ESCUCHARCórdoba es testigo del nacimiento permanente de iniciativas novedosas que dan vida y fortalecen el ecosistema emprendedor local. Muchas de estas empresas se caracterizan por centrar su negocio en lo social, y con sus propuestas buscan resolver de una manera innovadora alguna problemática. Germina, Plaga Lab y 70 Balcones son sólo algunos de los tantos ejemplos de este modo de hacer negocios.
Por Natalia Riva – [email protected]
Un producto que se regala, se
utiliza y luego vuelve a crecer
Germina es un emprendimiento que fabrica y comercializa papel plantable. Se trata de papel reciclado que en su interior tiene semillas para que, luego de haber cumplido un fin (publicitario, informativo, etcétera), pueda ser plantado y así volver a la tierra. “La idea surgió en agosto de 2013. Nos encontramos con esta idea y nos fascinó. Comenzamos a investigar y nadie lo hacía en Argentina, por lo que empezamos de cero”, cuentan las dos parejas que forman parte del proyecto: Ignacio Bianco y Rocío Leguizamón, y Sofía Bianco y Nicolás Crespo.
Los principales clientes de Germina son empresas que quieren enviar un mensaje distinto.
“Las asesoramos para que puedan sorprender a los destinatarios y tener el mayor éxito posible. Es una forma distinta de transmitir un mensaje, que perdura en el tiempo y se transforma en algo mucho más allá del simple mensaje escrito… ¡es algo que luego crece!”, enfatizan los emprendedores.
Germina es una empresa social desde su raíz. Venden un producto 100 por ciento reciclado y biodegradable y que, además, difunde lo bueno de sembrar y de tener una huerta propia. “Buscamos también sumarles valor a nuestros productos haciendo sinergia con clientes, fundaciones y ONG”, completan.
Para los emprendedores, el beneficio de ser una empresa socialmente responsable no está relacionado con motivaciones económicas sino todo lo contrario: ver que se puede cambiar.
“En Córdoba hay, cada vez más, emprendedores sociales. Se trata de un cambio muy importante que no sólo se da en esta ciudad. Ya es una necesidad, es una especie de moda, ¡pero de las buenas!”, destacan.
Animarse; darle continuidad; dejar el trabajo estable por algo propio e incierto… ésos son para los emprendedores los desafíos más grandes cuando se trata de emprender. Y respecto a los errores más habituales, señalan: “Tener fe ciega en el producto deriva en no escuchar lo que la gente verdaderamente quiere. Bajar los brazos en la primera mala y no rodearse de los mejores socios o motivadores”.
Las vías de comercialización han sido desde el principio y hasta hoy el de boca en boca y por recomendación. Aunque también reciben muchos pedidos vía Facebok y ya están terminando su página web que, proyectan, será su principal vía de venta.
Con desechos industriales, crean
objetos de diseño y ambientación
Plagalab se dedica a la reutilización de descartes de fábricas e industrias para desarrollar espacios y objetos de diseño. La idea surge en 2013 en un taller de camiones en desuso, en donde Hernán Guerra (diseñador industrial) y Gregorio Gutiérrez (publicista) comenzaron a reutilizar materiales que tenían a su alcance.
Los objetos que crean están destinados a aquellas personas que buscan algo novedoso para su hogar, como también locales comerciales y todos los interesados en el consumo responsable y ecológico.
Según describen sus creadores, son una empresa social porque tienen como premisa el “cuidado del medio ambiente” y el firme propósito de “devolver a la sociedad un producto estético, funcional y ecológico”. Dicen los emprendedores al ser consultados sobre los beneficios de ser socialmente responsables: “Para nosotros es muy importante sentir que ayudamos a cerrar un círculo que nos beneficia a todos. Ése es nuestro principal eje de acción, el cual queda enmarcado bajo nuestro eslogan ‘antiguos desechos – actuales objetos”.
