Identifican las principales amenazas para América Latina en 2024, lidera la vinculada al narco. Corrupción, desafección democrática y gobernabilidad bajo presión, le siguen en el podio. Ocho de cada 10 países con las tasas de homicidios más altas del mundo se encuentran en Latinoamérica. Advierten sobre la aceleración del deterioro y la expansión en la región
Inseguridad, crimen organizado y narcotráfico son las principales amenazas para los países latinoamericanos este año. Ocupan el primer puesto del Índice Riesgo Político América Latina 2024. Así lo indica el termómetro anual que genera el Centro de Estudios Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Ceiuc), el nuevo índice se dio a conocer justo en la semana en que Ecuador sufre violencia extrema sin precedentes, situación que se convierte en un llamado de atención para la Argentina y toda la región.
En el relevamiento participaron 1.154 personas, correspondientes a público general, expresidentes, autoridades regionales, líderes de opinión y académicos de toda Latinoamérica.
Para Jorge Sahd, director del Ceiuc y uno de los editores del informe, “el ranking de este año es liderado nuevamente por la inseguridad, crimen organizado y narcotráfico, aumentando la brecha respecto del segundo riesgo. El aumento de la violencia es un tema que ha copado la agenda regional y, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito (Onudd), el crimen organizado es el responsable de alrededor de la mitad de los homicidios en Latinoamérica y el Caribe: ocho de cada 10 países con las tasas de homicidios más altas del mundo se encuentran en Latinoamérica y el Caribe”.
Entre los peligros que amenazan a la región, el puesto uno del ranking derrama e impacta en un aumento significativo de corrupción e impunidad.
Los diez riesgos identificados, en orden de importancia, son los siguientes:
1. Inseguridad, crimen organizado y narcotráfico.
2. Aumento de corrupción e impunidad.
3. Desafección democrática. Avance del populismo y autoritarismo.
4. Gobernabilidad bajo presión y rápida pérdida de apoyo a mandatarios.
5. Aumento de flujos migratorios.
6. Radicalización de las protestas sociales.
7. Inestabilidad internacional.
8. Deterioro del clima de negocios.
9. Impacto de la tecnología en la política.
10. Vulnerabilidad frente al cambio climático.
Por su parte, el politólogo y jurista argentino Daniel Zovatto, investigador de la universidad chilena y co editor del informe, anticipó “que la maratón electoral 2024 traerá un debilitamiento de la tendencia del voto de castigo a los oficialismos, un balance entre continuidad y alternancia, y una mayor diversidad ideológica entre los mandatarios. La prevalencia de gobiernos de izquierda o centro izquierda que existía en América Latina a inicios de 2023 (la llamada segunda ola rosa) se ha visto reducida como consecuencia de tres triunfos de mandatarios de derecha o centro derecha en Paraguay, Ecuador y Argentina, y algo similar podría ocurrir durante el presente año. De confirmarse nuestras proyecciones, el nuevo mapa político regional será más heterogéneo sin olas rosas ni olas azules predominantes”.
El índice Riesgo Político 2024 da cuenta de una región que viene atravesando una etapa de cambio político profundo, marcada por un lado por un crecimiento económico mediocre y desafíos estructurales heredados del siglo XX (pobreza, desigualdad, informalidad, inseguridad y corrupción) y, por el otro, nuevos retos y oportunidades propios del siglo XXI, tales como la cuarta revolución industrial con la inteligencia artificial, el cambio climático y la transición energética, todo ello en un contexto global de policrisis, con creciente conflictividad e incertidumbre, y por mercados internacionales que no terminan de recuperarse del Covid y la crisis económica.
En materia económica, el FMI proyecta una disminución del crecimiento económico global, pasando de un 3,0% en 2023 a un 2,9% en 2024, cifra que está por debajo del promedio de 3,8% registrado entre 2000 y 2019. Los pronósticos más pesimistas anticipan cuatro D: desaceleración, desinflación, deuda y desglobalización.
Triple crisis
Existe una brecha entre la magnitud de los problemas y desafíos que atraviesa América Latina y la capacidad menguada de los gobiernos para dar respuestas. Esto trae como consecuencia la combinación explosiva de “sociedades fatigadas, calles calientes y urnas irritadas” que desgastan rápidamente a los mandatarios, vuelven la gobernabilidad crecientemente compleja y pondrá a prueba la estabilidad política.
Los analistas políticos advierten sobre una “triple crisis” que enfrenta la región:
* Crisis de gobernabilidad, con una democracia bajo tensión. Los niveles de confianza hacia las instituciones públicas permanecen bajos, el descontento respecto de la calidad de los servicios públicos permanece alto y las redes sociales siguen imprimiendo una velocidad a las demandas sociales que el Estado no es capaz de procesar.
