El informe “Inversión de impacto: oportunidades y desafíos en un mercado de gran potencial”, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), analiza las oportunidades y desafíos de la inversión de impacto en Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay. Asimismo, visibiliza acciones e hitos de estos países, que no suelen ser analizados en otros estudios internacionales, y pone el foco en Chile, que está avanzando en inversión de impacto, igual que México, Brasil y Colombia.
“Chile es un caso atípico de la región, tiene las condiciones para impulsar este tipo de inversión en términos de regulación y estabilidad financiera y económica, y además tiene el ecosistema de actores. Sin embargo, no hay desarrollo de fondos que busquen este tipo de impacto y faltan aceleradores e incentivos en inversión de impacto”, destacó María Laura Tinelli, directora de Acrux Partner, quien presentó el informe.
“Las inversiones de impacto son aquellas que buscan generar un retorno financiero, impacto social y ambiental. América Latina es la región más atractiva para fondos de inversión de impacto, con un crecimiento de 21% en este tipo de inversión, versus el 17% del crecimiento mundial. La mayoría liderada por Brasil, Colombia y México”, explicó.
Sin embargo, Chile ha venido posicionándose como un país con atractivo para este tipo de inversión. Hasta 2020, el volumen de inversión de impacto era de 318 millones de dólares, con seis fondos de inversión de impacto, según datos de Acafi, lo que convierte a Chile en el cuarto con mayor atracción de la región.
Se espera un crecimiento mundial de este tipo de inversión, con mayor énfasis en lo social, motivado por la pandemia en 2020.
Los desafíos vienen por el lado de establecer indicadores y métricas de reporte y evaluación de los impactos, evitar el greenwashing, así como enfrentar el impacto de la pandemia. Sus efectos muestran que el capital se invierte con mucha rapidez y flexibilidad, requerido para responder a las urgencias de la crisis. “Pero esto hace que muchos de los productos catalogados como ODS o de impacto, en la realidad no están bien estructurados o no se están evaluando esos impactos”, destacó Tinelli. “La taxonomía europea va a venir a cambiar esto con los nuevos requisitos de transparencia. También esperamos una desaceleración de este tipo de inversión luego de pasada la carrera de la pandemia”, agregó.
Claudia Mojica, representante de PNUD en Chile, indicó que “la inversión de impacto tiene un gran potencial de movilizar recursos hacia el desarrollo sostenible, el diagnóstico que tenemos desde Naciones Unidas es que la movilización de recursos para cerrar las brechas de desarrollo que hoy tenemos no se está realizando ni a la velocidad ni a la ambición que estamos necesitando”.