sábado 28, diciembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Emprendimientos inclusivos para ayudar a comunidades

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La incorporación de grupos excluídos en la cadena de valor de las grandes empresas -como socios, productores, empleados o distribuidores- incide en el aumento de la renta.

El jueves y viernes pasados se llevó a cabo en la sede del Instituto Católico de Administración (ICDA) de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) un seminario taller sobre negocios inclusivos que contó con la disertación de la especialista Ana Estenssoro, directora Ejecutiva del Espacio de Negocios Inclusivos de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella.

En la oportunidad, Comercio y Justicia habló con Estenssoro sobre los negocios como una oportunidad para generar valor social e inclusión, el emprendimiento como negocio inclusivo de comunidades marginadas y como negocio incluído en la cadena de valor de grandes compañías.

– ¿De qué manera los negocios pueden generar valor social e inclusión?

– Hoy los negocios son utilizados como una herramienta y no como un fin de generación de lucro solamente. Pueden ser usados para ayudar a cubrir las necesidades básicas de las personas como vivienda, energía, salud y alimentación. Tenemos los casos de Proyecto Ser, de Jorge Gronda, en Jujuy, que mejora la calidad del servicio médico a personas de bajos ingresos; tiene 46 mil asociados -12, 5 por ciento de las mujeres de Jujuy-. Otro caso es Amagi, de Beatriz Pellizzari, que produce ropa básica para personas con movilidad reducida, a precios accesibles.

Otra de las áreas donde pueden tener incidencia es en la mejora de la productividad de las comunidades de bajos ingresos o excluidas. Un ejemplo es ETV, de Gustavo Gennuso, que produce bombas de agua manuales que mejoran el acceso al agua potable y riego para las familias rurales.

En este sentido, la inclusión de comunidades excluídas en la cadena de valor de las empresas -como socios, productores, empleados o distribuidores- influye en el aumento de su renta.

También la inclusión puede producirse cuando se crean herramientas para acceder al capital, dado que estas personas u organizaciones no son financiables. Los ejemplos más tradicionales y conocidos son los microcréditos desaqrrollados por las instituciones de microfinanzas (IMF), como por ejemplo Emprenda, La Base/Brendan Martin , que dan préstamos a cooperativas de fábricas recuperadas, y hoy también existe primer Fondo de Financiación Social Equitas Ventures.

– ¿Cómo ayudan los emprendimientos inclusivos a las comunidades marginadas?

– Los emprendimientos inclusivos se pueden medir desde varios puntos de vista. Desde lo personal: el sentido de ser reconocido y ser parte de algo más grande hace visible lo que era invisible. Y, por supuesto, de lo económico: la  mejora de ingresos avances en las condiciones de vida y oportunidades, en caso de los emprendimientos de infraestructura, mejora la salud, el ámbito familiar y la sociedad.

– ¿Qué ventajas tiene una pyme al formar parte de la cadena de valor de las grandes empresas?

– Las ventajas no son sólo para las pymes sino también para las grandes empresas. Conocer otros actores, que por lo general eran invisibles pero a su vez generalmente estaban muy cerca de las empresas, producía resentimiento y distancia. Para las comunidades, las empresas eran las culpables y, por su parte, las empresas sentían  que  las comunidades no les interesaban cambiar; esto generalmente genera violencia. Pudiendo ver al otro y conociéndolo e integrándose todos ganan, comunidades y empresas.

Hoy, con los emprendimientos y con inversión y contando con nuevos actores, esto cambió y el capital tiene  mucho más incidencia. Esto lo sostiene siempre Pablo Ordóñez, del Arca Mendoza: si las empresas mendocinas compran la ropa de trabajo en Mendoza, esos recursos se quedan en la región y mejora la calidad de vida de todos, por eso hoy se habla mucho del consumo conciente, tanto en lo social como en lo ambiental.  En Europa y en USA se llevaron a cabo encuestas que sostienen que  50 millones de personas hoy prefieren un producto que tenga influencia tanto social y/o ambiental y están dispuestos a pagar un poco más.

– ¿Qué grado de desarrollo presentan las empresas argentinas en materia de negocios inclusivos?

– Esto viene desarrollándose internacional y nacionalmente en la última década. Todavía nos falta bastante porque hay actores que aún no están interiorizados de la influencia que pueden tener los negocios inclusivos. Básicamente, faltan leyes y presencia del Estado en los ecositemas de los negocios inclusivos.

Actualmente, ya hay empresas que desde su génesis, y dentro de sus estatutos, buscan un impacto social y ambiental. Se llaman “empresas B”, (en Estados Unidos, “B corps”) y hay más de 450 certificadas en ese país. Una de ellas es Guayaki, de Alex Pryor, que produce yerba mate en la sombra y tiene como objetivo recuperar 60 mil hectáreas de la mata atlántica de Argentina, Paraguay y Brasil e incorporar a mil familias locales, además de gernerar ganancias. Guayaki entra también en la categoría de empresa regeneradora de vida: aquellas que le devuelven más recursos al planeta que lo que les lleva la producción.

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