El año pasado los créditos terminaron creciendo 47% en términos interanuales. La menor actividad y el nivel de endeudamiento podrían disminuir el ritmo de incremento pero no frenarlo.
El crédito en el país volvió a crecer fuertemente en 2011. Luego de expandirse 35% en términos interanuales en diciembre de 2010, en el último mes del año pasado creció casi 47%. En términos del Producto Interno Bruto (PIB), alcanzó 17 puntos porcentuales (p.p.), el valor más elevado desde 2002. Así, habría que remontarse a la convertibilidad para encontrar una mayor participación de los préstamos en el Producto.
Si bien este ratio es más bajo en comparación con los últimos años del uno a uno, 91% del crédito corresponde al sector privado, más de 10 p.p. por encima del registro de 2000-2001 (entre 70% y 80%). De esta manera, desde el principio del boom de préstamos, iniciado en septiembre de 2009, los desembolsos al sector privado pasaron de 12,1% a 15,5% del PIB.
Aunque este valor todavía resulta bajo en relación al promedio de América Latina (44% del PIB) e incluso al período 1994-2001 (20% del PIB), cabe destacar que los préstamos destinados al consumo (5,5% del PIB) se ubican muy por encima del máximo de la convertibilidad, que fue 3,4% del Producto en junio de 2000. Por su parte, los préstamos hipotecarios siguen en niveles históricamente bajos, pese a que crecieron por encima del Producto en 2011.
Más allá de haber concluido otro año de fuerte expansión, la dinámica del crédito privado fue de mayor a menor a lo largo del año pasado. De hecho, los préstamos se aceleraron de un ritmo de incremento interanual de 37% en diciembre de 2010 a 53% en septiembre 2011.
En síntesis, según el análisis de la consultora Ecolatina, los préstamos al sector privado volvieron a registrar una fuerte expansión en 2011, de la mano de las tasas de interés reales negativas y el sesgo al consumo, aunque lo ocurrido en la parte final del año deja importantes interrogantes hacia futuro.
“Si bien no creemos que el crédito privado vaya a frenarse, es posible que el boom iniciado en septiembre de 2009, tal cual lo habíamos visto, haya llegado a su fin: las tasas de expansión, como ocurrió en enero (de este año), se irán moderando con el correr del año”, consideró la consultora.
Perspectivas para 2012
Dentro de los principales lineamientos incluidos en el Programa Monetario 2012 (PM) del Banco Central se destaca un nuevo incremento en los préstamos del orden de los 80.000 millones para el segmento en pesos, lo que equivaldría a un crecimiento interanual de 32% para fin de 2012. De esta manera, las proyecciones oficiales ya prevén una desaceleración de los préstamos del orden de 17 p.p.
En este contexto, Ecolatina analizó la evolución de las principales variables del crédito en 2012 (tanto las que impactan a favor como en contra de la expansión de los préstamos), partiendo de la base de que todavía en el mejor de los escenarios no podrá repetirse el boom de crecimiento registrado en los últimos dos años.
En primer lugar, la consultora estimó que la puesta en marcha de los controles de las compras de divisas podría tener efectos propulsores del crédito. “En la medida en que el ‘cepo’ a la compra de dólares resulte exitoso, los ahorros privados se canalizarán hacia depósitos, aumentando la capacidad de préstamo de los bancos”, indicó.
Consideró, además, que resulta clave en este punto que las tasas de interés pasivas se ubiquen por encima de la expectativa de devaluación. “De no darse lo anterior, los incentivos a canalizar ahorro hacia el dólar irán en aumento, ya sea a través del mercado oficial o el paralelo”, evaluó.
Por el lado de la demanda de crédito, las limitaciones a la compra de divisas también podrían incentivar la adquisición de bienes, fenómeno que no resultaría inocuo para la estabilidad de precios.
Como un elemento que probablemente frenará la expansión del crédito, puede destacarse el casi seguro menor crecimiento de la actividad económica en 2012. “Por otra parte, el ingreso salarial difícilmente pueda acercarse a la trayectoria de 2011 (29% de crecimiento interanual), en un contexto en el que el Ejecutivo pretende que las subas salariales se ubiquen en torno del corredor de 18%-20%”, analizó la consultora.
A la perspectiva de un menor ritmo de incremento nominal de los salarios se agrega el aumento del endeudamiento de las familias en el último tiempo. En efecto, mientras que a fines de 2010 se necesitaban 3,4 salarios anuales formales para cubrir el crédito de una familia, en diciembre del año pasado esa cifra alcanzó el máximo desde la salida de la convertibilidad: 4,45 salarios.
En suma, aun en el mejor de los escenarios el crédito se desaceleraría considerablemente en 2012. Un menor crecimiento del nivel de actividad, la incertidumbre cambiaria, el incremento en el costo del financiamiento y la combinación de menores perspectivas de aumentos salariales junto al elevado peso de la deuda de las familias son todos elementos que alimentan la desaceleración en los préstamos.