Los pasados días 28, 29 y 30 de octubre compartimos el Encuentro de Mediadores-Vaquerías 2022, que tuvo la presencia de un gran número de participantes, quienes llegaron desde varias provincias, con un objetivo en común: seguir en el camino de la construcción de puentes a la paz.
La fundación Mediadores en Red cumplió 20 años y qué mejor para festejar que con esta reunión generada a partir de la propuesta que en 2019 realizaron los grandes maestros Francisco Diez y Alejandro Nató: que la mediación continúe más allá de las personas que en ese momento estaban representando a muchos de nosotros. Es por ello que invitaron a los jóvenes mediadores a trabajar para que el legado de la mediación continúe con esta generación.
Destaco la labor de los organizadores del evento, de este grupo de jóvenes Mediadores en Red, que tuvo la responsabilidad y el compromiso de convocarnos a pensar entre todos nuevas formas de trabajar en mediación, innovando en herramientas y haciendo que la práctica se difunda entre la comunidad mediadora.
El eje temático del encuentro fue fortalecer a los mediadores en “ser artesanos de paz” y abrir nuevos horizontes más allá de nuestro espacio y ámbitos de trabajo en los cuales llevamos a cabo la mediación. Trabajar con nuestros recursos y fortalecernos; tomar conciencia de que las acciones individuales cuentan y son valiosas y, en lo colectivo, generan un gran impacto, como espejo que refleja quiénes somos y hacia dónde queremos ir.
El trabajo del equipo estuvo dispuesto en rondas de diálogos. En la introducción, Poppy McCormack nos hizo conectar con nuestro “ser” y escucharnos.
Aprendimos sobre colaborar, construir identidades y nuevos espacios de mediación con Alejandro Nató. También estuvieron presentes los facilitadores de talleres, y “la teacher” Marinés Suáres junto a Manuel Campodónico, con quienes repensamos cómo funciona la mente de las personas y en qué nos basamos a la hora de tomar decisiones. Nos presentaron a Daniel Kahneman, quien nos explicó los dos modos de pensamiento: 1.- pensamiento rápido (sistema 1), automático, emocional, no requiere esfuerzo mental, es el responsable de crear sensaciones, intuiciones e intenciones erróneas; y 2.- pensamiento lento (sistema 2), reflexivo y racional y el responsable de las actividades mentales que exigen más esfuerzo, y sólo se activa ante las que requieren un esfuerzo mental.
Con estas modalidades, unidas a la técnica del “abogado del diablo”, pudimos reflexionar sobre que las decisiones que se tomen deben estar rodeadas de seguridad y que lo decidido en su momento es lo correcto; así entonces tendremos acuerdos que se cumplan y sean sostenibles en el tiempo. Es una herramienta que nos ayuda a pensar y renovar las prácticas, innovando en las formas existentes de hacer mediación.
Para seguir con las vivencias, me enfocaré en las rondas de diálogo. Se nos propuso trabajar en el nivel personal, es decir, lo interno-individual, con una de las estructuras liberadoras, EcoCycle o forma de infinito continuo, en la que cada curva tiene un nombre que podemos enlazarla con ideas y cómo se desarrollan en este sistema de siembra, nacimiento, cosecha y renovación. Cuando esto ocurre, damos paso a un nuevo ciclo, continuo e ininterrumpido de nuevas ideas y proyectos de vida: individual (sabiendo quién soy y cómo siento) y colectivo, ejercitando la colaboración y cooperación con un otro mediante cómo me relaciono en el mundo exterior. Consolidar y armonizar los niveles personal, cultural, relacional y estructural, tanto internos como externos, es el desafío con el que a diario debemos comprometernos para hacer de nosotros seres integrados a un sistema para el logro de la paz.
Otro de los pilares importantes del encuentro fueron los talleres en simultáneo, en los que cada uno de nosotros pudo elegir en cuál participar. Los facilitadores de aquéllos colaboraron y expusieron temas diversos y constructivos, necesarios para nuestra formación continua.
Tuve la oportunidad de ser facilitadora del taller “Sentires del mediador”. Nos focalizamos en quiénes somos y cómo sentimos con cada intervención que hacemos y cómo nos atraviesan. Luego, encontramos entre todos los asistentes cómo manejar o gestionar lo que sentimos, buscando el tiempo y el espacio, para poder expresar el sentir adecuadamente; y de esta forma contribuir y mantener a la paz como individuo-social.
Finalizamos las jornadas con estas ideas nuevas, que nos ayudarán a
co-construir y mejorar en nuestros espacios, tanto personal como colectivo. Con la firme convicción, desde ahora y hasta el próximo encuentro, de que seguiremos sembrando y difundiendo la mediación como forma de vida para alcanzar la paz.
* Abogada, mediadora, facilitadora
Muy interesante! Gracias por compartir la experiencia!