El urbanista Eduardo Reese, asesor de más de 30 ciudades argentinas, sostiene que “el mercado es el peor asignador de recursos en materia de suelo” y que “lo que mejor funciona en el plano urbanístico es la aplicación de políticas tributarias que actúen de manera efectiva y sobre la redistribución de la renta”.
“Hay un conjunto enorme de instrumentos para la redistribución de la renta y la gestión del suelo”, dice el urbanista Eduardo Reese cuando se lo consulta sobre salidas posibles a la problemática del hábitat y el acceso al suelo.
Arquitecto especialista en planificación urbana y asesor de planes y proyectos urbanos en más de 30 ciudades argentinas, enumerará esos instrumentos pero antes subrayará que “el mercado es el peor asignador de recursos en materia de suelo” y que “lo que mejor funciona en el plano urbanístico es la aplicación de políticas tributarias que actúen de manera efectiva y sobre la redistribución de la renta”.
Así le dijo a Comercio y Justicia quien hoy se desempeña como subsecretario de Políticas Socioeconómicas del Ministerio de Desarrollo Humano del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Estuvo en la ciudad disertando en el seminario nacional Experiencias alternativas de producción socio-habitacional, titulado “Hábitat, acceso al suelo y financiamiento”, organizado por el Centro Experimental de la Vivienda Económica (CEVE), la Asociación de Vivienda Económica (AVE) y las facultades de Arquitectura de las universidades católicas de Córdoba y Santa Fe. “El mecanismo del mercado califica y valoriza el suelo, y lo que hace con ello es diferenciar, funciona con la lógica del lucro y lo que esto hace es segregar. El mercado no es mi enemigo pero el Estado debe ser el que intervenga en ese proceso con planes e instrumentos tributarios, urbanísticos, financieros y de promoción de cooperativas, por ejemplo. Si lo dejo libre al mercado, se produce la especulación”, analizó.
En este sentido, destacó la aplicación de políticas como lo hizo la ciudad de San Fernando (Buenos Aires), donde el municipio intervino en el mercado inmobiliario con un fuerte sistema tributario que castigaba a quienes especulaban con los suelos vacantes. Recordó que la medida aplicada por esa jurisdicción -entre 2011 y 2013- tuvo muy buenos resultados.
También valoró experiencias de ciudades que instauraron programas de regularización y escrituración, círculos de ahorro y mecanismos cooperativos para la vivienda.
Tomas y ocupaciones
En otro orden, Reese -quien también se desempeña en la Universidad Nacional de General Sarmiento (Buenos Aires)- se expresó sobre las tomas y ocupaciones ilegales de suelos, otra de las problemáticas emergentes en las grandes urbes. “Las tomas son una expresión de la insuficiencia de suelos y de suelos que sean asequibles para la gente. Cuando ya se produjo una ocupación, sólo queda remediar, pero hay que prevenir. Una política preventiva tiene que incluir el combate a los especuladores de suelo y la producción de lotes. Y en este sentido es vital el rol que les compete a los gobiernos municipales y provinciales y para ello hay instrumentos”.