La pandemia de Covid-19 y las restricciones en la circulación provocaron cambios sustanciales en la industria minorista a nivel global.
De acuerdo a un análisis de la empresa de soluciones informáticas Manhattan Associates, antes de la cuarentena el comercio electrónico era el segmento minorista con más rápido crecimiento y ahora se observa que ese negocio, que atiende el cumplimiento de pedidos en línea en comercios y centros de distribución, crece a un ritmo desenfrenado.
“Estamos viendo un aumento en los nuevos métodos de cumplimiento online y físicos, especialmente los que reducen o eliminan las compras en los comercios”, señaló Oscar Valero, director la firma para América Latina.
En Argentina, el e-commerce facturó $403.278 millones en 2019, según datos de la Cámara Argentina de Comercio (CACE), lo que representa un crecimiento de 76% respecto de 2018.
El 90% de los adultos argentinos ya realizó al menos una compra online alguna vez (18.3 millones de personas). De estas ventas, el 78% se realizó a través de tarjeta de crédito.
Cuando a nivel mundial hubo una afectación en la cadena de suministro por la interrupción en la distribución de las fábricas asiáticas que se desconectaron debido al brote de coronavirus, las empresas comenzaron a analizar los datos para comprender mejor cómo esta interrupción y la demanda actual afectarían sus ventas a largo plazo y Argentina no fue la excepción.
“Estamos viendo que las cadenas de suministro se adaptan a picos de demanda sin precedentes. Los clientes minoristas han informado aumentos de la demanda de hasta cinco veces. En Manhattan, estamos recibiendo tres veces el número normal de solicitudes de nuestros clientes en cuanto a soporte”, explicó Valero.
Las firman del sector explican que no sólo se trata del aumento de la demanda, sino también de la suba sustancial de ciertos productos críticos y de la necesidad de las empresas de adaptarse a nuevas firmas de vender.
Los especialistas describen que los minoristas ajustan la disponibilidad de su inventario para que haya más artículos en sus tiendas online ya que con el cierre de los comercios físicos.
En tanto, según estimaciones de la consultora Kantar, la cantidad de personas que realiza sus compras online creció 30% con la crisis del coronavirus y tres de 10 compradores nuevos volverían a repetir la experiencia.
Sin embargo, las entregas pueden significar un verdadero embudo para los comercios que no tienen su sistema de envíos optimizado.
Según un informe del Baymard Institute, dedicado a analizar la expeiencia del usuario, el 50% de los carritos que se abandonan se deben a esos costos ocultos que en muchos casos incluyen impuestos y no son explicados con claridad. “En el marco del Covid-19, si bien las ventas aumentaron, falla la entrega, que no es inmediata.” señaló Federico Aon, director de Commerce & Industry en Snoop Consulting, otra empresa dedicada a brindar soluciones informáticas.
“Si lo pensamos bien, el confinamiento obligatorio ha dado una gran oportunidad para hacer crecer las ventas online, es como si nos hubieran encerrado en un shopping. Por eso, hay que aprovechar este momento, pero teniendo en cuenta que la compra no termina solamente en el carrito, sino cuando lo recibe el cliente. Y es aquí donde suele estar el principal problema. Cuando no se entrega y no se entrega rápido, la gente no quiere comprar” completó Aon.