Las pymes surgen en su mayoría gracias a un emprendedor con espíritu de independencia que, por necesidad o convicción, impulsa su propia iniciativa. Cuando el emprendimiento está en marcha, el fundador es un “multifunción” que debe cumplir varias tareas y abarcar distintas áreas.
Con el tiempo, y a medida que la organización crece, el emprendedor suele ir delegando las tareas más operativas y que menos impactan en el manejo de fondos. Al ir incorporando dependientes se constituyen como un “alargamiento” de sus brazos y ejecutan lo que el “dueño” les pide según la manera en que éste solicita que se realice. Es una “falsa delegación”. En realidad el emprendedor intenta que las personas hagan las cosas con su mismo nivel de compromiso, sacrificio, responsabilidad y estilo: que sean sus “clones”.
Las pymes familiares
Son denominadas “empresa familiares” porque quien emprende se apoya principalmente en su familia y a medida que sus hijos crecen los va incorporando a la organización con la esperanza de que éstos continúen con su obra. Cuando la empresa lo requiera se amplía la incorporación a sobrinos, primos, hermanos, nietos y amigos.
Fortalezas del modelo
Curiosamente, algunas fortalezas pueden transformarse en aspectos a mejorar, según como ocurra la situación. En primer lugar, se ubica como fortaleza a la unidad por lazos familiares.
La familia es lo primero. Por eso, antes de sacrificar a un familiar, se prefiere sacrificar la empresa.
En segundo lugar, aparece el compromiso que traspasa los límites de lo establecido. Existe una férrea defensa de la organización y no se retacea el esfuerzo cuando es necesario. Nada se pide a cambio.
En tercer lugar, corresponde a la fidelidad. “Yo acá me quedo, ¿Por qué me iría?” Los familiares tienen un vínculo con la organización que traspasa sus paredes y llega al seno íntimo: irse de la empresa es casi como irse de la familia.
El afecto es la cuarta fortaleza. “Porque te quiero, acepto tus errores y falencias”. Esto es positivo siempre y cuando gracias al afecto, las personas no oculten las equivocaciones (porque no temen ser castigados) y permitan que los problemas se resuelvan.
La quinta fortaleza es la confianza. Un ser querido nos desea el bien y eso se traslada a su actuar en la empresa. Se supone que todo lo que genera conlleva una buena intención, aunque no sea siempre así. Esto da un marco para trabajar con libertad y soltura, sin especulaciones ni prejuicios.
Desafíos a incorporar
Con el crecimiento de la pyme se requiere que algunos aspectos sean tomados a tiempo para garantizar la subsistencia. Por ejemplo:
Cuando la prevalencia de la familia por sobre la empresa implica que se incorporen personas cuyo perfil no condice con el puesto vacante.
Conviene generar acuerdos en el seno familiar para establecer los límites de la empresa y los de la familia.
Se debe apuntar a una mejora en la gestión y organización de la empresa: lo que antes servía hoy puede que no sea útil.
Es necesario incluir el monitoreo de los resultados del trabajo de las personas por medio de indicadores.
Por último, la etapa más complicada de asumir es la profesionalización de sus integrantes. Si la organización requiere un profesional para un determinado puesto, lo mejor es buscar personas ajenas a la familia para ocuparlos.
El desafío será siempre enfocarse en la subsistencia de la empresa sin descuidar la familia. Toda una tarea para quien ha impulsado durante años un proyecto empresarial.
* Docente de la UBP y especialista en empresas familiares