El juez cordobés dialogó en exclusiva con Comercio y Justicia y alertó sobre las consecuencias que traerá la reforma del Consejo de la Magistratura de la Nación.
Cauto y meticuloso, medido en sus palabras pero sin perder el tono crítico, el vocal del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, Armando Andruet, se refirió a la reforma judicial. Por primera vez, el magistrado cordobés dialogó sobre el tema con un medio de prensa. Lo hizo advirtiendo que se posicionaba en una perspectiva “académica y antropológica”, evitando así confrontar sobre la polémica democratización de la justicia.
Hecha todas esas aclaraciones, Andruet no tardó en mostrarse preocupado por la politización de la justicia que -a su criterio- traerá directamente aparejada la reforma del Consejo de la Magistratura. Tras participar de una charla-debate organizada por el Centro de Estudios Avanzados (CEA), en la Facultad de Derecho de Córdoba, Comercio y Justicia dialogó con el vocal del Alto Cuerpo cordobés.
-¿Qué análisis le merece esta reforma judicial que impulsa el Gobierno y cuyas leyes más polémicas ya han sido sancionadas por el Congreso?
-Es muy interesante este proceso que se ha abierto, haber puesto foco en ciertos espacios judiciales es positivo. El tema de la reforma judicial es muy diverso; hay cuestiones con una alta temperatura política y otras con una alta temperatura procesal.
-La reforma del Consejo de la Magistratura es la iniciativa que más críticas ha recibido de los jueces ¿Qué opina sobre esta cuestión?
-La reforma del Consejo es la que mayor contenido político tiene. Los constitucionalistas han demostrado que se trata de una reforma con profundas grietas en el esquema constitucional. Con independencia de estas cuestiones constitucionales lo que a mí me perturba es la cuestión antropológica judicial.
Históricamente, del siglo XVIII en adelante ha habido una preocupación por separar la política de la magistratura y esa separación es por la que nosotros hemos pujado: por la independencia de los jueces, la imparcialidad, la ecuanimidad, todos elementos que el juez debe cultivar diariamente para no caer en la afectación de la parcialidad. Cuando a los consejeros los colocan en esta situación de ingresar dentro de un esquema partidario es como si tres siglos de una preocupación de tratar de disociar política y magistratura hubieran quedado fuertemente desarticulados.
-¿Si la elección popular de los consejeros no se hubiera asociado con la lista de partidos políticos, otra sería su perspectiva?
– No lo sé. De alguna forma si se hubiera evitado poner al juez a ser votado “junto con”, tal vez sería más fácil de ponderarlo; pero asociado a un partido, tal como quedó, el juez entra en el juego de la política. Entonces, los jueces que ingresan a ese capítulo van a tener que entender la nueva matriz, que es política, con lo que ello pueda tener de positivo, de negativo.
-A su criterio ¿van a prosperar los planteos de inconstitucionalidad?
– No lo sé, serán los constitucionalistas los que tendrán que estudiar en profundidad el tema y los jueces para resolverlo; yo no me planteo esa discusión, no tengo la autoridad para hacerlo. En este momento, me planteo la cuestión desde otra perspectiva, la perspectiva antropológica, biográfica y existencial del juez que durante tres siglos entendió que la sociedad le pedía que no esté asociado a la política y ahora le dicen que esté asociado a la política, ése me parece que es el punto que más perturbación debe hacer.
-A su entender ¿esta reforma debió hacerse en el marco de un debate más amplio?
-En el Estado de derecho la democracia deliberativa supone el mayor espacio para las miradas, creo que mientras más miradas hay a los temas complejos como son éstos, siempre el resultado puede ser más enriquecedor para todos y creo que siempre la sociedad se merece el mejor de los resultados.
Creo que hay algunas cuestiones que se debieron tener más a la vista, por ejemplo, la mirada de los propios estudiosos de la ciencia procesal que podrían haber dado una opinión con respecto a la conveniencia o no de los tribunales de casación, la conveniencia de la regulación de las cautelares, cuestiones que son estrictamente procesales.
Cada dos años se hace un congreso procesal en el país, precisamente para discutir desde la cientificidad del derecho procesal esas cuestiones. Por lo que he visto no se ha tenido un dictamen de los especialistas, no lo he visto al menos para llevar adelante esta reforma.