“A pesar del sentimiento de culpa y las miradas que todavía sienten algunas personas con obesidad, la ciencia demostró que existen decenas de factores que explican su desarrollo y hoy se sabe que ésta no se desencadena por falta de voluntad ni se resuelve de una manera tan simple como comiendo menos y moviéndose más”, expresaron expertos en el marco del Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora hoy.
La Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas (Aadynd), la Sociedad Argentina de Médicos Nutricionistas (Samenut), la Sociedad Argentina de Endocrinología y Metabolismo (SAEM), la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (Saota), la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad (SACO), la Sociedad Argentina de Medicina (SAM) y la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) se unieron para llamar a actuar cuanto antes para cambiar esta realidad, y aprovecharon para difundir 10 motivos que explican la complejidad de la obesidad, de su desarrollo y de su abordaje.
1. Cifras. Las estadísticas con que contamos en nuestro país muestran un contexto preocupante. En cinco años, tal como describieron las III y IV Encuestas Nacionales de Factores de Riesgo del Ministerio de Salud de la Nación (de los años 2013 y 2018), la proporción de argentinos adultos con obesidad pasó de 20,8%] a 25,4%, prácticamente un incremento de 25%.
“Éstos son los datos oficiales más recientes que tenemos a nivel nacional, pero los relevamientos que llevamos adelante en nuestra Sociedad durante la pandemia nos dan la pauta de que los últimos dos años no han hecho más que agravar esta situación. Y quienes más peso ganaron en la pandemia son las personas que ya tenían sobrepeso u obesidad, justamente quienes tienen más riesgo de tener enfermedad severa por covid-19. Esto nos debe movilizar a todos a tomar cartas en el asunto”, explicó Marianela Aguirre Ackermann, médica especialista en nutrición y magíster en diabetes, y coordinadora del Grupo de Trabajo de Obesidad de la SAN.
2. Pone en riesgo la salud. “Se debe tomar más conciencia en nuestro país sobre el impacto negativo que la obesidad puede tener para la salud, tanto por sus consecuencias cardiovasculares como metabólicas -en el mayor riesgo de desarrollar de diabetes tipo 2 o hígado graso- e inclusive en el de distintos tipos de cáncer”, explicó Paola Harwicz, médica cardióloga y especialista en nutrición, ex directora del Consejo de Cardiometabolismo de la Sociedad Argentina de Cardiología.
3. No es tu culpa ni falta de voluntad. Lograr el descenso de peso y sostenerlo en el tiempo es un desafío complejo que requiere un abordaje integral.
4. Más que comer menos y moverse más. En el desarrollo de obesidad influyen factores genéticos (predisposición y aspectos evolutivos), el metabolismo (desequilibrios hormonales), aspectos emocionales (como aburrimiento o disfrute por comer), salud mental (estrés, ansiedad o depresión), ambiente (dónde y cómo vivimos), trastornos del sueño y hasta presiones sociales o familiares.
5. Modo resistencia. “Por si esto fuera poco, independientemente de las causas detrás de la ganancia de peso en cada persona, una vez que se empieza a bajar de peso el organismo desarrolla -por aspectos adaptativos- mecanismos para resistir esos intentos, buscando retornar al peso anterior. Esto es aún peor con las dietas extremas porque nuestro cuerpo está diseñado para resistir ante la escasez de alimentos: cuando comemos muy poco, el metabolismo se hace más lento para gastar menos calorías y, a la vez, aumenta las hormonas del hambre para que busquemos comer para recargar energías”, explicó Aguirre Ackermann.
6. Patrones desde la infancia. Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud establece que, si no se toman medidas concretas para cambiar la realidad actual y futura, 27,2% de los niños entre 5 y 9 años tendrá obesidad, en 2030.
7. Persiste el estigma. Todavía se manifiesta en miradas, discriminación y rechazo, aspectos que pueden dañar la autoestima, favorecer el desarrollo de cuadros de ansiedad y depresión que probablemente alejen a la persona del cuidado de su salud y de su peso corporal.
8. Aceptarse, quererse y cuidar la salud. La doctora Harwicz compartió su postura respecto del activismo orientado a aceptar el propio cuerpo tal como es. “Reconozco el aporte positivo de la propuesta porque invita a cambiar la manera de valorarse, superando complejos y estigmas, y combatiendo toda forma de discriminación. De todos modos, quererse es mucho más que aceptarse; justamente, un cuadro de obesidad requiere que se tomen medidas para cuidar el cuerpo y la salud, para poder llevar una vida más plena, más larga, disminuyendo el riesgo de desarrollar complicaciones que atenten contra ello”.
9. Consulta médica. Como es una cuestión de salud, necesita un abordaje de profesionales de la salud. Los especialistas están preparados para que aquél sea personalizado, atendiendo a la necesidad individual, biología, comportamental y de bienestar emocional de cada persona.
10. Nos interpela a todos. “La obesidad es una enfermedad compleja, con muchas causas vinculadas con el ambiente. Ya no se la considera una cuestión individual y ha pasado a involucrarnos a todos como sociedad. Todos podemos trabajar juntos para crear un futuro más saludable” concluyó la doctora Aguirre Ackermann.