ESCUCHAREl contexto dificulta el crecimiento de emprendedores capaces de crear empleos de calidad y convertirse en empresas competitivas con potencial y proyección.
El contexto argentino dificulta el crecimiento de emprendedores capaces de crear empleos de calidad y convertirse en empresas competitivas con potencial y proyección.
En los últimos años, el acceso al financiamiento y la base científico-tecnológica fueron los componentes más escasos en el terreno, rico, no obstante, en cultura emprendedora, capital social y, hasta hace poco tiempo, en la demanda del mercado doméstico.
Las conclusiones son producto de una investigación que se condensa en un índice elaborado por el Programa de Desarrollo Emprendedor (Prodem), del Instituto de Industria de la Universidad Nacional de General Sarmiento, que releva y compara las condiciones para el surgimiento y expansión de nuevas empresas con alto impacto.
En el denominado “Índice de condiciones sistémicas para el emprendimiento dinámico”, el país es quinto en la región, pero se encuentra rezagado, por debajo de la media en un grupo más numeroso a escala global. El indicador evalúa diez dimensiones en 54 países. Los distintos aspectos abordan factores sociales, culturales, económicos y políticos que forman un sistema más o menos favorable para fomentar los emprendimientos, algo que, aclara Hugo Kantis, director del Prodem, excede la coyuntura.
El estudio pone la mirada sobre la región, liderada por Chile, y seguido por México, Brasil y Costa Rica. “El panorama general combina la presencia de algunas tendencias auspiciosas junto con importantes debilidades”, se escribe en el estudio. Algo similar se desprende del detalle de la Argentina, en el que la telaraña grafica un escenario local de contrastes.
“Argentina tiene mejor capital social para tejer redes que los demás países de América Latina”, analiza Kantis.
“Junto con las condiciones culturales y el amplio acceso al sistema universitario -profundiza- son puntos fuertes que tienen una raíz en el peso de las clases medias, en una mentalidad abierta al mundo y un sistema educativo que debe incorporar calidad a su fortaleza en materia de acceso”, añade.
Entre los puntos a mejorar, pese a que en general goza de buena crítica, el director del Prodem considera que “hay que desarrollar mucho más capital humano emprendedor de calidad”. Según el estudio, es el activo mejor valorado, dado que en América Latina resulta más determinante que en otras latitudes.
Hay una explicación: “En entornos más complejos, la suerte del emprendimiento descansa en los emprendedores en mayor medida que en ecosistemas con mejor funcionamiento”, dice el informe.
La mayor deficiencia en el país, como se mencionó, “es el financiamiento para start ups y scale ups (en la etapa de crecimiento)”, indica Kantis. Si bien se trata de un mal extendido por el vecindario, en esta dimensión, Argentina es anteúltima en la tabla de 15 países.
