Un mensaje de texto enviado por el celular que diga: “Nos encontramos en la biblioteca” y luego imágenes de una bomba, un revólver y fuego podría considerarse como tentativa de terrorismo. ¿Locura o futuro?
Eric Goldman, profesor de la Universidad de Santa Clara, Estados Unidos, en una investigación afirmó que es creciente la aparición de esta iconografía en los casos de acoso o abuso sexual, así como en los casos de discriminación laboral, lo que obliga a los abogados y jueces a contextualizar estas imágenes y analizar su connotación.
El significado de los emojis individuales, o los de grupos, también está sujeto a la interpretación de los tribunales y presentan desafíos únicos, ya que su pequeño tamaño y el hecho de que muchos parecen similares puede confundir al receptor. Por ejemplo, los usuarios de Android pueden ver el emoji de los ojos sonrientes y entenderlo como “extremadamente feliz”, mientras que los usuarios de iOS interpretarán ese símbolo como “listo para pelear”.
Finalmente, Goldman concluye que mientras que los tribunales deben actualizar sus prácticas con respecto a los emojis, las cosas se complicarán a medida que la tecnología avance, especialmente con el uso de emojis animados, (por ejemplo los animoji de Apple y emojis de realidad aumentada de Samsung), que plantearán más desafíos y obligará a los abogados a familiarizarse con las plataformas de mensajería para comprender íntegramente sus casos.
En Australia, la profesora Elizabeth Kirley de la Universidad de York explicó que los emojis son mucho más que un nuevo e “inocente” método de comunicación, ya que, en el contexto judicial, dejan de ser una broma o adorno para ser un legítimo método de expresión. Explica que es importante evaluar cómo un emoji se utiliza en combinación con texto, otras imágenes u otros emojis, al cambiar su significado según el género, la etnia y demás factores. En su investigación citó la acción penal contra Ross Ullbricht por tráfico de drogas por US$200 millones. Al leerle al jurado los mensajes que Ullbricht intercambió con terceros se omitía la interpretación de los emojis, por lo que la jueza Katherine B. Forrest obligó a incorporarlos para analizar las reales intenciones del acusado.
En Texas, en una acción penal por abuso sexual, el acusado argumentó que la víctima había consentido en tener relaciones sexuales mediante un intercambio de mensajes antes del evento, al enviar un mensaje de texto con un emoji de “cara de guiño”. El tribunal rechazó la interpretación y lo condenó.
En Francia, la corte condenó a un joven a seis meses de prisión y una multa de mil euros por enviar un mensaje de texto a su ex novia con un emoji de un arma, determinando que la comunicación era una amenaza real.
La profesora Kirley lamentó que no se haya realizado un análisis interpretativo detallado.
Volviendo a la pregunta inicial. No es una locura, sino la realidad de las comunicaciones personales que exige a los tribunales incorporar estas creatividades como elementos relevantes de expresión de ideas y contextualización de situaciones, no solo en Argentina sino en el mundo entero.