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Otra forma de mediar

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Por María Lucrecia Gambone (*)

Percibo que el momento actual es instituyente para la mediación en todo sentido (tal vez sea una sensación y hasta una ilusión que vislumbra cambios). De todas maneras, por ahora me voy a centrar en la gestión de los cambios que están en nuestras manos, ya que allí es en donde encontramos posibilidades y poder. 

Como bien sabemos, la costumbre hace a la norma, no a la inversa. Por eso entiendo que cuando la norma impera sin adhesión real y probable, llega el tiempo de cuestionarse si la misma es funcional al sistema. De acuerdo con esto, puede ser momento propicio para modificar lo dispuesto o al menos cuestionarse el modo en el que venimos haciendo las cosas, es decir el modo en el que mediamos cada día. Esto implica romper lo establecido para examinarlo a los fines de determinar si las herramientas que siempre hemos utilizado son funcionales o no a la mediación y su propósito en el contexto actual. Ya que desde el surgimiento de la mediación como profesión hasta el día de hoy sucedieron variables de gran importancia a nivel social, político, económico y cultural que atraviesan a todos los actores sociales que participan en el procedimiento.

De acuerdo con las fechas históricas que manejamos respecto al surgimiento y práctica formal de la mediación, podemos decir que la misma es una profesión joven y novedosa a escala mundial, con lo cual lo más natural es que la misma se encuentre aún en formación. Entonces hasta que se asiente como institución de manera firme y legitimada, seguramente deberá atravesar ciertos ajustes y desajustes. Hoy los invito a observar la práctica, para dilucidar si es coherente con lo aprendido en las formaciones básicas.

En una sociedad en la que los cambios culturales están produciéndose de manera casi permanente, necesitamos de una modalidad para mediar adaptada a esta situación; y es por ello no creo que la aplicación de técnicas fijas sea el modo adecuado para avanzar en un procedimiento de mediación.

La comunicación siempre fue materia prima de la mediación pero es en este último período cuando se le está dando la relevancia que la misma tiene. Es en el arte de conversar y en la utilización del lenguaje donde pueden originarse soluciones a diferentes tipos de conflictos, darles origen o agravarlos. 

Para resolver conflictos de orden empresarial, institucional o personal se aplican recursos dinámicos y poco predecibles, en los cuales lo que prima es la improvisación. Cabe aclarar que hablar de improvisación no significa hacerlo desde la falta de atención y conciencia respecto del proceder profesional sino que, muy por el contrario, la capacidad de improvisar en materia de comunicación se ha vuelto en la actualidad una competencia para múltiples profesiones. 

Tanto las partes como los profesionales de la mediación requieren de un nuevo espacio simbólico e intelectual dentro del cual desempeñarse. La mediación no es un conjunto de técnicas a desplegar en la sala de mediación. No se espera eso de nosotros y tampoco nos formamos para desarrollarnos de ese modo, aunque percibo que así podemos haberlo interpretado. 

Es momento de mediar con libertad, soltura, responsabilidad y seguridad, sin buscar “técnicas” específicas para actuar de manera acorde a determinado proceder teórico. Es decir, percibo que hemos estado mediando y mediamos de manera acartonada o encorsetada, tratando de cumplir con ciertos estándares que ya no son necesarios dentro de la coyuntura actual, en la que lo acertado es la utilización de un lenguaje llano con todo lo que ello implica, teniendo presente que la forma en la que utilizamos el lenguaje va a definir nuestras relaciones personales y entornos. Tan simple como eso.

El devenir del lenguaje a utilizar no puede estar signado por técnicas específicas, haciendo que el procedimiento pierda la naturalidad característica de toda conversación. Porque la riqueza de la mediación está principalmente en la apertura y en la novedad permanente en cuanto a lo expresado por todos los intervinientes en el procedimiento. 

Propongo, entre otras cosas, un proceso de mediación ameno que realmente invite al diálogo y al entendimiento sin mayores tecnicismos que los específicamente necesarios que le otorgan identidad a la profesión y al espacio.

