En América Latina, el sector de las mipymes tiene gran protagonismo y la diferencia en la participación económica es de 41,9%. Se trata de una región con muchos emprendedores y poca innovación. “Hay que romper la lógica de la creación de empresas por necesidad, y que sea por oportunidad”, aseguran especialistas
“Al ritmo actual, no habrá igualdad de género en las empresas hasta el 2219”. Así lo afirma en un reciente informe el Foro Económico Mundial, que añade que la brecha en la participación económica es de 41,9% (100% representa la paridad). Para acelerar el proceso y avanzar hacia un desarrollo real y duradero se plantea, entre otras soluciones, el emprendimiento.
En este contexto, el director de la Secretaría General Iberoamericana (Segib) de Madrid, España, Esteban Guillermo Campero, trazó el contexto de América Latina, donde 99% de las empresas son micro, pequeñas o medianas. El problema, dijo, es que se trata de una región con muchos emprendedores y poca innovación. “Hay que romper la lógica de la creación de empresas por necesidad, y que sea por oportunidad”, señaló.
Para ello, Campero recordó el papel que juegan las microfinanzas en el impulso de pequeños emprendedores: “La experiencia de América Latina en este sector es muy amplia, ya hay 10 millones de beneficiarios. No hay que limitarse sólo a otorgar crédito, también hay que ofrecer seguros y en otros productos que cubran sus necesidades”.
Ése es precisamente el trabajo de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), que lleva más de diez años acercando los servicios financieros a personas con pocos recursos. Actualmente, de los más de dos millones de pequeños emprendedores a los que atiende en América Latina, más de la mitad es mujer.
Por su parte, la responsable de Empoderamiento de la Mujer de la Fundación, Laura Fernández Lord, consideró que a los emprendedores hay que acompañarlos para que puedan identificar nuevas líneas de actuación y facilitarles el acceso a redes, ya que aumenta su probabilidad de éxito. También comentó que cuando se empodera a una mujer, se reduce la pobreza y se promueve el desarrollo sostenible: “Sus emprendimientos crecen más rápido que los de los hombres, y lo que ganan, lo invierten en sus hijos”, sostuvo.
Microfinanzas para el desarrollo
“En los últimos 20 años se ha evolucionado del microcrédito hacia un modelo más amplio ligado a la inclusión financiera”, aseguró Fernando Jiménez Ontiveros, de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) durante las III Jornadas de Seguridad de las Inversiones en Iberoamérica del Consejo General del Notariado, la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe, y la Segib.
En este marco, los desafíos en América Latina, según enumeró, son muchos: innovar en los productos, acercar la tecnología a las poblaciones alejadas y excluidas, mejorar la regulación y promover la estabilidad financiera.
Por su parte, el director de Estudios y Análisis de la FMBBVA, Giovanni di Plácido, señaló que las seis entidades de la Fundación llevan a cabo 5.000 operaciones diarias y reconoce que el ahorro es “un vehículo muy importante para la inclusión financiera”.
Di Plácido también reparó en la importancia de que el acceso al sistema financiero sea “asequible, oportuno y adecuado”, y recordó que la metodología de la fundación, la de las “finanzas productivas”, se basa en el financiamiento a pequeños emprendedores por su capacidad para crecer gracias a sus microempresas.
La FMBBVA trabaja estrechamente con la Aecid y los bancos Interamericano de Desarrollo (BID) y de Desarrollo de América Latina (ex CAF) para poner su experiencia sobre el terreno al servicio de los interesados. Especialmente, las mujeres que tienen que recorrer un camino más largo para ser independientes económicamente. Todo, para poder avanzar más rápido hacia la igualdad de género, clave para el desarrollo sostenible.