Por Carolina Brenner – [email protected]
Enviada especial a Porto seguro
La historia del primer desembarco de los portugueses en esas tierras está presente en el paisaje de Porto Seguro, como una marca indeleble que se refleja en viviendas de estilo colonial, edificios e iglesias de la época, enmarcados por un mar celeste, playas extensas y vegetación intensa a lo largo de una franja costera colmada de sorpresas
La humedad del nordeste brasileño relaja el cuerpo. Mar turquesa, brisa fresca y el inconfundible aroma del acarajé que se diluye en la espesura de la selva atlántica.
Porto Seguro amanece soleado, como la mayoría de sus días. Se percibe calmo y cautivador desde su centro histórico, un prolijo patrimonio arquitectónico acurrucado sobre un gran acantilado que ataja la inmensidad del océano.
Las leyendas del descubrimiento se perciben en los tesoros del conglomerado de monumentos. Como una señal identitaria indeleble.
“Sehores, bienvenidos a la cuna de Brasil, aquí es donde todo comenzó”, revela Juciano en un perfecto portuñol.
El guía local reúne al grupo en un rincón de lo que se conoce como la cidade alta, frente a la iglesia Nossa Senhora da Pena, para contar que la región colgada del extremo sur del estado de Bahía fue la primera tierra que pisaron los portugueses hace más de quinientos años. Señala un punto infinito en el arrecife de coral que se avista en el horizonte y agrega que para ser más exactos, el arribo del navegante Pedro Álvares Cabral se concretó en el Monte Pascoal, situado a unos kilómetros de ese lugar.
La narración se funde con el paisaje y se convierte en un viaje al pasado. La vida tal cual se imaginaba a principios del siglo XVI está simbolizada en un entramado de viviendas coloniales multicolores que son testimonio del primer proyecto habitacional del país.
Las fachadas en tonalidades pasteles recortadas por ventanas de arcos perfectos se intercalan con vendedores de artesanías, cacao, coquinhos, jugos naturales e instrumentos típicos.
El recorrido por el caserío es musicalizado por el sonido del berimbau, una especie de arpa confeccionada con bambú que en manos expertas regala una melodía dulce y pegajosa.
En la misma manzana, las anécdotas de la conquista, la elección de la bahía para el desembarco, el contacto de los colonizadores con los tupis guaraníes, sus costumbres y adornos, y otros testimonios de aquellos días adquieren una dimensión palpable en el museo donde antiguamente funcionaba una cárcel. El predio se completa con la iglesia Nuestra Señora de la Misericordia y la de San Benedito, construida por los jesuitas.
Aunque estos edificios emblemáticos del pasado parecen estar compactados en este acotado reparto de cuadras, casi toda la ciudad ocupa el patrimonio histórico, motivo por el cual no se permite la construcción de inmuebles de más de tres pisos.
En este punto es donde saltan los contrastes. El poblado de casa bajas y tejados uniformes se diferencia del circuito costero salpicado de grandes hoteles, posadas y complejos de cabañas que delatan la importancia del turismo para la industria local.
El destino que conquistó a los argentinos en los años 90 y hoy vuelve a estar en los planes de la mayoría de estos veraneantes, recibe por año a más de un millón de viajeros de todo el mundo que lo eligen seducidos por la variedad de sus playas y diversidad de atracciones.
“Proponemos a nuestros visitantes que descubran a sua tribo (su tribu), que se identifiquen con cada uno de los productos turísticos que tenemos para ofrecerles, que -además de mar y playa- contemplan otras opciones como golf, gastronomía, cultura, vinos y hasta música clásica”, revela Gutto Jones, asesor especial de la Secretaría de Turismo de Porto Seguro.
Lo cierto es que la extensa oferta de excursiones y actividades habla de un destino inagotable agraciado por mucho más que 85 kilómetros de costa con todo lo que una persona busca en estos parajes: aguas cálidas y transparentes, arenas suaves, simpatía bahiana, comida fresca, clima tropical, música, baile, deportes náuticos y ambientes para todos los gustos.
Así, por ejemplo, basta una media jornada para colarse en la aldea indígena pataxó da Jaqueira, inmersa en el verde glorioso de la selva y presenciar sus ritos espirituales, técnicas para cazar animales y preparaciones medicinales, conocer su escuela y hasta probarse sus vestimentas.
La región es habitada por cuarenta asentamientos originarios integrados por una treintena de familias. Cada una de ellas aprovecha la presencia del turismo para ofrecer sus artesanías y remarcar la necesidad de proteger su territorio como fuente de vida.
Alas mágicas
El nacimiento de una mariposa no es siempre exclusividad de un documental del cable. En el nuevo mariposario “Alas mágicas”, inaugurado hace poco más de un año, la transformación de la oruga en vivo y en directo forma parte de su jornada habitual. El espectáculo natural justifica los aproximadamente cuarenta minutos de viaje en auto que separan la zona costera de Porto Seguro del predio temático.
