El ritmo del merengue que se escapa desde una hilera de quinchos gigantescos descomprime las tensiones del vuelo. Al ingresar al Aeropuerto Internacional de Punta Cana un cuarteto de músicos recibe a los pasajeros con los sonidos que sintetizan el alma dominicana. Simultáneamente, un grupo de bailarinas emperifolladas con los trajes típicos de la región se toma fotografías con los recién llegados.
Desde ese momento y hasta el final de la estadía, una exagerada hospitalidad y las sonrisas de oreja a oreja de los habitantes del balneario caribeño serán el denominador común en cada encuentro.
La cordialidad se exagera aún más en el hall del hotel con una bienvenida al estilo “estrellas de Hollywood” bañada de champagne, flores y melodías autóctonas, donde los huéspedes reciben una pulsera que servirá para abrir las puertas del paraíso “todo incluido”.
En la mayoría del centenar de hoteles que custodian una playa extensa de arena blanca y mar turquesa se impone el sistema “all inclusive”, la forma más sutil de acceder a todos los servicios gastronómicos y de recreación , y olvidarse literalmente de la billetera.
Comida nunca falta. Durante las 24 horas siempre hay un espacio disponible donde saciar la sed y el hambre…o la gula! En el bar de playa se mantienen calentitos y al instante los platos rápidos como hamburguesas, pizzas y panchos, mientras desde la barra, un joven con movimientos eléctricos prepara tragos alegrados con ron y vodka.
Es un clásico el gran salón de autoservicio salpicado de islas donde desfilan los mariscos, carnes, ensaladas y postres que se renuevan de acuerdo a la nacionalidad que los ambientará ese día.
Más allá de los tradicionales y de acuerdo a la categoría y la dimensión de la cadena, el lugar sumará tantos restaurantes temáticos como se lo permita su superficie.
El Vik Hotel Arena Blanca ubicado en el centro de la playa Bávaro, ofrece dos opciones gourmet: la italiana y la marina. Además del sector exclusivo en el Cayena Club donde se cocinan las mejores langostas en una terraza que exhibe como propia una luna brillante y redonda reflejada sobre el mar.
Luego de la cena, un equipo de animadores invitan a los comensales a participar del show, que como todas las noches resuelve la salida nocturna con danzas, acrobacias, imitaciones, juegos y premios.
Para quienes aún no se resisten al sueño, la disco los espera con un repertorio de merengue, bachata, reggetón y pop en una burbuja multinacional donde se fusionan alemanes, holandeses, españoles y norteamericanos.
Días de playa
El temprano amanecer del Caribe se aprecia mejor con una caminata a lo largo de la playa mientras el oleaje que se extingue en la costa, cosquillea los talones.
La estadía en Punta Cana transcurre sobre el tendal infinito de arena blanca, en las actividades organizadas frente al mar, en los camastros alineados bajo un sol abrazador, en la inmensidad de las piscinas que se desperdigan entre el palmar o a bordo de un catamarán surcando el océano.
Fuera de este marco, prácticamente no hay pueblo ni calles para recorrer si no es en un taxi que sale fortunas. Sólo existe un gran centro comercial con marcas premium que no merece más de una visita.
Para colmar las necesidades de compra de los turistas, los lugareños idearon una especie de shopping sobre la playa, con toldos erigidos sobre la arena donde se comercializan artesanías talladas en madera, los típicos habanos y el café dominicano y las pinturas naiff propias de la región.
Lujo al extremo
El lujo y la comodidad absoluta se concentra en algunos hoteles como el Edén NH, inaugurado hace apenas un año, que desborda de buen gusto, modernismo y detalles exclusivos.
En el sector VIP las habitaciones tienen un jacuzzi en el balcón donde es posible tomar un baño de inmersión bajo las estrellas con el sonido envolvente de la marea.
La piscina, además de su bar flotante, cuenta con reposeras de material sumergidas en el agua y pequeños hidromasajes a su alrededor.
En el Edén los huéspedes pueden tomar clases de baile, acuagym, tejido artesanal, pintura y cocina en un parque nutrido de palmeras, fuentes y jardines multicolores. También, pueden acceder al centro náutico para solicitar en forma gratuita toda la parafernalia de juguetes acuáticos imaginable como barcos, windsurf, kayaks o contratar excursiones de buceo y snorkeling.
La animación es inagotable y siempre está cerca algún miembro del equipo de recreación con un trago en la mano y una lluvia de cumplidos. Alejarse es fácil para quienes disfrutan de la paz y la intimidad, lo aconsejable es recluirse bajo una palmera y disfrutar de un paisaje digno de postal.