Desde una visión sistémica los cambios comienzan en un espacio indefinido, es decir, no sabemos a ciencia cierta si tienen su origen en alguna de las partes, en el sistema propiamente dicho o en su entorno. Lo que sí podemos decir es que cuando cambia uno de ellos, cambian los demás por una cuestión de adaptación. Ésta es la oportunidad propicia para acomodarnos a lo que el entorno, el sistema de mediación y sus partes (entendidas como partes del sistema) nos están pidiendo. Necesitamos adaptarnos para continuar subsistiendo de manera saludable en el ámbito y en el entorno de la mediación. Los sistemas que no lo logran tienden a fenecer, y por el contrario los que se adaptan son los que sobreviven, e incluso crecen o se amplían. No podemos actuar de manera estática, como si el entorno no existiera; porque vamos a desaparecer. 

Quienes brindamos la impronta de lo que la mediación es en el mundo somos quienes la ejercemos; por lo tanto, es tiempo de observar nuestro accionar en materia de mediación, para luego brindar lo que la sociedad necesita en este sentido. Es momento de preguntarnos y respondernos con honestidad, ¿Cómo estamos mediando? ¿Qué resultados obtenemos en términos de satisfacción personal? ¿Cómo nos sentimos mientras mediamos? ¿Nos sentimos cómodos y confortables? ¿El espacio de mediación es agradable para nosotros? Porque, así como sea para nosotros, será para las demás partes del sistema. 

Durante las formaciones en materia de mediación pude observar a los cursantes estresados por cumplir con los estándares de cada una de las escuelas y modelos, buscando mentalmente qué técnica usar y qué paso seguir. Sin embargo, en la mediación in situ estamos actuando de otra manera o, por el contrario, estamos mediando sin conciencia de nuestro proceder, porque tal como decía Einstein, “el aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información”. 

Sería prudente que las formaciones básicas cuenten con más horas destinadas al arte de conversar y comunicarse, lo cual implicaría al mismo tiempo la integración de inteligencia emocional, algo de neurociencia y demás cuestiones que hacen a la competencia comunicativa. Una de las principales competencias (o la principal) que debe adquirir un profesional de la mediación, es la de comunicarse asertivamente. Entonces, ¿de qué sirve conocer la teoría si en el momento de aplicarla no tengo la soltura para hacerlo? 

Si mediás hoy, mañana o la semana que viene, te invito a que te observes y vivencies tu mediación; y, si así lo considerás, podamos compartir entre colegas cómo estamos mediando y cómo queremos mediar.

(*) Licenciada en comunicación. Directora de Mediar Centro de Mediación

Comentarios 11

  1. Silva Carranza Torres says:

    Queridisima Lucrecita, que inteligente todo lo que decis, que bueno que la mediacion siga creciendo y cambiando para seguir construyendo paz y cuente con mediadores como vos tan capaz, inteligente, creativa y comprometida.

  2. elda jorgelina lagos says:

    Esclarecedora postura. Gracias

  3. Marcela FILIBERTI says:

    Excelente Lucre!! coincido absolutamente!
    la teoría debe estar pero puede fluir como un río en el medio de un lenguaje desestructurado pero no por eso menos eficaz.
    Es muy interesante ser un observador testigo de nuestra propia forma de mediar y repensarnos todo el tiempo respecto de nosotros y de los contextos que nos tocan transitar
    Te felicito!

    • M. Lucrecia Gambone says:

      Gracias querida colega!! Vamos por ese camino…más fluido..! Abrazo.

  4. Elba Fernández Grillo says:

    Creo Lu también tiene que ver con la experiencia, al principio todos nos atamos a la teoría, luego la práctica nos va soltando y flexibilizando nuestra manera de comunicarnos

    • M. Lucrecia Gambone says:

      Seguro Elba. Con el tiempo vamos mediando diferente. Abrazo!

    • Lucrecia Gambone says:

      Si. Va pasando el tiempo y vamos encontrando modos que nos hacen sentir más cómodos y útiles. Abrazo Elba!!

  5. Manuel Campodónico says:

    Muy bueno Lu! La reflexión es constitutiva de la práctica. Besos!

  6. Susana novas says:

    Creo que en la comediacion con colegas de distintas áreas se enriquece la flexibilidad de la mediación

    • M. Lucrecia Gambone says:

      Susana…coincido por supuesto. Eso puede favorecer la dinámica. Saludos colega.

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