Por Diego Lo Tártaro
El fallo de la Corte Suprema de Justicia en cuanto a las tarifas de gas debe interpretarse como un llamado al Gobierno a conducirse con sensatez y sentido común, y no por posiciones técnicas que si bien parcialmente pueden ser correctas, no contemplan razones sociales y políticas.
El presidente Mauricio Macri, quien se comporta más como un candidato que como presidente, se confunde si cree que con campañas de salir a timbrear, como lo hizo durante la campaña electoral, está aventando las dudas que aparecen en la población en cuanto a la corrección del rumbo y la conducción de su administración. Transcurridos más de ocho meses de gobierno, parece que no comprendió los tiempos y el comportamiento de la política. Por otra parte, la sensibilidad social a la hora de tomar desiciones trascendentes está ausente.
Este incomprensible y peligroso proceder pone en riesgo el manejo de su gobierno, lo que le hace perder adeptos sinceros, bien intencionados y pensantes. Como contrapartida, quienes deben enfrentar la Justicia por las fechorías cometidas durante los 12 años que gobernaron hacen públicas declaraciones que, si bien en algunos casos son acertadas, en sus bocas producen repulsión.
Tan torpe y tercamente se condujo el ministro de Energía y Minería que sólo logró judicializar algo que es competencia y potestad del Ejecutivo, puso en su contra a la opinión pública, le dio aire a la ex presidenta, para finalmente tener que dar marcha atrás, porque así lo impuso la Corte.
Por otra parte, muchísimas pymes y economías regionales están, por este tema, ante serios problemas que pueden agravarse. Por ello se requiere de inmediatas soluciones que no sólo no llegan sino que, peor aún, no se sabe cómo se van a encarar.
Es cierto e indubitable que el Gobierno recibió un campo minado con francotiradores al acecho de todos los sectores, pero también se debe entender que el período de prueba y error ya llegó a su fin. Ahora sólo esperamos que el Presidente revise sus acciones y proceder y nos presente un plan de trabajo coherente y factible. El momento de las generalidades terminó. Ahora se requiere de precisiones y no expresiones de buena voluntad.
* Presidente del Instituto Argentino para el Desarrollo de las Economías Regionales
