ESCUCHARPor Saúl Musicante *
Los mercados financieros internacionales continúan expectantes respecto a las consecuencias potenciales de procesos que, de no resolverse de una manera relativamente rápida y ordenada, pueden tornarse sumamente disruptivos.
Como diagnostica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “mayores incrementos en las restricciones al comercio podrían afectar negativamente la inversión, a los trabajadores y a los consumidores”.
A su vez, si como consecuencia de estas restricciones se produjere en China una desaceleración fuerte, esto podría a su vez afectar la actividad en el ámbito global. Para mitigar ese riesgo, el gobierno chino ha lanzado un importante plan de estímulo para compensar la caída de la actividad interna.
A estos acontecimientos se debe agregar el incidente entre EEUU e Irán, con la consiguiente escalada de tensión en la región de Medio Oriente y su impacto en el precio del petróleo, y el brexit, por el que se produjo la renuncia de la primera ministra Theresa May, y adquirieron importancia los ultranacionalistas, cuestiones que tampoco lucen fáciles de resolver en el corto plazo. Por el momento, los inversores confían en la política monetaria más laxa aplicada por los bancos centrales, en especial la Reserva Federal que continúa “flexible y paciente”.
La curva de bonos del tesoro norteamericano señala un aumento en la probabilidad de que el próximo movimiento sea de una baja de tasas (la diferencia entre la tasa de 10 años vs. la de tres meses levemente negativa refleja esa idea).
En este marco global, Brasil sigue inmerso en el proceso de negociación de las reformas previsionales, con una economía que no consigue acelerar el crecimiento. No obstante, el mercado se las arregló para marcar un rebote en las cotizaciones -el real bajó desde 4,10 dólares-.
En el contexto planteado, los mercados argentinos lograron disminuir sensiblemente la volatilidad. Mientras los inversores continúan replanteando a toda velocidad los distintos escenarios políticos que se podrían presentar a partir del anuncio de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández, han reaccionado favorablemente, en principio, ante un supuesto de mayor moderación.
En el mercado cambiario, la flexibilización de las pautas para intervenir obtenida del FMI por las autoridades, sirvió como aliciente para un cierre semanal prácticamente sin cambios. Por su parte, en el mercado de bonos se verificaron subas cercanas a 2% para las especies denominadas en moneda extranjera y las acciones registraron una suba semanal cercana a 4%.
En este caso se pudo apreciar una mejor performance relativa de los papeles cotizantes elegidos para formar parte del índice MSCI (mercados emergentes) frente a aquellas que no fueron incluidas. A este escenario político y financiero algo más constructivo, se conocieron datos mixtos tales como una balanza comercial positiva por octavo mes consecutivo (por fuerte retracción en importaciones) y una importante caída de la economía en marzo producto de la turbulencia financiera y profundizando de la recesión.
En lo que respecta a inversiones y en función del contexto externo y la dinámica política interna, es aconsejable extremar la cautela.
Los inversores conservadores deberían considerar mantener sus portafolios con alto porcentaje aplicado en instrumentos denominados en moneda extranjera y con buen riesgo crediticio, favoreciendo obligaciones negociables emitidas bajo ley extranjera. Asimismo y a los fines de diversificar el riesgo argentino, la tendencia a adquirir cuotas partes de fondos comunes de inversión que invierten en activos latinoamericanos está tomando impulso.
*Contador y asesor financiero en S&C Inversiones
