Junto al dique Cuesta del Viento se erige un establecimiento de categoría hoy administrado por una cooperativa de trabajadores. Se ofrece como destino final de viaje o escala hacia el valle de la Luna.
¿Es posible acceder a una oferta de turismo saludable, de excelente calidad y precio y que implique un aporte solidario al mismo tiempo? La experiencia de la Cooperativa de Trabajo, Hotelería, Gastronomía y Turismo Cacique Pismanta en la provincia de San Juan nos dice que sí. No se trata de la primera empresa recuperada de Argentina ni del único hotel administrado por trabajadores organizados solidariamente. De hecho, son varios los establecimientos turísticos en todo el país que cuentan con estas condiciones. Pero sí se trata de una experiencia no sólo digna de conocer sino también –¿por qué no?- de disfrutar y que está al alcance de la mano de los cordobeses que buscan aquello a lo que pocos han accedido.
Para llegar es necesario dirigirse hacia el oeste cordobés, hacia la provincia de San Juan. El viaje reserva casi 600 kilómetros de sierra, túneles en piedra natural, infinitos volcanes apagados hace milenios que todavía señorean en pampas áridas y –en algunos tramos- paisajes lunares de excelente factura cinematográfica, si no fuera que se trata de escenarios naturales torneados por la danza de amor y guerra interminable del viento, el tiempo y eventualmente, escasas lluvias.
Una vez llegados a la ciudad de San Juan, es necesario tomar la mítica ruta 40 hacia el norte, el mismo camino que nos acerca precisamente al valle de la Luna, y un pequeño tramo de la ruta 150. A sólo cinco kilómetros de la ciudad de Rodeo se encuentra el Dique Cuesta del Viento, “el dique más ventoso de toda la Argentina” como gustan llamarlo los portales turísticos, ideal para hacer windsurf. Un dique con pretensiones de mar que forma olas vistas desde arriba y al pasar.
Allí en ese paraje alucinante se encuentra el Hotel Termas Pismanta. Está ubicado en el departamento de Iglesia y lleva el nombre del cacique Huarpe, hijo del histórico Angualasto, quien, según cuenta la leyenda, en 1650, cuando un gringo se apareció por la región gritando “¡oro!”, él le respondió gritando “¡resistiremos!”, según cuentan compañeros de lucha de la cooperativa que hoy administra el lugar.
Nunca más acertado este nombre para estos tiempos y para celebrar el triunfo de los más de 35 trabajadores asociados, 20 de ellos ex empleados del hotel que resistieron el desalojo y la fuga de la empresa concesionaria a durante la crisis del año 2001, una historia con ciertas remembranzas de la que vivieron los trabajadores de Comercio y Justicia por aquellos años.
Este hotel en los papeles pertenece desde su construcción en los años 50 del siglo pasado al Estado provincial y en la práctica y después de años de esfuerzo para demostrar que son “solventes” como le gusta exigir a algunos gobernantes, a la Cooperativa Cacique Pismanta luego que le fue otorgada la concesión por 20 años, con un costo altísimo que deben pagar de canon, como una empresa más, como la misma que se fue sin dejar siquiera los cubiertos del comedor.
“Conformarnos en cooperativa fue la primera idea que vimos viable luego del cierre. La decisión fue acertada, nos dio satisfacciones y hoy somos entre 35 y 40 trabajadores poniendo a funcionar el complejo, sumando a nuevas generaciones”, destacó la presidenta de la Cooperativa, Andrea Sánchez, en un reportaje concedido la semana pasada a Radio Gráfica FM 89.3 de la ciudad de La Plata, propiedad también de una cooperativa de trabajadores.
El hotel recuperado en 2001 ofrece a los visitantes baños termales curativos a distintas temperaturas recomendados para tratar distintos tipos de alergias, artrosis, reumatismo y afecciones vinculadas al sistema termo-regulador del organismo, según indicaron desde su página web.
A 180 kilómetros de la ciudad de San Juan, el hotel cuenta con 45 habitaciones y está abierto todo el año. “Tenemos mucha gente en invierno y fines de semana largo”, informó la presidenta de la cooperativa.
“Las instalaciones de tres estrellas pertenecieron al Gobierno desde su construcción en 1950 pero por varios años fue concesionado hasta que en 2001 el dueño dejó el lugar y los empleados decidimos continuar trabajando en forma cooperativa. En 2007, y tras ver nuestro compromiso, el gobernador José Luis Gioja nos dio la concesión por 20 años”, relató Sánchez, sobre el hospedaje sanjuanino, que ofrece a los cordobeses la posibilidad de acceder a aguas termales y tranquilidad, quizás como destino final de viaje o como escala en una recorrida hacia el valle de la Luna o el parque nacional Talampaya, en la vecina provincia de La Rioja.