La ex jefa de Gobierno de Gambia prestó juramento el viernes en reemplazo del argentino Luis Moreno Ocampo. Su primer caso será contra el ex presidente marfileño Laurent Gbagbo.
Elegida por consenso en 2011 por la Asamblea de los 121 Estados miembros de la Corte Penal Internacional (CPI), la jurista gambiana Fatou Bansouda juró el viernes como nueva fiscal en jefe, en sustitución del argentino Luis Moreno Ocampo.
Nacida en Banjul, capital de Gambia, casada y con dos hijos, el currículo de la fiscal es largo. Ha sido abogada, acusadora del Tribunal Penal Internacional para Ruanda —creado en 1994 para juzgar el genocidio de la etnia tutsi por parte del gobierno hutu— y secretaria de Estado de Justicia en su país. Allí ha tenido además el cargo de fiscal y de abogado General del Estado. Después de estudiar derecho en Nigeria y obtener su licencia para ejercer la abogacía, se convirtió en la primera mujer de Gambia especializada en legislación marítima.
Desde 2004 era la segunda fiscal de la CPI y conoce a fondo la institución. Ahora se convierte en la primera mujer al frente del único organismo internacional.
Su primera declaración a punto de tomar posesión ahondó en esa lucha personal y legal: “Trabajaré con y por las víctimas de conflictos masivos y terribles, sin consideraciones geográficas”.
Según explicó Bansouda en una entrevista con la agencia de noticias DPA, entre sus prioridades figura no ceder en la batalla contra la impunidad en el mundo y evitar cualquier injerencia política en su trabajo. “Somos una entidad legal pero operamos en un ámbito político. Esto muchas veces supone un reto porque haga lo que hiciere la CPI, actuemos o no actuemos, siempre hay críticas contra nuestros pasos”, expresó Bensouda.
“Uno de los mayores retos que enfrentamos como institución es seguir ejerciendo nuestras funciones estrictamente en el ámbito judicial”, agregó.
Cuestionado
El pasado 11 de abril se cumplieron diez años del nacimiento de la CPI, un aniversario que se celebró con sentimientos opuestos: el alto tribunal mostró determinación en su lucha contra la impunidad pero también fue acusado de parcialidad por algunos países.
Desde el 11 de abril de 2002, cuando se depositó el 16º instrumento de ratificación ante la Organización de Naciones Unidas (y con ello nació formalmente la CPI), la alta instancia penal permanente fijó su trabajo casi exclusivamente en África.
Los siete casos investigados hasta la fecha se refieren a ese continente, entre ellos en República Democrática del Congo, Sudán, Kenia o Costa de Marfil. Por ello, algunos sectores críticos lo calificaron de “tribunal africano”.
“Soy africana y muy orgullosa de serlo. No creo que me hayan elegido por el hecho de ser africana. Mi currículum (como jurista) habla por sí mismo. Voy a seguir esforzándome para demostrar que la CPI no sólo acusa a africanos”, dijo.
“Nosotros trabajamos por las víctimas, muchas de ellas en África, sí, pero no vacilaremos en actuar en otras situaciones (y continentes) si llega el caso”, prometió Bensouda.
Respecto de su antecesor, admitió que tienen “estilos diferentes”. No obstante, aclaró “trabajo con Luis Moreno Ocampo desde hace cerca de ocho años y es mi responsabilidad velar por consolidar lo que ha sido construido”, y reconoció al mismo tiempo que “necesitaremos ajustes, que estoy dispuesta a realizar”.