jueves 21, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Igualdad de género y empoderamiento de las mujeres en los ámbitos rurales

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COLUMNA DE AMJA

Por Carla Olocco de Otto*

La vida de Isabel, como la de tantas mujeres que desarrollan sus tareas en ámbitos rurales, es el fiel testimonio y reflejo de la desigualdad de género. Ella, una mujer de campo, criada desde su nacimiento en la zona rural del norte de nuestra provincia de Córdoba, a corta edad fue mamá de tres hijos junto a su primer marido, quien luego la abandonó, debiendo asumir sola las tareas de crianza. Sus proyectos siempre estuvieron sellados en las labores de la casa y la maternidad. Al formar pareja nuevamente -con un peón rural-, tuvo dos hijas más, siendo esta vez acompañada en su crianza; no obstante, sus roles dentro de la dinámica familiar continuaron siendo los mismos.

Con el correr de los años, poco a poco comenzó a salir de las paredes de su casa para realizar esas mismas tareas en otros ámbitos, como de cocina en la escuela rural a la que asistían sus hijos, a pocos metros de su hogar. Hoy, Isabel continúa desarrollando esas mismas actividades domésticas, como también se ocupa de ayudar a sus hijas -también madres a temprana edad- en el cuidado de sus nietos/as

Este caso nos lleva a reflexionar sobre ¿cuáles podrían ser las estrategias conducentes a coadyuvar a las mujeres que viven en los espacios rurales para lograr su empoderamiento, doblegando ese destino inexorable que hoy tienen? ¿Ésa será su única opción? En la actualidad existen ciertos avances en materia de igualdad de género en estos espacios; pero, ¿se pueden implementar otras acciones concretas que permitan consolidar los logros obtenidos y así avanzar hacia la igualdad real? Estoy convencida de la afirmativa. Incluso, considero que esas gestiones redundarán en beneficio, no sólo de ellas mismas sino también de los hombres inmersos en este mismo ámbito, quienes puyeden coadyuvar y hasta ser determinantes en este nuevo desafío.

A pesar de los avances conseguidos en algunos ámbitos, la exclusión de las mujeres en ganadería, tierra, servicios y recursos financieros, educación, salud, tecnología y empleo rural es todavía significativa. Es por ello que aquellas acciones que avancen en torno a la eliminación de la brecha de género en el mundo del campo pueden generar importantes beneficios para el sector agrícola, la seguridad alimentaria y la sociedad, ya que las mujeres colaboran de forma significativa en la economía rural.

Ellas tienen más responsabilidades domésticas que los hombres, y los ingresos que generan resultan destinados al sustento, como también al desarrollo familiar. Dicho fenómeno origina consecuencias verdaderamente positivas en términos de contribución al crecimiento económico, desarrollo sostenible, creación de capital humano y bienestar social en el mundo.

Por todo ello, resulta imperioso adoptar medidas tales como la eliminación de la discriminación de las mujeres en el acceso a los recursos productivos, la promoción de su participación en la vida pública, el fomento de la educación universal así como la inversión en nuevas tecnologías dirigidas a facilitar el trabajo, ahorrar tiempo y mejorar su rendimiento, de forma que puedan dedicarse a desarrollar otras actividades productivas. En la implementación de estos cambios, estimo que para que ellos sean perdurables en el tiempo resulta necesario comprometer a más actores en este escenario y plantear alternativas que provengan de los particulares de estas zonas agrarias, para que luego sea el Estado el que brinde su apoyo desde otro nivel.

Las mujeres representan algo más de 40% de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo, pudiendo llegar a más de 50% en determinadas partes de África y Asia. Sin embargo, se enfrentan a una discriminación significativa en lo que respecta a la propiedad de la tierra, de los ganados y cultivos, la igualdad de remuneración, la participación en la toma de decisiones de entidades como las cooperativas agrarias y el acceso a recursos, crédito y mercado para que sus explotaciones prosperen. 

Las mujeres rurales son agentes clave para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales necesarios para el desarrollo sostenible pero su acceso limitado al crédito, la asistencia sanitaria y la educación se encuentran entre los muchos retos a los que se enfrentan. Éstos se ven agravados además por las crisis mundiales como también por el cambio climático. Empoderar a este colectivo no sólo es fundamental para el bienestar de las personas, familias y comunidades rurales sino también para la productividad económica general, dada la amplia presencia de mujeres en la mano de obra agrícola mundial.

*Jueza de Niñez, Adolescencia, Violencia Familiar y de Género, de Córdoba

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