Existen diferentes barreras que impiden la accesibilidad edilicia, al transporte y a la comunicación. También hay desigualdades sociales y económicas. Carlos Canavesio, presidente de la Fundación Voces.
La Fundación Voces surge en el año 2005 como una iniciativa de un grupo de padres, tíos, abuelos y familiares de niños con discapacidad. Así, acompañados de amigos, deciden aunar esfuerzos para facilitar, promover y fortalecer el proceso de integración social de niños y jóvenes con discapacidad. “La realidad que estábamos afrontando -y que seguimos viviendo-, con respecto a las dificultades que los padres y familiares de los niños con discapacidad tienen en torno a su integración social, nos llevó a constituir esta entidad sin fines de lucro, que obtiene su personería jurídica en marzo de 2007”, contó a Comercio y Justicia Carlos Canavesio, presidente de la Fundación Voces.
– ¿Qué situaciones habituales se convierten problemáticas para personas con discapacidad?
– Como esencial, que la sociedad –en general– tiene un desconocimiento de la problemática, como de los derechos de las personas con discapacidad. Así, nos encontramos en primer lugar con las diferentes barreras que impiden la accesibilidad edilicia (a edificios, escuelas, veredas, lugares de esparcimiento, etcétera), al transporte y a la comunicación ( señalización, informáticos, televisivos, etcétera), como las sociales y económicas (falta de cobertura médica, desigualdad de oportunidades laborales, etcétera); atento a que todas ellas, en menor o mayor grado, son dificultades e impedimentos para la inserción e integración social, dado que para el pleno desarrollo de una persona se necesita potenciar principalmente la confianza en sí misma, su independencia y los sentimientos de solidaridad.
– ¿Cree que el país en general, y la provincia de Córdoba en particular, están preparados para atender a jóvenes con discapacidad?
– Si lo analizamos desde el aspecto legislativo, contamos con un ordenamiento legal armónico y significativo en materia de sus derechos. Lamentablemente resta su efectiva aplicación, conjuntamente con la reglamentación de algunas declaraciones y convenciones de carácter internacional a las que adherimos. La igualdad como derecho subjetivo constitucionalmente consagrado deviene abstracto si éste no es reglamentado; lo mismo ocurre con cualquier otro derecho positivo, como lo señalan los tratadistas. Así, en los hechos se observa que a los jóvenes les es muy difícil llevar adelante procesos de desarrollo personal, con las escasas excepciones de hogares de día y talleres protegidos; siendo mínima la integración en materia educación y laboral. Sin embargo, por los cambios que de manera gradual –aunque lentamente– se vienen produciendo, no perdemos la esperanza de que se avance en políticas integradoras tanto de parte del Estado como de las empresas enroladas en la responsabilidad social empresarial. En materia educativa, las leyes la contemplan; hay escuelas comunes que comenzaron a caminar el proceso de integración y las universidades están fijando políticas de inclusión; resta mucho pero el horizonte es esperanzador.
– ¿Cuáles son las principales necesidades o cuestiones a modificar?
– Entendemos que lo primordial es que la sociedad – es decir todos – conozcamos las necesidades y derechos de las personas con discapacidad, partiendo del enunciado de la ONU de que “el reconocimiento del valor de la dignidad humana nos recuerda con fuerza que las personas con discapacidad tienen un papel y un derecho en la sociedad que hay que atender con absoluta independencia de toda consideración de utilidad social o económica” y así esas barreras edilicias, sociales, económicas y culturales no sólo se atenuarán sino tenderán a desaparecer; por consiguiente, la integración social será una realidad.
– ¿Qué proyectos tiene la Fundación Voces para este año?
– Nos encontramos en la etapa final de la edición de un cuadernillo para padres de niños con discapacidad, en el que abordamos los distintos interrogantes que les aquejan ante esta situación, por medio de entrevistas a profesionales de la salud, en sus diversas especialidades y de otras disciplinas que hacen a la atención integral de los niños y su familia. Su objetivo no es tan sólo facilitar la capacitación y el asesoramiento a los padres sino también recibir el aporte de ellos con sus comentarios y narración de sus vivencias, que esperamos – en una segunda etapa- cumplimentar con jornadas talleres, a los que invitaremos a los profesionales que nos obsequiaron sus conocimientos, experiencias y recomendaciones.
En el área del trabajo, estamos en plena etapa de estudio y planificación de “microemprendimientos integrados ‘entre jóvenes con y sin discapacidad”, que constituye todo un desafío, que estamos convencidos de que concretaremos, ya que está cimentado en nuestra línea de pensamiento que “con convicción, reflexión y determinación, la integración es posible”.