Las pymes de la región consideran que las barreras para entrar en Europa son los aspectos macroeconómicos, el marco normativo y la importancia que se le da a la calidad y la innovación en ese continente
“En un mundo globalizado como el nuestro, el desarrollo de las pymes va de la mano de su internacionalización, es decir, toda modalidad de vinculación con el exterior”, escribe Florence Pinot de Villechenon, coordinadora del informe “La internacionalización de las pymes latinoamericanas y su proyección en Europa”, realizado por el Centro de Estudios y de Investigación América Latina Europa (Cerale, por sus siglas en francés), perteneciente a la Europe Business School (ESCP), con el apoyo del Instituto de las Américas y de la Fundación EU-LAC (creada por los jefes de Estado de la UE y de la Celac en 2010).
El objetivo del estudio fue analizar las barreras que las pymes latinoamericanas deben superar para acceder a los mercados internacionales y a sus cadenas de valor e identificar los factores susceptibles de propiciar la asociación birregional.
Este estudio abarcó nueve países -Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Perú y Uruguay-, en los sectores de agroindustrias, automotor y aeronáutico, de energías renovables y tecnologías medioambientales y de turismo e industrias creativas.
Fue realizado entre enero de 2015 y junio de 2016. De tipo cualitativo, está basado en 225 entrevistas a empresarios pymes sobre sus experiencias de internacionalización y su percepción del mercado europeo, entre otros temas.
Ingresar a Europa
“Algunos empresarios parten del supuesto de que es difícil operar en Europa y descartan de entrada la posibilidad de explorar este mercado”, dice el informe. Para Cerale, “58% de los empresarios consultados considera difícil” el acceso al mercado europeo, mientras que “es en el sector de las TIC, de las industrias creativas y del turismo en los que la apreciación de la dificultad es menos severa”, porque son “sectores menos normalizados y reglamentados”.
En cuanto al tipo de obstáculos, no se trata sólo de regulaciones sino también de aspectos más inmateriales, como los prejuicios que el mercado europeo tiene del proveedor latinoamericano.
La macroeconomía pesa también: “La dificultad que tenemos es que los clientes europeos piden contratos con precios fijos durante dos o tres años, lo que nos obliga a cuidarnos de posibles cambios en los costos”, asegura una pyme ecuatoriana.
Por su parte, una argentina, de soluciones informáticas, dice: “Las dificultades a la hora de trabajar con mercados foráneos se explican por los desequilibrios económicos, la inflación en dólares por el tipo de cambio y la escasez de información sobre comercio de doble imposición tributaria”.
En la comparación, los mercados americanos son percibidos como más cercanos; la casi totalidad de los empresarios no considera a Europa como un mercado natural. “Muchos confirman el postulado según el cual el mercado vecino es el más fácil -dice el informe-. Varias empresas brasileñas anuncian haber comenzado su proceso de internacionalización exportando a Argentina y a Uruguay; las argentinas a Chile; las uruguayas a Argentina y a Brasil. En cuanto a las mexicanas, se dirigen naturalmente al mercado estadounidense”, que se percibe como más fácil.
“Europa es un mercado muy difícil, por el costo, llegar y publicitarse allá es caro”; “es muy difícil acceder al mercado europeo, principalmente porque no conocemos la cultura y tampoco la demanda como la de EEUU”; “el europeo es un mercado formal y serio pero no muy grande y con muchos actores dentro de él, versus EEUU que es un mercado más estable, predictivo y ordenado”, son algunos de los comentarios.
En cuanto al destino, “las exportaciones de las pymes latinoamericanas se dirigen mayoritariamente a la región: 64% son realizadas en el propio continente, de las que 38% se destina a los países latinos.
Para los empresarios entrevistados, “Europa representa 20 por ciento del mercado exportador latinoamericano. De la totalidad de exportaciones de las pymes hacia Europa, 68% va a España, Francia, Reino Unido y Alemania, es decir, a los países con los cuales las relaciones económicas son más estrechas y que mayor nivel de inversión tienen en Latinoamérica”.
El informe también avanza sobre las importaciones: “Los mismos países se destacan como proveedores de importaciones, con excepción del Reino Unido, cuyo peso es menor. Según señala el informe, 75% de las importaciones europeas realizadas por las pymes latinoamericanas proviene de cuatro países: Alemania (30%), Italia (16%), Francia (15%) y España (14%)”.
“Estas cifras resultan coherentes entre sí y muestran que el mercado europeo, si bien es desafiante, no resulta infranqueable”, es una de las conclusiones del estudio.
Barreras y ventajas
En cuanto a las barreras que perciben estos empresarios para la internacionalización en Europa, se encuentran principalmente los aspectos macroeconómicos (situación económica y tipo de cambio). Le sigue el marco normativo y la importancia dada a la calidad e innovación. La distancia geográfica y el peso atribuido a los costos de transporte y logística, y los procesos administrativos, van juntos, mientras que las dificultades lingüísticas y culturales resultan manejables.
Entre los elementos que operan como ventajas a la hora de la salida al mundo figuran desde el conocimiento del idioma hasta la experiencia previa (académica o laboral) en el exterior, pasando por las certificaciones para alinearse con los estándares internacionales (“más que un costo son un atributo que le aporta utilidades a la empresa”) y la innovación.
Otros factores facilitadores de la internacionalización son el acceso a la información sobre mercados foráneos y a Internet y a las TIC, las redes de contactos interpersonales (networking) y la participación en ferias. Desde luego, también los tratados de libre comercio y otros acuerdos bilaterales.
Por último, los costos de producción no resultan un elemento determinante para internacionalizarse, según las pymes latinoamericanas, ya que la mano de obra en la región no es de las más caras del mundo.
Conclusiones
Las pymes de la región están en una fase temprana de internacionalización: dominan las modalidades básicas como exportación e importación.
Hacer negocios en Europa constituye un desafío al alcance de los latinoamericanos, siempre que se reúna una serie de condiciones.
Con frecuencia, las dificultades tienen más relación con el escaso conocimiento, a pesar de los lazos culturales entre Europa y América Latina.
“Las dificultades a la hora de trabajar con mercados foráneos se explican por los desequilibrios económicos, la inflación en dólares por el tipo de cambio y la escasez de
información sobre comercio de doble imposición tributaria”