En este mismo sentido, Hernán y Gregorio aseguran que cada vez hay más interesados en el consumo responsable y en la producción de nuevos objetos a partir de descartes. “Éso es algo muy positivo y que está en constante crecimiento”, destacan.
Según los jóvenes, para quienes es la primera vez que transitan la experiencia de emprender, las principales dificultades al momento de crear una empresa propia están relacionadas con “lograr una imagen positiva, conseguir un lugar físico en donde trabajar, y saber que al principio los resultados no son tangibles pero a lo largo del tiempo da sus frutos”.
Aseguran Hernán y Gregorio: “Es indispensable confiar en el emprendimiento propio, alimentarlo día a día, tener un buen balance entre medios de comunicación, imagen y capacidad productiva. Esto va a hacer que cualquier iniciativa pueda ir creciendo de una manera equitativa y pueda ir adquiriendo nuevos conocimientos a medida que pasa el tiempo”.
Por el momento, los objetos creados por Plagalab se comercializan a través de su fan page en Facebook y mediante el contacto directo con los clientes.
Una iniciativa que embellece y personaliza espacios
incorporando el verde y lo natural
Gisella y Mauricio son pareja y socios en 70 Balcones, empresa “verde” que surgió a mediados del año pasado. “Todo comenzó haciendo kokedamas (plantas en macetas orgánicas hechas en base a sustratos y musgo) y, al gustarles a nuestros allegados, comenzamos a ver la veta de poder venderlas y a su vez, decorar los balcones, terrazas o patios que nuestros conocidos tenían”, cuentan, y aseguran que “decorar, optimizar los espacios y embellecer cualquier rincón” comenzó a ser su pasión.
Concretamente, la empresa hace cuadros verdes, diseños personalizados de muebles y espacios (balcones, terrazas, patios), arreglos con plantas y flores, ambientaciones especiales, souvenirs y regalos empresariales. “Ofrecemos diseños personalizados, creativos, actuales y distintivos, en función de cada expectativa y perfil. Añadimos lo natural y lo fresco a cada propuesta, valiéndonos en los principios de sustentabilidad, reutilización, sostenibilidad y reciclaje”, aseguran.
Su producto “estrella” o distintivo son los llamados “cuadros verdes”, que no estaban insertos hasta el momento en el mercado local y al alcance de todo tipo de público y, a pesar de que no es algo inventado por ellos, varían en los materiales utilizados, incorporando el reciclado y lo artesanal del proceso.
La razón por la que se definen como una “empresa social” radica en su ambición de “colaborar con el medio ambiente y mejorar la calidad de vida de las personas generando espacios verdes, agradables y que optimicen los lugares cada vez más reducidos en que vivimos, generando propuestas innovadoras, sustentables y a favor de la naturaleza”.
Destacan Gisella y Mauricio: “Cada vez somos más quienes nos animamos a emprender y a quienes nos interesa colaborar socialmente mediante nuestro trabajo. Por esto, no creemos que sea un movimiento pasajero sino algo que recién está comenzando y está teniendo una buena aceptación a nivel local”.
Los productos de 70 Balcones comenzaron comercializándose por medio de las redes sociales, su página web, exposiciones, ferias y plataformas de compra y venta online. Luego, en octubre del año pasado, encontraron un espacio dentro de la galería Muy Güemes que, actualmente, les permite tomar mayor contacto con la gente. “La próxima meta es encontrar algún espacio de showroom, taller o local comercial”, proyectan.
Radiografía
– GERMINA. Fabrica y comercializa papel plantable, que tiene semillas que luego se pueden plantar.
– PLAGALAB. Se dedica a la reutilización de descartes de fábricas e industrias para desarrollar espacios y objetos de diseño.
– 70 BALCONES. Realiza cuadros verdes, diseños personalizados de muebles y espacios, arreglos con plantas y flores, ambientaciones especiales, souvenirs y regalos empresariales.