* Crisis de expectativas. Las distintas protestas sociales, cada vez más violentas, hablan de expectativas frustradas, de esperanzas que se esfuman. Los gobiernos no han sido capaces de adaptarse al cambio social. Mientras la ciudadanía opera bajo una lógica del siglo XXI, con la digitalización como acelerador, el Estado y sus instituciones siguen operando bajo la lógica del siglo XX.
* Crisis de certezas. Los mayores niveles de incertidumbre económica y política debido a factores externos e internos aumentan el riesgo político. El contexto internacional ha aumentado los grados de incertidumbre.
Las ciudades más peligrosas
El informe del Global Peace Index de 2023 -que muestra las ciudades más peligrosas del mundo- advierte el aumento de la violencia en las zonas urbanas impulsado por el narcotráfico, controles de rutas y enfrentamientos entre carteles.
Entre las ciudades con mayor número de homicidios, figuran Caracas (1 en el ranking mundial), San Pedro Sula (6), Río de Janeiro (7), Salvador (8), Fortaleza (9), Recife (10), Tijuana (18), Lima (22), San Pablo (25), Ciudad de México (31), Bogotá (36), Buenos Aires (47), Quito (53) y Santiago (57).
Este ranking es un reflejo del alarmante aumento del crimen organizado -muchas veces transnacional- y la inseguridad en la región, que se ha elevado de forma exponencial en países como Ecuador y otros con niveles relativos de seguridad altos, como Chile y Uruguay.
En tanto, en Venezuela no hay grandes organizaciones armadas, pero sí grandes pandillas; mientras en Colombia existen fuertes grupos organizados y armados, como el Ejército de Liberación Nacional (ENL), los grupos disidentes de las FARC y El Clan del Golfo.
Por otro lado, reconocidas organizaciones como el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJGN) y el Cártel del Pacífico (Sinaloa) se han expandido por la región, sumado a que cada vez hay más grupos medianos y pequeños con capacidad de traficar bienes ilícitos sin necesidad de pertenecer a una gran organización.
Oportunidades
Más allá de todo, América Latina también presenta oportunidades únicas de liderazgo global a partir de sus ventajas competitivas en la agenda del siglo, dada su alta disponibilidad de minerales críticos y su mayor potencial para el desarrollo de energías renovables; la digitalización, el cambio climático y la tecnificación en la producción de materias primas. Todo ello, en un clima de negocios que gradualmente comienza a repuntar en la región.
“Las condiciones para dar el salto al desarrollo están: los minerales críticos para la economía del futuro se encuentran en la región, como el cobre, cobalto, níquel o el litio, donde Bolivia, Argentina y Chile concentran cerca del 60% de las reservas mundiales. Así lo entienden las grandes potencias, que han seguido mirando con atención la región a través de iniciativas globales como el Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP) de Estados Unidos, la Franja y la Ruta de la Seda de China y la iniciativa Global Gateway de la Unión Europea. El liderazgo político tiene la palabra”, concluye el informe.
“Bukelización”, Rosario y la velocidad de la crisis
El politólogo Daniel Zovatto describe el impacto que genera retirar y debilitar al Estado en funciones estratégicas como seguridad, justicia y condiciones de desarrollo socioeconómico. Alerta sobre el efecto derrame que puede tener el flagelo narco en el país. “Rosario no es el problema de Rosario, es de Argentina”, afirmó
¿Qué es lo que más preocupa a los analistas que elaboraron el Índice Riesgo Político América Latina 2024? La respuesta del politólogo Daniel Zovatto es contundente: “Lo que más nos preocupa es que la inseguridad, el crimen organizado y el narcotráfico se posicionan de manera estable en el primer lugar por dos años seguidos y también el hecho de que se ha ido extendiendo en la región”.
En diálogo con Comercio y Justicia, consideró que esto es “muy grave” y tiene “externalidades negativas” que tienen que ver con un deterioro a la democracia, a los derechos humanos, un involucramiento de las fuerzas armadas en tareas de orden interno, que no es lo que deberían hacer.
Advirtió sobre el colapso, corrupción o ineficiencia de la policía, de la justicia, y la cooptación de importantes áreas institucionales por parte del crimen organizado y los narcos, como así también la penetración del dinero del crimen organizado o el narcodinero en la narcopolítica. “Y si no haces cosas en serio terminás teniendo un narcoestado o incluso el riesgo de convertirte en un Estado fallido”, explicó.
Para el jurista, lo que se está viendo en Ecuador es algo inédito: “Yo no recuerdo haber visto una situación similar a la crisis gravísima que vive Ecuador, de desafío a la autoridad, del uso monopólico de la violencia, lo único que recuerdo similar, pero que no llega a ese nivel es lo de Pablo Escobar -en la década de los ´90- en Colombia”. Recordó de esa época el uso de coches bombas, la explosión de un avión de Avianca, el terror.
