El titular de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (Cadiiel) -que agrupa a los fabricantes argentinos de equipos para la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica-, Jorge Luis Cavanna, estimó que 35% de las fábricas redujo personal, la mitad disminuyó su producción y ocho de cada diez industrias trabaja en un solo turno.
Al mismo tiempo, lamentó que “tras más de un año de gestión” el sector que representa aún no haya sido recibido por el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, para que pueda conocer “de primera mano el delicado momento que atraviesan las pymes industriales”.
Cavanna explicó que ya van cuatro pedidos de audiencia que “jamás” fueron respondidos: “Queremos que el ministro escuche nuestra propuesta para convocar a una mesa de trabajo multisectorial y federal en la que se reúnan los adjudicatarios de las licitaciones para energías renovables y térmica distribuida, la industria, los sindicatos y el sector público para constituir un ámbito de diálogo en el que podamos ofrecer el producto del trabajo argentino y no dejar pasar esta oportunidad tan importante para nuestro desarrollo competitivo”, indicó.
Apuesta a lo nacional
El dirigente fabril consideró que “es imprescindible que el Estado intervenga para que los adjudicatarios permitan que la industria argentina compita, tal como lo hace exitosamente en los 60 países de los cinco continentes a los que exporta”, y destacó que los planes de inversión en materia energética anunciados por el Gobierno deben ser una “herramienta de desarrollo para las industrias y los trabajadores argentinos, especialmente cuando son soportadas con los recursos de los argentinos”.
En ese sentido, puso de relieve que “el ecosistema de las renovables es una actividad con generación de empleo”, y destacó que “por cada MW eólico de potencia instalada con insumos fabricados localmente se pueden generar 20 puestos de trabajo directos y otros 160 indirectos”.
Además, precisó que para las pymes argentinas fabricar el equipamiento requerido para la instalación de energía térmica distribuida con “estándares internacionales de calidad insumiría no menos de un millón y medio de horas hombre directas y 4.500.000 indirectas. Es decir, seis millones de horas de trabajo argentino”.
Y concluyó Cavanna: “Las fábricas argentinas devuelven en impuestos al Estado 47% de los valores de venta, que sirven para garantizar educación, salud y justicia. Los productos extranjeros sólo tributan derechos de importación e IVA, sin contar que no generan ni un sólo empleo y transfieren al exterior 100% de las divisas, lo que deteriora nuestra balanza comercial”.