Por Luz Saint Phat / [email protected]
Eduardo Bittar, presidente del Colegio de Abogados de Córdoba, indicó cuáles son las claves para pensar el ejercicio de la profesión en un escenario de transformaciones
La sociedad y el mundo se encuentran en un vertiginoso proceso de transformación que demanda nuevas competencias y conocimientos al campo disciplinar del derecho y a sus profesionales.
– ¿Cuáles son los ejes de trabajo de su gestión frente al colegio?
– Al momento de realizar un diagnóstico sobre las necesidades de los matriculados y las prioridades que debíamos asumir en el Colegio, identificamos tres ejes principales.
En primer lugar, la necesidad de asegurar un colegio de proximidad para todos los colegiados, que se encuentre presente donde ellos trabajan diariamente, los apoye y los escuche en sus problemáticas.
En segundo lugar, un colegio moderno y transparente, que incorpore la tecnología en la gestión y lleve adelante un modelo de gobernanza abierta y transparente.
En tercer lugar, lo más importante. En un contexto económico muy complejo, en el que muchos abogados y sus familias se encuentran en situaciones críticas, la prioridad absoluta del colegio pasa por defender de manera activa a los colegiados, asegurándoles el ejercicio de la profesión en un contexto de respeto y trato adecuado, propiciando un ecosistema administrativo y judicial eficiente, que permita una resolución eficaz de los casos a su cargo y ejerciendo todas las acciones posibles para asegurar a los letrados una retribución justa, equitativa y digna por su tarea.
Para lograr estos objetivos fijamos un plan de metas calendarizado por meses y nos valemos de diversas herramientas novedosas en la gestión, tales como el Cuerpo de Acción Gremial, conformado por destacados especialistas que se encargan de defender a sus colegas ante avasallamientos en el ejercicio profesional. Creamos también un Observatorio de Honorarios para hacer un seguimiento de las tendencias en la materia, y en los casos en que pueden afectar a los matriculados nos estamos presentando amicus curiae para que la Justicia conozca la opinión del Colegio. Estamos trabajando además en proyectos de reformas legislativas que redundarán en beneficio de los matriculados, pero, también, de la sociedad en su conjunto.
– ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan los abogados en la actualidad?
– Ejercer la actividad en el contexto actual resulta extremadamente complejo, y demanda un compromiso absoluto con la profesión, que se traduce en una dedicación de tiempo completo.
Por un lado, existen nuevas realidades que se van presentando y van complejizando las reglas de juego de la sociedad. En los últimos años, la cuestión ambiental, los derechos de los consumidores, la protección de minorías y sectores vulnerables, la perspectiva de género y otras cuestiones han impactado en las normas vigentes, dando lugar a numerosas leyes especiales, a la reforma del Código Civil y Comercial y a la necesidad de aprender a correlacionar normas y principios constitucionales y convencionales.
Estas transformaciones también se dieron en el plano procesal, con la adopción del expediente electrónico y la generalización de los procesos orales.
Todo ello en el marco de un país con una crisis económica y social muy significativa, con cambios permanentes en las leyes.
En este contexto, los abogados saben que para poder prestar sus servicios adecuadamente necesitan prepararse intensamente en cuestiones jurídicas novedosas y en habilidades blandas. Y deben hacerlo mientras aseguran su subsistencia económica y la de sus familias, lo que no siempre está garantizado.
Ejercer hoy en día la profesión es sumamente complicado y requiere de una gran vocación personal. El Colegio de Abogados debe realizar el acompañamiento necesario para que sea posible y el servicio que prestamos los abogados, que es de una enorme importancia para la sociedad, pueda ser de alta calidad.
– ¿Cuál es el impacto de las nuevas tecnologías (como la inteligencia artificial) en la actividad?
En Córdoba, tanto en la administración pública como en el Poder Judicial, casi todos los trámites se realizan por expedientes electrónicos, lo que demanda de parte de los abogados, además de contar con los recursos tecnológicos suficientes, estar suficientemente capacitados para realizar un manejo suficiente de estos recursos. Aquí encontramos un primer problema para algunos sectores de la matrícula: los abogados en situaciones de vulnerabilidad que presentan dificultades para acceder a recursos tecnológicos adecuados de manera sostenible o abogados mayores con una limitada alfabetización digital, que quedan en desventaja para el ejercicio profesional. Es un desafío del colegio asistir a estos colegas para minimizar estos inconvenientes y asegurarles la posibilidad de ejercer la profesión en condiciones igualitarias.
El expediente electrónico es una herramienta de gran utilidad para la tramitación eficiente de las causas, pero ha reducido las instancias de contacto e interacción entre los abogados y los tribunales, requiriendo la generación de carriles alternativos para que pueda darse una comunicación fluida y que la tecnología no conlleve una despersonalización en el servicio de justicia.
Respecto a la inteligencia artificial, está impactando actualmente en todas las actividades y prácticas sociales, laborales y profesionales, y el ejercicio de la abogacía no es la excepción. Algunos abogados la están utilizando en base a iniciativas e inversiones personales, pero es necesario que todos cuenten con los conocimientos necesarios para mantener un vínculo amigable con estas herramientas, que pueden mejorar cualitativamente la eficiencia y la economía de tiempos en la actividad profesional. Es por ello que asumimos como meta para el Colegio el dictado de cursos de capacitación en Inteligencia Artificial, los cuales comienzan a finales de este mes de agosto.
– ¿Cuáles son las principales competencias y habilidades que deben incorporar los abogados en la actualidad?
– Es una condición necesaria para ejercer de manera eficiente nuestra profesión la capacitación técnica y la actualización permanente en cuestiones jurídicas. Pero no es una condición suficiente.
Hoy por hoy, la práctica profesional demanda mucho más que saber de derecho, y requiere capacidades muy variadas.
Ya mencionamos los conocimientos tecnológicos. Añadiría la necesidad de incorporar habilidades blandas tales como técnicas de negociación, técnicas de litigación oral, administración de estudios jurídicos, entre otras, temas sobre los que el Colegio está realizando un intenso trabajo por parte del área académica, a fin de generar capacitaciones en estas materias.
A ello debe sumarse la formación en ciertas cuestiones transversales imprescindibles para ejercer la profesión de una manera legítima, tales como la perspectiva de género, la ética profesional o la protección de los sectores más vulnerables de la sociedad.