La jueza advirtió sobre los peligros que enfrentan los niños en el ámbito digital como las redes sociales y contextos de grooming. Subrayó que la vigilancia de los padres y maestros en las comunicaciones de los niños es esencial. Presentó una capacitación con herramientas para abordar la problemática, impulsada por AMJA y Fundación Arcor
El maltrato infantil no solo es una problemática creciente, sino que abarca mucho más de lo que tradicionalmente se cree. En palabras de María Esther Cafure de Battistelli, ex vocal del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y delegada de la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina (AMJA) en Córdoba, “el maltrato infantil, según las estadísticas que siempre las tenés que apreciar como que están escondiendo una parte oculta, ha aumentado”.
Así lo expresó en el marco del lanzamiento del curso autogestionado “Maltrato infantil: prevención y abordaje”. Se trata de una iniciativa conjunta de Fundación Arcor y AMJA destinada a ofrecer herramientas educativas a padres, educadores y cuidadores. La alianza se gestó durante la presidencia de Aída Tarditti frente a la organización de juezas y se materializa ahora.
Para Cafure, hoy el maltrato infantil va más allá de lo visible. “Ya no es solo el golpe, la privación de alimentos o el descuido físico, sino también el abandono, el contacto con la pornografía, el uso del menor para otros fines”. Este concepto mucho más amplio plantea nuevos desafíos, afirmó la jueza.
En su reflexión, enfatizó que “la tarea preventiva, no le corresponde al Poder Judicial, no tiene medios para la prevención”. Y agregó: “La prevención no tiene otra vía que las acciones del Poder Ejecutivo y políticas educativas, porque la persecución y la sanción penal siempre llega tarde, después de que los hechos se realizaron y que el menor no está o se ha muerto, u otra situación”. Dejó en claro que la capacitación y la educación son fundamentales para anticiparse a los hechos.
Rol clave de padres y educadores
Cafure advirtió sobre los peligros que enfrentan los chicos en el ámbito digital. Ejemplo de esto es el grooming que es cuando un adulto contacta a un niño o adolescente a través de internet con la intención de ganarse su confianza para luego aprovecharse de él, generalmente con fines sexuales.
“La vigilancia de los padres y maestros en las comunicaciones de los niños es esencial. A veces, los chicos ocultan que están en peligro porque sienten vergüenza o temor, lo que dificulta aún más la intervención”, explicó. “Los ojos del padre, del maestro -agregó- son muy importantes para detectar manifestaciones que nos podrían llevar a evitar estas cosas”.
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