Por Santiago Antognolli *
Cuando se persigue un resultado específico tan fervientemente que se dejan de lado las relaciones que son parte integral del proceso, estamos plantando la semilla del fracaso. Trabajamos en contra de nuestro propio éxito. Existen conceptos y comportamientos que son esa parte esencial del proceso de gestión de empresas familiares (EF). Si se trabaja teniendo en cuenta estos principios y ajustándose a estos comportamientos tratando de convertirlos en hábitos, el éxito de la gestión se da, de manera casi natural, como consecuencia. Estos conceptos son:
Armonía + rentabilidad:
El parámetro de éxito de las EF consiste en alcanzar, al mismo tiempo “rentabilidad” y “armonía familiar”. Y ésta es la dificultad extra que conlleva el liderar una empresa de estas características.
En una empresa no familiar se prioriza la rentabilidad como objetivo final. Así, concentrándose únicamente en la eficiencia del proceso, podemos obtenerla como consecuencia natural.
El liderar una EF agrega un componente adicional: el mantener la armonía familiar y esto exige un estilo de liderazgo que debe estar continuamente atento a todas las posibles fuentes de conflicto y a actuar anticipándose a las crisis.
Visión compartida
En las EF la estrategia estará fuertemente influida por la filosofía, valores y metas de la familia propietaria; debemos estudiar cómo hacer para que estas no se constituyan en un obstáculo y sus empresas perduren a través de sucesivas generaciones.
Es obvio que si la cultura familiar no está alineada con las necesidades de la empresa no es posible la existencia conjunta de ambas.
La ausencia de un objetivo en común es una de las principales fuentes de desavenencias, ya que cada integrante de la familia tiene su propia empresa como meta y, a diferencia de los empleados no familiares que se someten a cumplir con lo que les dicen, el miembro de la familia cree que está defendiendo un objetivo superior, el de su propia concepción de futuro, y se rebela contra todas las decisiones que tomen los demás.
El definir una visión y consensuarla con todos los integrantes de la familia es un elemento esencial para disminuir las posibles diferencias, y esto, además, cambia el foco de la fuente del poder.
Formalidad
Dice John Davis: “La formalidad es la mejor amiga de la empresa familiar”.
El líder debe velar por que los integrantes de la empresa cuiden la formalidad en todos los comportamientos y procesos que comprenden al gobierno de la empresa.
Se deben respetar las reuniones de los órganos de gobierno (consejo de familia, junta de accionistas y directorio), para poder mantener el equilibrio necesario entre los tres subsistemas que componen el sistema EF: familia, propiedad y empresa.
“La mayoría de los empresarios pyme piensa que las empresas grandes llevan a cabo determinados comportamiento porque son grandes, y es todo lo contrario, son grandes por comportarse de esa manera”.
Jugar roles
La gestión exitosa de la empresa familiar consiste en un juego constante de role playing. El nombre de ese juego sería “dale que ahora somos accionistas” y luego “dale que ahora somos gerentes” y por fin “dale que somos familia”. Se trata de interpretar en distintos momentos, distintos personajes, y cada uno de estos personajes tiene intereses distintos.
Pasar la posta
Algunos consultores sostienen que, debido a que los empresarios no quieren ni escuchar sobre el tema, no se debe hablar mucho de la sucesión.
Tiene que ser todo lo contrario, el empresario debe, entendiendo que su retiro es ineludible, liderar el proceso de sucesión desde el comienzo de su gestión.
Cuando los hijos todavía son pequeños debe ir desarrollando en ellos el vínculo con la empresa, preparar a su sucesor o sucesores, decidir quién es el más apto o quién se entusiasma más con la posibilidad de asumir esa responsabilidad, cómo se prepara, que vínculo generará con lo empleados, entusiasmarlo con la visión, para que la mantenga y la pase a su vez a sus propios sucesores.
Al conseguir liderar su propia sucesión el empresario crea un legado y transfiere un sueño y no simplemente un negocio.