La idea surgió de un sueño familiar protagonizado por una bióloga francesa y un aventurero dominicano, que decidieron instalarse en estas latitudes y aprovechar la nobleza de esta vasta espesura para cazar mariposas, exhibirlas y promover la toma de conciencia de la conservación de la especie. El circuito cuenta con tres recintos donde habitan más de trescientos ejemplares y se completa con un lago para navegar con pedalines y un bar donde degustar algunos platos típicos creados por la familia europea como la “Quiche Lorraine” y las “crepas”.
El encanto de la diversidad
Aunque es meritorio el esfuerzo del municipio por mostrar el “lado B” y la diversificación del destino, la playa y el mar siguen siendo los atractivos más tentadores del lugar.
La zona costera de Porto Seguro que se extiende desde Mutó hasta Caraíva esta dividida en dos litorales separados por el río Buranhém. Hacia el norte el ambiente se caracteriza por ser más animado y festivo con balnearios que se asolean al ritmo del axé, la lambada y el forró, entre cuerpos esculpidos y bronceado uniforme que inhiben la palidez de los recién llegados.
El río oficia de límite natural entre lo popular y lo exclusivo. Un sistema rudimentario de balsas es el único medio para cruzar de un lado al otro tanto para peatones como para vehículos. El mismo trayecto que embarcados dura apenas cinco minutos, tiene otra opción por ruta, pero demanda más de una hora.
En el otro extremo se encuentra Arraial D´Ajuda, una antigua villa de pescadores que resguarda la simpleza y tranquilidad. Allí, los grandes hoteles quedan atrás y son suplantados por pequeñas posadas boutiques de gusto exquisito y paradores con más comodidades y decoración. También contrasta con el centro comercial de Porto Seguro (conocido como la pasarela del descubrimiento) abarrotado de negocios, shoppings, tráfico y tumulto. En esta parte, la arteria principal o rua do Mucugê se caracteriza por tiendas de estilo, restaurantes gourmet y lucecitas a media intensidad.
La iglesia Nuestra Señora D´Ajuda corona el circuito de callecitas empedradas y fachadas coloniales. Tras lo que se reconoce como el primer santuario de Brasil, un millar de cintitas de colores decoran la baranda que la separa del acantilado. Las tiendas de los alrededores las ofrecen por un real.
“Hay que pedir tres deseos y atarla junto a las demás”, explica Juciano, y continúa explicando que “a la derecha del templo se encuentra la sala de los milagros, donde hay que entrar con fe y tener cuidado porque allí la energía es muy pesada”.
La devoción por la historia y la religiosidad de esta región se advierte no sólo en sus parroquias, se contagia de las vendedoras de sahumerios e imágenes seculares, del entusiasmo plasmado en sus narraciones, del fervor que manifiestan por medio de sus ritos, una capoeira o una exhibición de maculelê. Cautivados por la unción de este pueblo, la mayoría de los turistas optan por sumarse a la iniciativa, piden los deseos y continúan su trayecto con un dejo de esperanza bahiana.
Cómo llegar
Aerolíneas Argentinas opera un vuelo directo Córdoba – Porto Seguro cuya tarifa parte de $12.300 ida y vuelta. Tiene una frecuencia semanal y sale los jueves del aeropuerto Ambrosio Taravella a las 23.10 y regresa los viernes a las 04.10. Son casi cuatro horas de vuelo.
Más info: www.aerolineas.com.arDónde dormir
En Porto Seguro:
-Toko Village Apart Hotel www.tokovillage.com
Tarifas desde 200 reales por día en cabañas para cuatro personas.
-Restort La Torre
www.resortlatorre.com.br
-Solar do Imperador
solardoimperador.com.br
En Arraial D’Ajuda:
-Saint Tropez Praia Hotel www.saint-tropez.com.br
– Arraial Eco Resort
www.arraialresort.com
En Trancoso
-Club Med www.clubmed.comQué hacer
-Excursión al centro histórico. Para grupos de hasta 40 personas la visita guiada cuesta 150 reales, y 30 reales por persona.
-Excursión aldea Pataxó Jaqueira. Desde 100 reales por persona.
– Visita al Mariposario Aves Mágicas. Entrada 40 reales adulto. www.avesmagicas.com.br
– Excursión a Trancoso. Desde 60 reales por persona con traslado, visita al centro histórico y playa de las Palmeiras.
– Playa Espejo. Desde 80 reales por persona desde Porto Seguro.
– Paseo en bicicleta por diferentes circuitos.
www.bahiaactive.com.br
– Arraial D’Ajuda Eco Parque. Entrada 100 reales por persona.
www.arraialecoparque.com.brMás información:
www.portosegurotur.com
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Instagram @portosegurotur
Twitter: PortoseguroturMás información ver nota “El reducto donde reina lo exclusivo de la simpleza”