ESCUCHARDos politólogos analizan el comportamiento del electorado con el corte de boleta para accionar la controlabilidad del poder y el quiebre de la hegemonía en la provincia. Apuntan a otras fallas que se desnudaron más allá de la demora en el escrutinio
Los análisis políticos que dejó la elección provincial del domingo se abren en un abanico de matices cada vez mayor a medida que pasan las horas.
Dos politólogos cordobeses ajustan la lupa y construyen un listado de conclusiones a partir de aquello que más sorprende en esta votación atípica.
En diálogo con Comercio y Justicia, César Murúa, profesor e investigador en la Universidad Católica de Córdoba (UCC), y Pamela Cáceres, integrante de la coordinación de la Red Ciudadana Nuestra Córdoba, destacan un hartazgo de la concentración de poder, la aparición del voto reflexionado, un quiebre en la hegemonía y un sistema electoral que no pasa la prueba de estrés cuando recibe resultados ajustados.
“Lo que llama la atención desde el punto de vista del comportamiento electoral es la cantidad de abstenciones, blancos y nulos, y el tema de un voto pensado, de cortes de boleta. Hubo una enorme necesidad de expresarse, o no concurriendo a votar o votando de esa manera. Ha sido interesante desde el punto de vista del ejercicio de elegir pensando y tratando de expresarse”, analiza Cáceres.
Si bien advierte que en elecciones polarizadas hay una especie de resignación en la gente; en este caso, se terminó definiendo un panorama de representación bien complejo, porque por primera vez en mucho tiempo un gobernador va a tener una Legislatura opositora.
“Lo más notable es el voto reflexivo del electorado cordobés, un hartazgo de las estrategias de concentración del poder y es una elección que marca un quiebre de hegemonía, lo que expresó el gobernador electo cuando dijo que comienza ‘un nuevo tiempo’ y ‘partimos de cero’, cuando antes, durante toda la campaña electoral, se basó en la continuidad. ‘Partimos de cero’ hay que ver bien qué quiere decir, porque puede tener que ver con un armado político que incluye, por ejemplo, una vicegobernadora radical que plantea una estrategia nueva”, observó la politóloga.
Por su parte, Murúa definió como un comportamiento “muy valioso” cuando el elector vota a partidos distintos, para categorías diferentes, como por ejemplo para los órganos de control, legisladores o tribunal de cuentas. Algo que quedó plasmado a la luz de los recientes resultados. “Ahí claramente podemos intuir una predisposición del electorado a favorecer los mecanismos de control, lo cual es muy valioso”, aseveró.
En términos de las ciencias políticas, esto remite a la “controlabilidad”, que en palabras del politólogo es la capacidad de controlar con controles horizontales entre poderes del Estado.
Luego, el docente de la UCC analizó uno de los puntos que atrapó la mayor atención: la demora en la carga de las actas del escrutinio provisorio. Para el especialista, ese punto “es un elemento más que se suma a una cadena de fallas que ha tenido el sistema electoral en su conjunto a lo largo de todo el proceso electoral”.
Comienza a enumerar lo que consideró como fallas, entre ellas, “la contratación de los espacios publicitarios financiados por la Justicia que se entregaron muy cerca del inicio y se perdieron prácticamente 10 días de campaña; el voto electrónico -para Marcos Juárez, Carlos Paz, La Falda y Cosquín- sigue siendo un sistema privatizado por una empresa que, además, es la misma que se encargó del sistema de conteo de datos y publicación en la web de los resultados. También tuvimos problemas de capacitación dispar del personal electoral que estuvo involucrado durante la jornada electoral”.
Una reforma que se diluyó
“Todos estos factores pueden parecer chiquitos -señala-, pero cuando el sistema electoral se enfrenta a una situación de un resultado ajustado no supera la prueba de estrés”, concluye enfáticamente.
Recuerda que eso sucedió en 2007 y por eso se llevó adelante en Córdoba una reforma política muy ambiciosa en su momento en términos de objetivos, “pero que en la práctica, a la luz de los resultados, es una reforma que se diluyó por error de diseño o por falta de adecuación a los cambios que se van llevando adelante”. Con pesar, considera que, en cuanto al sistema electoral, Córdoba dejó de estar a la vanguardia.
También apuntó su lupa sobre la Boleta Única de Sufragio, sobre la que tanto espacios políticos como especialistas en ciencias políticas y la academia han advertido errores.
“No hemos modificado los errores que sabemos que tiene la Boleta Única. Por ejemplo, se presentaron niveles de votos en blanco muy significativos en la categoría de legisladores, y, entre otras cosas, es porque el ciudadano no está familiarizado con el sistema o el diseño del sistema no simplifica la emisión de la voluntad electoral. Han sido advertidos varias veces y el sistema electoral no incorpora esos señalamientos”, se quejó.
Como ejemplo de una forma de solución a ese problema citó el sistema que aplican los vecinos santafesinos, quienes también utilizan boleta única pero con un sistema distinto. “En Santa Fe usan una boleta única por cada uno de los tramos y en cada una de ellas el ciudadano expresa su voluntad electoral”.
Elección municipal
¿Cómo todo este panorama influirá en el próximo proceso electoral, que será el 23 de julio, para intendente de Córdoba?
El interrogante merece otro capítulo de análisis particular. Mientras tanto, la Red Ciudadana Nuestra Córdoba, un espacio conformado por organizaciones de la sociedad civil, universidades, centros de investigación, colegios profesionales, fundaciones, empresas y ciudadanos, convoca para este miércoles a organizaciones de la Capital de la provincia para definir desde la ciudadanía cuales son las metas prioritarias que tendrían que analizar la próxima gestión de la ciudad.
“Como no hay debate electoral, no hay debates de propuestas, al menos eso es lo que vimos en la elección provincial, tratamos de poner en discusión que la gestión municipal va a tener que pensar un plan de metas para 2024/2027”, concluyó Cáceres.
