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Beinusz Szmukler, ex miembro del Consejo de la Magistratura de la Nación, asegura que recién se han dado pasos iniciales. Critica la elección en boleta partidaria de los consejeros, aunque opina que los cambios aprobados son constitucionales.
Quizás sean pocos los que, como Beinusz Szmukler, conocen el funcionamiento de la Justicia argentina, sus flaquezas y sus debilidades. Es que su larga trayectoria lo ha llevado a transitar todos los caminos, desde fuera y desde adentro de los pasillos de los tribunales. Ha sido abogado litigante pero también ha integrado el Consejo de la Magistratura de la Nación en representación de sus pares, los abogados.
Como si esto fuera poco, de un tiempo a esta parte es el director del Programa Verdad y Justicia del Ministerio de Justicia de la Nación, convirtiéndose en una especie de “nexo” entre la Corte Suprema y el Gobierno para agilizar los juicios de lesa humanidad. De visita en Córdoba, el abogado -de estilo sencillo y trato cordial- dialogó con Comercio y Justicia y dejó su opinión sobre la polémica reforma judicial.
-¿Qué opinión le merece la reforma judicial y en particular los cambios aprobados en el Consejo de la Magistratura?
-Todo esto de la reforma judicial hay que desmitificarlo, desdramatizarlo; parecería que estamos frente a una catástrofe, aquí no está en riesgo la República y tampoco es todavía la democratización de la Justicia; son apenas pasos iniciales para llegar a democratizarla. Mi principal objeción a la ley de reforma al Consejo de la Magistratura tiene que ver con la forma de elección de los consejeros. Yo estoy de acuerdo con el ingreso al Consejo de otras voces que no sean las de abogados y jueces, porque el tema de la justicia no es sólo de los abogados y los jueces; es un tema de cada uno de los ciudadanos de este país.
Además, está la experiencia de otras provincias donde funciona de esa manera. Por otra parte, si los legisladores -que son los que hacen las leyes- pueden ser de cualquier profesión, no veo por qué los consejeros tienen que ser abogados. Ahora bien, lo que no me parece bien es que la elección de los consejeros se haga en la misma boleta que los partidos; todos sabemos que si un partido pone a alguien en su boleta, le genera un compromiso, una obligación partidaria.
-¿Es inconstitucional la reforma del Consejo?
-Esta reforma no es inconstitucional pero al mismo tiempo creo que van a prosperar las inconstitucionalidades. No tengo duda de que al artículo 114 de la Constitución Nacional los constituyentes lo pensaron como una cosa estamentaria de tipo corporativo. No obstante, me parece que esto hay que analizarlo en el marco del conjunto de la Constitución, ver si el artículo es compatible con otros de la Constitución, por ejemplo, con el artículo 33 que establece el principio rector de la soberanía del pueblo. No parece muy lógico ni razonable ni constitucional que menos de mil jueces elijan tres consejeros, cien mil abogados elijan dos y el pueblo no elija a ninguno, porque sólo puede elegir a los legisladores que después van a designar a los representantes.
-¿Por qué estima que, si la reforma es constitucional, prosperarán los planteos en contrario?
-Es lo más probable. En la Capital Federal toda la justicia es nacional y por primera vez veo un paro en el que los jueces les dicen a los empleados que paren. ¿Qué tengo que pensar? ¿Cómo van a fallar?
-Los jueces aducen que esta reforma ataca a la independencia. ¿Para usted es así?
-Los jueces tienen miedo por ellos mismos, no por la independencia. El tema de la independencia parte, en primer lugar, de la voluntad del propio juez; si yo soy juez y no soy capaz de ser independiente, es mejor que renuncie. Por otro lado, esperar a que los jueces no reciban presiones no existe en ninguna parte del mundo; siempre los jueces reciben presiones y es natural que así sea.
El que va a actuar ante la Justicia, sea individual o colectivamente, va a esperar que se falle a su favor. Supongamos que los trabajadores tienen una demanda, ¿no es lógico que vayan a realizar una manifestación frente al Palacio de Justicia para pelear por eso? Los empresarios -como no pueden hacer eso- tienen otros mecanismos, a veces mucho más efectivos. El que no resiste eso que se dedique a otra cosa; forma parte del juego democrático.
Ahora, yo me pregunto: “¿Hoy los jueces que están peleando contra la reforma son independientes o no son independientes?”, porque los jueces, si hay algo que tienen muy desarrollado, es el olfato y, ojo, cuando hablo de los jueces no hablo de todos, pero sí de muchos que, si ven que el Gobierno se debilita empiezan a fallar en contra del Gobierno, si se fortalece lo hacen a favor. No hay más que analizar las sentencias. La mitad de los jueces que hoy están en el Poder Judicial han sido designados por este Gobierno, entonces, si este Gobierno eligió a estos jueces y resulta que le fallan en contra, o no hay presión o no saben elegir.
-¿Qué falta para democratizar la Justicia?
– Todavía no hay medidas que sean democratizadoras en el sentido de que permitan el acceso de todo el mundo a la Justicia. Por otra parte, para democratizar el Poder Judicial lo primero que hay que democratizar es la planta de jueces, porque son los que -al menos teóricamente- dictan sentencia. Estoy de acuerdo con que el personal del Poder Judicial entre por concurso.
Ahora, para cambiar la planta de este órgano necesitamos 30 ó 50 años, así que si es un proceso de democratización interna de la Justicia, todavía falta mucho. Creo que lo más importante que ha ocurrido es la aparición de este movimiento llamado Justicia Legítima, porque es la primera vez que aparece con fuerza un núcleo que cuestiona a su propia corporación. También es valorable que se haya instalado el debate al resto de la sociedad. Sin embargo, también hay que decir que si la sociedad no se involucra no vamos a tener cambios.
