El caso fue derivado por la Asesoría Letrada. El oficio de remisión contenía la siguiente observación: “Se hace saber que la parte requirente cuenta con certificado de discapacidad en razón de ser sordomuda, se solicita por ello se designe intérprete. Para comunicarse con la parte requirente se puede hacer mediante mensaje de texto de WhatsApp”.
En la etapa de pre-mediación tuvimos muy en cuenta las observaciones expresadas. Enviamos a las partes mensajes de texto por whatsapp para convocarlos y consensuar la fecha de primera audiencia.
Consultamos a Andrea, la requirente, la posibilidad de asistir acompañada de una persona como intérprete, de su confianza, a lo cual respondió que vendría con Claudia.
El día de la reunión recibimos a Fabián, Andrea y Claudia. Brindamos el discurso de apertura de la manera más sencilla y pausada posible con palabras simples. Andrea sabe leer los labios y Claudia aportaba el resto para su total comprensión. Lo que deseaba Andrea era dejar por escrito el monto de asistencia alimentaria que Fabián le pasaría por mes para el hijo de ambos, Fermín, de ocho años.
Por su parte Fabián manifestó estar de acuerdo en lo que necesitaba Andrea. Expresó también que se veían todos los días con su hijo y acompañaba cotidianamente a la mamá en la crianza compartida. En este punto Andrea confirmó que así era.
Pasamos a reunión privada para estar a solas con Andrea y Claudia y corroborar que se había comprendido bien el monto de alimentos y la forma de pago y que le sería suficiente para atender las necesidades de su hijo. Notamos que la relación entre ella y Fabián era muy cercana y que acompañaban juntos a Fermín en las actividades deportivas. Luego revisamos la voluntad de Fabián en reunión privada, la cual era coincidente en el buen diálogo con Andrea, además que él también era intérprete y la entendía perfectamente.
Previamente a pasar a la reunión conjunta Fabián pidió hablar con Andrea fuera de la sala.
Al entrar ambos sus gestos se apreciaban distendidos y alegres. Les explicamos que si era la voluntad de ambos el monto de alimentos que Fabián pasaría mensualmente para su hijo les enviaríamos un “borrador” por mensaje de WhatsApp para que lo leyeran y revisaran, a la vez que fijamos una nueva audiencia para firmar el acuerdo.
¿A qué se deben las comillas en la palabra borrador? Esa palabra fue el momento disparador que generó la idea de escribir esta columna. Para quien esto escribe fue muy movilizador observar el gesto de Andrea al mencionarle la palabra “borrador”. Corrí la mirada hacia Fabián y Claudia y les consulté si había dicho algo inadecuado. En un tono distendido ambos me explicaron que para Andrea el único borrador que existe es el del pizarrón. Ante mi sorpresa se explayaron más en sus comentarios: es que la lengua de señas no abarca todas las palabras con todos sus significados, anónimos, parónimos, sinónimos, antónimos, etcétera. Tiene sus limitaciones. Claudia explicó a Andrea lo que estaba sucediendo, que había utilizado una palabra para ella no la más adecuada y le dijo con señas que le pasaríamos por WhatsApp algo escrito de lo que hablaron con Fabián y del dinero que le pasaría para Fermín. Allí el rostro de Andrea se relajó y asintió con un gesto alegre.
Los días que transcurrieron hasta la próxima audiencia sentí una necesidad importante de reflexionar sobre la palabra que había expresado. ¿Había cometido un error?, ¿equivoqué el camino o la técnica que estaba utilizando? Me había preparado para que esta mediación fuera diferente, había leído todo lo que pude al respecto: hablar despacio pero no lento, mirar a los ojos a la persona, escribir si es una frase corta; había entendido que es una discapacidad invisible y que todos los seres humanos tenemos una voz interna que nos ayuda a dialogar y analizar. En el caso de las personas con discapacidad auditiva este patrón es el mismo: también tienen su voz interior; lo que cambia es el método que utilizan para interactuar con otros en lo cotidiano. Esa metodología son los gestos por medio de la lengua de señas, que -por supuesto- no incluye a todas las palabras que existen en el diccionario.
Desde ese lugar comprendí que no había cometido un error y aunque así lo interpretara desde mi punto de vista, ese desacierto fue muy enriquecedor para mejorar la comunicación en esta mediación. Allí de pronto recordé la escena final de la película Hombre en llamas, del año 2004, la cual lleva como música la canción: Una palabra, del cantautor cubano Carlos Varela, que comienza con el siguiente texto: “Una palabra no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo”.
¿Qué escondía en el pensamiento de Andrea la palabra “borrador”?
El caso se cerró porque Andrea y Fabián retomaron la convivencia familiar con su hijo. Bienvenido sea si la mediación con esa especie de “magia” logró unir ese hilo invisible final para que la pareja retome la vida en común.
Esta mediación me dejó dos cosas. Por un lado, el dulce sabor de un cierre no habitual, ya que el motivo que los trajo a mediación se había resuelto con un acuerdo verbal entre las partes. Por otro lado, un aprendizaje valioso: comprendí lo que significa esa voz interior de Andrea. Que ella comprende el mundo con las imágenes que va creando dependiendo con quien interactúa, a través de gestos y señas y con la posibilidad de leer y darse a entender por escrito.
Una palabra no dice nada y a la vez lo esconde todo. ¿Cómo comprender el interior de su pensamiento? Quizá, como aquella reconocida canción de Simon y Garfunkel de 1964, se logre comprender con Los sonidos del silencio.
(*) Abogada y mediadora
Hermosa nota!
Todas las palabras contienen tanto!!!!
Gracias por compartir la experiencia, no tan frecuente que nos deja una reflexión interna de la escucha especial!!!
Muy buenas tus reflexiones, ya que a veces incluso quienes compartimos tiempo con una persona sorda, no nos las hacemos.
Gracias por compartirlo! Ojalá logremos comprender en profundidad tus reflexiones!
Hermosa experiencia colega , gracias por compartir !
Hermoso trabajo.. Felicitaciones colega