Se presentó Afluenta, un sitio web donde las personas pueden invertir en préstamos para otras, sin intermediarios, transformando las condiciones de créditos y las inversiones en valores más justos.
El auge de las redes sociales y el costoso acceso a créditos propició la aparición en Argentina de la primera red on line de finanzas colaborativas, que conecta a solicitantes de créditos con inversores interesados en prestar dinero. “Hay un gran sector de la población decepcionado (con los bancos) por la brecha existente entre la tasa de interés ofrecida a los ahorristas, y la tasa que se les cobra a los solicitantes de un crédito”, explicó el director y fundador de Afluenta, Alejandro Cosentino.
“Afluenta permite invertir en créditos para otras personas ayudándolas a cumplir sus sueños y, al mismo tiempo, obtener un rendimiento más alto que el de los depósitos fijos que ofrecen los bancos mediante un sistema simple y transparente”, subrayó Cosentino.
Todo legal
La red, que fue autorizada por la Comisión Nacional de Valores y lleva en funcionamiento poco más de un mes, opera bajo la figura legal del fideicomiso y permite, por un lado, a los inversores invertir desde cinco mil pesos y los solicitantes pueden pedir un máximo de 80 mil pesos (17.167 dólares) a devolver en 12, 24 ó 36 plazos.
Para pedir un préstamo hay que registrarse y aportar documentación que garantice la solvencia económica del solicitante. A continuación, la compañía se encarga de validar su identidad y hacer una evaluación crediticia del cliente durante los últimos 25 meses.
Si la evaluación es positiva y deciden conceder el préstamo, éste se divide en varios microcréditos que son financiados por muchas personas por medio de una subasta a la baja, es decir, se adjudican a quien ofrece una menor tasa de interés.
Afluenta mantiene la confidencialidad de la identidad de los participantes, protege la seguridad de los datos, administra el crédito para las partes y realiza las transferencias de dinero, al tiempo que sistemas inteligentes de análisis crediticio monitorean el pago de las cuotas, disminuyendo los riesgos de incobrabilidad.
El plazo medio entre que una persona solicita una suma de dinero y lo obtiene oscila “entre los diez y veinte días, dependiendo si quiere el crédito lo más barato posible -entonces alargará la subasta hasta el final-, o lo necesita de forma rápida”, destaca Cosentino.
Como “los solicitantes no dependen de un único inversor, mejoran las condiciones de su crédito”, al mismo tiempo que la diversificación del dinero de los prestamistas que pueden invertir minimiza el riesgo de impago, aclara el directivo.
Con pasta emprendedora
Este emprendedor, de 49 años, recuerda que empezó a madurar la idea en 2008, cuando vio que “crecía una economía del compartir y cambiaba la forma de relacionarnos, incluso de consumir” y se dio cuenta de que ésta podía aplicarse a los préstamos, tal y como ya había empezado a hacer Zopa en Reino Unido y después se ha extendido por otros países, entre ellos España, de la mano de Comunitae.
El proyecto permite a Cosentino “maridar” su experiencia en el sector bancario, donde fue director de marketing del Santander Río, filial argentina del español Santander, y de American Express, y en el tecnológico, donde ayudó a difundir las radios en línea en Voy Music.
Proyecto incubado
“Internet es una plataforma que ha cambiado nuestras vidas y los proyectos que nacen vinculados con esta plataforma no son una moda sino que vienen a solucionar problemas reales; por ejemplo, en el caso de Afluenta, la escasez de crédito”, precisó Marta Cruz, cofundadora de Nxtp Labs, la aceleradora de negocios tecnológicos que incubó este emprendimiento.
Y como el problema no se limita a Argentina sino que se extiende más allá de sus fronteras, Afluenta estudia expandirse a Perú, Colombia y Chile