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¿Cómo superar entonces los problemas cada vez más complejos que enfrentan algunos proyectos a medida que crecen sin los costos de contratar a un consultor especializado? Un mentor puede ser una pieza clave en el equipo de un emprendimiento.
Por María Laura Lecuona – Licenciada en Administración y especialista en Finanzas personales y negocios
En la supervivencia de un nuevo negocio, la habilidad, la formación y la experiencia son claves. Pero ocurre que no siempre un emprendedor posee todas estas características, sobre todo la experiencia, cuando se trata de alguien joven o que se lanza por primera vez a la aventura del negocio propio. Con algo de dinero, la experiencia y otras habilidades pueden contratarse en el equipo de trabajo o de asesoramiento, pero suele ocurrir que los recursos tienden a ser escasos en el arranque.
Un mentor se trata -por lo general- de un profesional o empresario con mucha experiencia en negocios —en muchos casos, ejecutivos retirados— que busca, con trabajo voluntario, aportar al desarrollo de emprendimientos.
No sólo puede brindar asesoramiento en forma gratuita para resolver problemas o encarar proyectos sino que suele abrir las puertas a nuevos contactos, ayudar a desarrollar habilidades de liderazgo y formar para ser mejor empresario. Puede verse qué buscar en un mentor en esta nota.
En algunos casos, la vinculación se produce en forma directa —familiares, amigos de la familia, profesores, exempleadores—, mientras que en otros es el resultado de un proceso de selección organizado para detectar cierto tipo de emprendedor o proyecto y asociarlo con el mentor adecuado. Mediante organizaciones de apoyo a emprendedores o de reconocimientos como el Premio Mentores, el emprendimiento puede acceder a recibir el mentoring necesario.
Pero la pregunta clave es aquí: “¿Por qué va a estar alguien dispuesto a trabajar en forma gratuita para ayudar a desarrollar el proyecto?”. Hay que hacer las siguientes preguntas antes de salir a buscar a un mentor, presentarse a un premio o realizar una propuesta. Ayudarán a saber si estás en condiciones de conseguir a la persona que imaginás:
¿El proyecto es “interesante”? Temas de frontera, innovaciones, tecnología de avanzada, producción de nuevos conocimientos, integraciones multidisciplinarias… ¿qué desafío intelectual se puede ofrecer a un experto? O ¿a qué mundo nuevo se le puede permitir el acceso? Algunos sectores, como el de moda o de cine, tienen una mística que resulta atractiva en sí misma.
¿El proyecto tiene potencial de crecimiento? Muchas veces, la motivación de una persona experimentada es volcar su conocimiento en ver crecer un negocio, revivir la adrenalina de los primeros tiempos, ganar prestigio con los logros.
¿Se es una persona abierta al aprendizaje? ¿Se está dispuesto a dejarse guiar? Si cuesta trabajar en equipo, reconocer el valor de la experiencia, respetar opiniones diferentes o incorporar nuevas visiones tal vez hagan que cueste encontrar alguien dispuesto a invertir su tiempo en uno.
Si el proyecto crece, ¿se está dispuesto a dar una participación en el negocio o pagar honorarios? En algunos casos, los reconocimientos intelectuales, el prestigio o la vocación por enseñar pueden ser suficientes para sostener la relación por un tiempo. Pero la motivación a largo plazo del mentor puede ser la búsqueda de un rol más importante. ¿Sería aceptado? ¿Qué se le puede proponer para reconocer su tiempo, esfuerzo y transferencia de conocimiento?
Si la respuesta a muchas de estas preguntas resulta ser un “no”, puede resultarte difícil encontrar un mentor dispuesto a invertir su tiempo, su imagen y su experiencia en ayudar. Si, en cambio, se cree estar preparado, hay que buscar a uno o varios mentores para que acompañen y ayuden a hacer crecer el negocio.