También hizo referencia a lo ocurrido con Sendero Luminoso en Perú y en estados y localidades que hoy están bajo amenaza narco en México.
Respecto a lo que se está viviendo en latinoamérica, reflexionó que la situación evidencia lo que implica retirar y debilitar al Estado en funciones estratégicas como seguridad, justicia y condiciones de desarrollo socioeconómico.
Sobre el top one de los riesgos, describió que si bien antes el crimen organizado estaba concentrado en ciertas áreas geográficas como México, El Salvador, Honduras, Guatemala, Colombia, Venezuela y Brasil, hoy ya no es así y el riesgo está en la expansión hacia la región.
“Hoy la mayor preocupación del narco es territorial, es asegurar sus rutas de tránsito, por eso lo de Ecuador es tan especial, en un país que es una verdadera plataforma en las rutas que van de Bolivia, Perú y Colombia -los grandes productores-, hacia los Estados Unidos con los dos grandes carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación; y hacia Europa vía las mafias albanesas”, dijo Zovatto. En el caso de Ecuador, el país destaca por su amplia zona de salida al mar y la dolarización que dificulta el seguimiento de la ruta del dinero al no haber transacción de cambio de moneda.
A lo ya mencionado, el analista agrega el contexto socioeconómico, una región que tiene un crecimiento anémico muy por debajo de lo que debería crecer para lograr empleos formales. “Los otros problemas son los altos niveles de pobreza y desigualdad que en cierto aspectos se correlacionan con mayor nivel de delincuencia, sobre todo porque está afectando mucho a la juventud, porque en muchos casos se está quitando oportunidades donde la juventud puede jugársela con actividades lícitas y no ilícitas”, graficó.
Cabe destacar que la semana pasada, el presidente de Ecuador Daniel Noboa, declaró la guerra a las bandas del crimen organizado y brindó anuncios de medidas guiadas por el modelo del presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
En ese sentido, el especialista advierte sobre la “bukelización” en el tipo de respuesta que muchos países están dando a los problemas de la inseguridad. Además, adelantó que en países como Uruguay, Chile y Costa Rica está creciendo el problema de la inseguridad asociado al tema de la delincuencia, al crimen organizado que ya es un problema regional y no nacional, y en muchos casos aún más agravado por la presencia del narcotráfico y de los grupos de narcotráfico.
“Todo esto está generando una demanda de parte de la ciudadanía que en muchos casos se ha convertido en una demanda electoral. Lo hemos visto en Argentina. Y ahí es donde viene cuál es la respuesta que se le da. Las democracias latinoamericanas están enfrentando un serio desafío: no han podido encontrar, en la mayoría de los casos, respuestas democráticas a los problemas de la inseguridad. La fórmula que está circulando como modelo en América Latina es la llamada “bukelización”, que es una respuesta no democrática pero efectiva a los problemas de la inseguridad, que tiene un costo muy alto en materia de violaciones a los derechos humanos, en materia de debilitamiento del estado de derecho y en materia de deterioro democrático”, concluyó.
Vivir tres años como un rey
Prefiero vivir tres años como un rey y no toda una vida como un buey, dice un dicho en México. El dicho tiene que ver con la filosofía del crimen organizado y el narco. Hoy, una gran parte de la juventud dice que no tiene futuro, y que tampoco quiere llegar a los 70 años de una vida de marcado sufrimiento y de privaciones, entonces “se la juegan” unos años y al menos vivirán eso como un rey y no toda una vida como un buey.
“Los carteles como Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa son verdaderos miniestados, con sus ejércitos, con sus armas sofisticadas, con sus sicarios. Esto en la parte de la violencia, pero está la parte de la cooptación, comprando gente y enlistando candidatos a alcalde”, describió el investigador de la universidad chilena.
En Ecuador, los grupos narcos como Los Choneros, Los Lobos y una veintena más marcaron una explosión de homicidios en apenas tres años, saltó de unos cinco homicidios por cada 100.000 habitantes a más de 45, muchos de ellos perpetrados entre bandas.
“Ese es el grave riesgo, la velocidad de la crisis. Las instituciones que se necesitan para combatir a la delincuencia y al crimen organizado terminan siendo debilitadas, anuladas o cooptadas y por eso creo que esto es un muy fuerte campanazo de alerta para un país como la Argentina, pero también para una región como América Latina. Aquí hay que poner en marcha además de las medidas nacionales una muy amplia colaboración regional e internacional sino esta batalla no se gana. Otro mensaje en este contexto es que Rosario no es el problema de Rosario, es de Argentina. Una ciudad no tiene capacidad de resolver per se una situación como esa, y si no lo resolvemos ahí, el efecto derrame va a ser muy grave”, concluyó Zovatto.