El número de adultos mayores que trabajan por cuenta propia supera al de los jóvenes de entre 18 y 29 años, lo que indica que las personas de 50 años o más tienen un papel muy relevante en las economías de todo el mundo
El Informe Especial GEM (Global Entrepreneurship Monitor) sobre Emprendimiento Senior, revela que el número de adultos mayores que trabajan por cuenta propia supera al de los jóvenes de entre 18 y 29 años, lo que indica que las personas de 50 años o más tienen un papel muy relevante en las economías de todo el mundo.
El Informe se basa en los datos recopilados sobre la actividad emprendedora en 104 países. La muestra comprende más de un millón y medio de adultos de entre 18 y 80 años de edad divididos en cinco regiones del mundo: África subsahariana, Oriente Medio y Norte de África, Sudeste Asiático, América Latina y el Caribe y Europa.
Las cifras que revela el informe tienen una importancia particular para las economías que tienen poblaciones envejecidas. Con aproximadamente 16% de la población mundial con 55 años o más, las cuestiones relacionadas con la actividad emprendedora en edades avanzadas afectan directamente a más de 1.200 millones de personas que pueden aportar valor impulsando nuevas iniciativas, generando innovación como intraemprendedores o participando en proyectos como inversores informales.
Según el Informe, 18% de los adultos de entre 50 y 64 años y 13% de los que tienen entre 65 y 80 años son trabajadores por cuenta propia en comparación con 11% de los jóvenes entre 18 y 29 y 18% de las personas de mediana edad (de 30 a 49 años). Si bien muchos de los programas de apoyo al emprendimiento están orientados hacia los segmentos más jóvenes, el informe sugiere que el apoyo complementario a los emprendedores de más edad podría generar también beneficios para la estabilidad económica.
Por regiones
A nivel regional, el emprendimiento senior (entre 50 y 64 años) -en términos tanto de intención emprendedora como de la actividad emprendedora en etapa inicial-, es más elevada en África (35%/19%) o América Latina y el Caribe (27%/14%) que en Europa (6%/4%). Estos números son consistentes con las conclusiones de GEM, que indican que los niveles de actividad emprendedora son normalmente más altos en las economías impulsadas por factores de producción (donde las iniciativas a menudo requieren habilidades más bajas y menos dinero para crecer) que en las economías impulsadas por eficiencia o innovación, entre las que se encuentra España.
Beneficios económicos y sociales
Según Thomas Schott, principal autor del informe, los emprendedores senior traen consigo una serie de beneficios: “Todo adulto mayor que trabaja por cuenta propia evita convertirse en una carga financiera para la sociedad y, permaneciendo económicamente activo, contribuye a la economía de su país a través del pago de impuestos”. Además, sostiene que los emprendedores senior “tienen más probabilidades que los jóvenes de emplear a más de cinco personas en sus negocios, por lo que no sólo están generando autoempleo, sino que están creando nuevos puestos de trabajo”.
Adicionalmente surgen otros beneficios económicos que provienen del hecho de que las personas mayores que actúan como inversores informales también tienden a invertir mucho más dinero en comparación con los adultos más jóvenes. Casi dos tercios (63%) de los “ángeles inversores” mayores invierten más de la mitad de las inversiones totales. Además, los emprendedores de edad avanzada en todas las fases de la actividad emprendedora reportan niveles más altos de satisfacción personal y laboral que los mayores que tienen un empleo rutinario. Esto se traduce en una mejor salud y menos demandas en programas sociales.
Otros datos, según el GEM
Las personas mayores tienen menos confianza en su propia capacidad para iniciar y dirigir un negocio, pero poseen mayor predisposición para asumir riesgos que los jóvenes o las personas de mediana edad.
La mayor diferencia entre los jóvenes y los mayores de 65 años se da en el desconocimiento que tienen estos últimos del ecosistema emprendedor. Esto puede asociarse con sus niveles inferiores de detección de oportunidades.
Los adultos de más de 65 años son ligeramente más propensos a ser emprendedores sociales. Esto sugiere que los individuos al jubilarse pueden seguir buscando empresas con un objetivo social o comunitario.
El género influye en el comportamiento emprendedor de las personas más mayores. Las intenciones emprendedoras son más bajas entre las mujeres de mayor edad en comparación con los otros tres grupos.
Europa reporta la mayor brecha de género entre adultos mayores (65-80 años), con sólo tres mujeres expresando intenciones emprendedoras por cada diez varones.
Las cifras europeas son similares en cuanto a la actividad empresarial: sólo cinco mujeres de cada diez emprendedores senior (50-64 años) están al frente de nuevos negocios.