Varios días después de haber concluido con acuerdo una mediación patrimonial en el Centro Judicial de Mediación, la pregunta no dejaba de darme vueltas: ¿puede un rumor motivar una demanda? Por María Eugenia Biain *
El caso. Una empresa constructora está levantando un barrio y cuando las casas están prácticamente listas corre la voz de que no tendrán la escritura porque el titular de la empresa ha muerto y no hay quién escriture. Los vecinos se reúnen y deciden no continuar los pagos. Años más tarde, un matrimonio, que ya estaba en posesión de su casa, decide demandar a la empresa por la escrituración, afirmando que el titular ha muerto.
El abogado de la empresa reconviene exigiendo el pago de las cuotas debidas. En este punto el juez envía el caso a mediación.
Alrededor de la mesa nos encontramos el matrimonio demandante y su abogado, el titular de la empresa (que gozaba de muy buena salud), su abogado y las dos mediadoras. Del intercambio en audiencias conjuntas y privadas surgió una verdad diferente a la que traía el matrimonio: todos los vecinos ya habían terminado de pagar sus cuotas y habían obtenido sus escrituras (salvo cuatro y este caso era uno de ellos). Gran parte de la información que había circulado era inexacta, falsa e incluso antigua. Como ambas partes tenían interés en terminar con el asunto, se llegó a un acuerdo: el matrimonio pagó y obtuvo del ingeniero la tan ansiada escritura.
La reflexión posterior. Técnicas, teorías y supuestos. Muchos de los conflictos se originan por “ruidos” en la comunicación, pero en los libros de teoría de la comunicación del rumor no se habla (o no es considerado “ruido”). Esta mediación actualizó un tema siempre presente en las mediaciones familiares, expresado con afirmaciones como “se dice que él estuvo preso”… “es por todos conocido que ella…”… “no me consta pero todos en el barrio saben que la familia de…”. La inquietud que estos dichos de los mediados producía en mí reflejaba lo que Carolina Gianella (psicóloga y mediadora mendocina) llama “los supuestos”.
Gianella afirma que existen tres niveles de experiencia. El primero es el nivel de la técnica (el saber hacer). El segundo, el de la teoría (por qué utilizamos estas técnicas y no otras). Y por último, el tercer nivel es el de los supuestos que son el conjunto de creencias, valores y modos preferidos de construir la realidad, que es personalísimo de cada individuo. Mi frustración venía del nivel de los supuestos (de los míos, claro). En el abordaje de conflictos en los que se incluían rumores yo había utilizado técnicas propias de la mediación, basada en diferentes teorías, y venía fracasando en el tratamiento del conflicto mientras aumentaba mi malestar por no saber qué hacer. Allí descubrí que mi supuesto estaba relacionado con no entender cómo las personas se podían basar en un “se dice” y a partir de eso actuar de determinada manera, confundiendo dichos con hechos, dichos con realidades.
Así fue como inicié la indagación sobre el rumor.
¿Qué es el rumor? En EEUU, en los 40, el gobierno encarga que se investigue cómo funcionan los rumores porque éstos estaban causando desmoralización (en el pueblo y en la tropa) en plena 2ª Guerra Mundial. Los psicólogos Knapp, Allport y Postman realizarán experimentos y concluirán que el rumor (que transmite de boca en boca un hecho cuyo nexo de comprobación ha desaparecido) a medida que corre va perdiendo palabras y detalles; se multiplica (un ladrón = cuatro ladrones); tiende a simplificar el mundo que nos rodea y exhibe una tendencia a atribuir causas a los acontecimientos, motivos a las personas, razón de ser al episodio. ¿Qué proponen para combatirlo? Además de carteles y publicidades concienciando sobre sus peligros, publicarán (en revistas) análisis de noticias desestimando las falsas afirmaciones contenidas. ¿Resultados? Un alto porcentaje de los lectores de esas columnas se volvían muy críticos a la hora de evaluar las informaciones circulantes.
En resumen: los primeros que estudian el rumor lo consideran una “enfermedad” contra la que debe “inocularse” a la población y para la que hay “remedios”. Pero en los 60 llegaron los teóricos franceses. (Continuará el próximo jueves)
* Abogada, mediadora