En Argentina hay una gran desconexión entre el ámbito educativo y el productivo.
Un nuevo informe de la Fundación Observatorio Pyme (FOP) muestra las dificultades para reclutar a personal calificado en las pymes manufactureras argentinas.
La existencia de una oferta suficiente de recursos humanos calificados y técnicos no universitarios permite asegurar solvencia técnica en la generación de nuevos emprendimientos que escasean. Asimismo, es la base para asegurar el sostén de la producción y la calidad de los procesos, así como de la innovación basada en mejoras incrementales de esos procesos.
“La dificultad para reclutar personal calificado técnico no universitario y universitario sigue una tendencia creciente”, señala el FOP. De acuerdo con los datos por éste recogidos sistemáticamente, entre 2011 y 2021 la búsqueda de personal de ambas calificaciones entre las pymes manufactureras descendió a menos de la mitad (54% a 24% de las firmas, y de 27% a 12%, respectivamente), pero la dificultad para cubrir las vacantes sólo se redujo en torno a 10%.
Los problemas de reclutamiento pueden responder a factores diversos, pero los datos de FOP muestran que entre las pymes manufactureras se deben principalmente a la falta de experiencia de los postulantes y a la escasez de las habilidades técnicas y blandas necesarias para ocupar dichos puestos.
Cabe señalar también que las dificultades en el reclutamiento de personal calificado no constituyen sólo un problema de las pymes de la industria manufacturera del país.
El dato relevante es que siete de cada 10 pymes del sector de software y servicios informáticos están afectadas por la insuficiencia de recursos humanos o por la falta de capacitación de éstos. “Pero, a diferencia del caso de las pymes manufactureras, en las que la pretensión de un salario mayor que el ofrecido no es la mayor dificultad a la hora de contratar personal, entre las de software y servicios informáticos éste es el problema más difundido”, aclara Ayelén Bargados, economista del FOP, en diálogo con Comercio y Justicia.
En el contexto de la pospandemia, con la aparición del trabajo remoto, estas empresas se ven obligadas a compartir la oferta de profesionales con empresas grandes y también con extranjeras. “La falta de especialistas en software es escasa y hay una desconexión entre el sistema productivo y el sistema educativo”, añade Bargados. Por ello, es fundamental la conexión entre los sistemas productivo, educativo y científico, y empresarial”, distingue Bargados.
Frente a esta situación, una vía de acción es la generación de más graduados de escuelas técnicas. En ese aspecto existe un problema adicional: el país tiene pocos estudiantes técnicos. Además, respecto de la composición de género de la matrícula en la escuela técnica, se observa en la comparación internacional una diferencia entre varones y mujeres, menor en prácticamente todos los casos al compararse con Argentina.
El FOP considera impostergable la adecuada formación de la fuerza de trabajo en capacidades técnicas aplicables. Las prácticas educativas pueden ser el instrumento para capacitar en el trabajo complementariamente a la educación formal, a fin de calificar en competencias y habilidades a los jóvenes.
Argentina tiene la posibilidad de replicar las mejores experiencias internacionales, cumpliendo con el mandato de la Ley de Educación Técnico Profesional N° 26058, promulgada en 2005.
Las prácticas profesionalizantes constituyen una extensión de la actividad educativa del estudiante al ámbito de la empresa y no implican de ninguna manera una relación laboral con ella. Además, dado que las grandes empresas son insuficientes para garantizar prácticas en el sector productivo y que existe una desconexión con las pymes, se hace necesario un mecanismo que acelere y facilite la vinculación de éstas con las escuelas técnicas.
“Es importante mencionar que FOP cuenta con un programa de asistencia técnica, el Programa de Vinculación entre Escuelas Técnicas y PyME, que ayuda a relacionar la oferta de jóvenes del último año de las escuelas técnicas para realizar prácticas profesionalizantes y la demanda de éstos por parte de las pymes locales”, detalla Bargados.
La existencia de una oferta suficiente de recursos humanos calificados y técnicos no universitarios permite asegurar solvencia técnica en la generación de nuevos emprendimientos. Pero, además, es la base para asegurar el sostén de la producción y la calidad de los procesos, así como de la innovación basada en mejoras incrementales de esos procesos. La búsqueda de mejorar la productividad en forma continua requiere necesariamente de eliminar el desperdicio (entendido éste como toda actividad que agrega costo pero no valor). Entre otras cosas, esto implica reducción de inventarios, desperdicios y rechazos, tiempos muertos y devoluciones de productos, entre otros aspectos.