viernes 22, noviembre 2024
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Comercio y Justicia 85 años

Y los Pitufos armaron las valijas…

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 Por Sergio Castelli* y María Constanza Leiva**

Júzcar, un municipio español de la provincia de Málaga, Andalucía, situado a 623 metros sobre el nivel del mar, era un típico poblado de casitas blancas, muy tranquilo, con apenas 240 habitantes, hasta que un día pasó a ser conocido mundialmente como el “El primer pueblo Pitufo del mundo”; ya que al producirse en junio del año 2011 el estreno global de la película Los Pitufos, una agencia de publicidad de Madrid, que colaboraba con Sony Pictures en el lanzamiento de la película, presentó la iniciativa de pintar todas las casas de azul para promocionar el gran estreno.
Este cambio trajo aparejado para el poblado de Júzcar un considerable aumento en los beneficios económicos, ya que al promocionarse como “Pueblo Pitufo”, ya no sólo por el azul de sus fachadas sino también por el uso de imágenes, esculturas y actividades alusivas a estos enanos azules, los turistas comenzaron a llegar en cantidad, con lo que el turismo pasó a ser la principal fuente de ingresos del municipio, y por ello, los juzcareños decidieron por medio de consulta popular mantenerse azules.

Y todo parecía un cuento de hadas, hasta que los herederos de Pierre Culliford, más conocido como Peyo, el caricaturista belga creador de los pitufos, mediante la empresa familiar IMPS, se contactaron con el Ayuntamiento de Júzcar para solicitar 12% de las ganancias obtenidas derivadas del uso y explotación de la imagen de los Pitufos.
A pesar de que el ayuntamiento hizo lo posible para llegar a un acuerdo para mantener las cosas como estaban, el pasado 2 del corriente se anuncio a través de su web oficial que se había perdido la autorización para presentarse como pueblo pitufo, aunque también señalaba que el municipio seguirá pintado de azul y que todos los negocios seguirán las actuaciones conforme lo acordado por el plan de dinamización turística.
Y es que claro, los derechos de autor, que protegen toda creación ya sea de una obra literaria, artística, musical, científica o didáctica, publicada o inédita, otorgan a su titular los derechos morales de producción de dicha obra, como también los derechos patrimoniales y económicos derivados de la explotación y uso de la obra protegida, y éstos se extienden a los herederos al momento de fallecimiento del autor.
Los beneficios de los derechos de autor tienen una vigencia, en nuestro país y en la mayoría de los países del mundo, de 70 años posteriores a la muerte del autor. Existen legislaciones donde la vigencia es menor, de alrededor de 50 años, como en Uruguay, Canadá, Cuba, Filipinas. Y otras, donde es mucho más extensa, llegando hasta los 100 años después de la muerte de los autores, como en México.
Es por eso que los herederos de Pierre Culliford, fallecido en el año 1992, haciendo valer sus derechos sobre la imagen y explotación de los Pitufos, los desterraron de Júzcar al no obtener la compensación económica requerida, por lo que el municipio podrá continuar siendo azul, pero ya no más conocido como el pueblo pitufo de España.

* Agente de propiedad industrial. ** Abogada[/privado]

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