injustamente demorado, ralentizado, para privilegiar anuncios comerciales.
Obama solicitó a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) que establezca un conjunto de reglas que protejan la neutralidad en la red y aseguren que las compañías de cable ni las telefónicas actúen como “porteros”, decidiendo qué se puede hacer o ver online.
Propone estas reglas:
No bloqueo: si un consumidor solicita acceso a una web, y el contenido es legal, su ISP no debe poder bloquearlo. Así, todos los actores -no sólo los clientes del ISP- tienen una oportunidad para su negocio.
No estrangulamiento: los ISP no deben poder retrasar algún contenido y acelerar otros -a través del proceso de “estrangulamiento”- basado en el tipo de servicio o las preferencias del ISP.
Transparencia: la conexión entre consumidores e ISP –conocida como última milla- no debe ser el único espacio donde los sitios tengan tratamiento especial. Las reglas de neutralidad se deben aplicar a todos los puntos de interconexión entre los ISP y el resto de Internet.
No a la prioridad por pago: ningún servicio debe ser atrapado en el “carril lento” por no pagar. Ese control de acceso socava la igualdad de oportunidades y debe prohibirse explícitamente la prioridad por pago y cualquier otra restricción con efecto similar.
Desde hace tiempo la ley fija obligaciones especiales para las telefónicas, prohibiéndoles aprovecharse del monopolio que disfrutan y exigiéndoles que habiliten a sus clientes a hacer llamadas a clientes de otras compañías. La misma filosofía debe guiar cualquier servicio que se basa en la transmisión de información -ya sea una llamada telefónica o un paquete de datos-. La FCC debe promover la competencia, innovación e inversión en las redes y para ello, debe proteger una Internet abierta, accesible y libre, concluye Obama.
* Abogado especializado en nuevas tecnologías / [email protected]