lunes 23, diciembre 2024
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Los desafíos de la comunicación judicial en tiempos turbulentos

Por Marcelo Baez (*)

El viernes 26 de enero el diario Ámbito Financiero fue impreso por última vez en Argentina. La paulatina desaparición de los diarios en su versión de papel es un fenómeno propio de estos tiempos.

Los medios (y el periodismo) se encuentran en crisis. Esto fue analizado en el trabajo denominado “Periodismo, medios y tecnología: tendencias y predicciones para 2024”, del investigador Nic Newman, del Instituto Reuters.

El trabajo sostiene, entre otros aspectos, que este año “persistirá el fenómeno de evasión selectiva de noticias y la fatiga informativa”.

Vale decir que la crisis se extiende a las audiencias, amenazadas más que nunca por la circulación en redes sociales de información falsa o las campañas de desinformación.

El principal activo de los poderes judiciales en este terreno son los dispositivos comunicacionales que aprendieron a trabajar con una modalidad multiplataforma y que progresivamente desarrollaron nuevas habilidades en la producción de contenidos para redes sociales.

Esto significa que ya no solo se produce un parte de prensa que, en lenguaje claro, explica el contenido de una resolución. Además, se convierte a la noticia judicial en una pieza gráfica o en un video para distribuirlo como contenido apto para las redes sociales.

Pero el contenido judicial pocas veces sortea el escollo que imponen los algoritmos por lo que las publicaciones en redes sociales tienen una vida efímera.

Esto podría motivar a alguien a preguntar: ¿si la Justicia comunica todo lo que hace, por qué no variaron los índices de confianza e imagen? 

El Índice de Confianza en la Justicia (ICJ) que elaboran la Asociación Civil Fores y la Escuela de Derecho de la Universidad Torcuato Di Tella reveló en noviembre del año anterior que solo el 8% de los argentinos confía en la Justicia. Pero el 75% de los consultados dijo que acudiría a Tribunales en caso de necesitarlo.

Las formas tradicionales de comunicación se encuentran en una profunda crisis ya que, en el escenario actual, libran una batalla por la atención de la ciudadanía, donde las noticias compiten con el marketing basado en contenidos y los influencers.

Esta realidad sepulta la teoría de la “agenda setting”, según la cual los medios de comunicación seleccionaban determinados temas, destacaban algunos y omitían otros. La noticia judicial dejó de penetrar desde hace tiempo en esa agenda mediática copada por información producida por la comunicación gubernamental.

A su vez, el “juicio paralelo”, que antes era un subproducto de esa “agenda setting”, subsiste; pero discurre en estos tiempos convulsos por las redes sociales donde verdad y “fakes” circulan juntas. 

La viralidad es la nueva verdad asumida como tal producto de cuidadas campañas de desinformación.

Sostengo, por ello, la necesidad de persistir. Como bien lo hacía Pereira, el personaje principal de “Sostiene Pereira”, de Antonio Tabucchi.

Debemos persistir en una estrategia comunicacional diversificada produciendo noticias que sean adaptadas para llegar a los dispositivos en manos de la ciudadanía.

Necesitamos para ello reemplazar estrategias pensadas para un modo analógico y desarrollar nuevas para este entorno digital actual donde además la IA amenaza con producir un nuevo salto. Y no podemos quedarnos sin acompañar ese salto por temor a caernos al río.

La irrupción de las IA plantea un nuevo desafío para la comunicación judicial. El estudio anual del estudio Riesgos Globales desarrollado por el Foro Económico Mundial afirmó recientemente que la información falsa y engañosa generada con Inteligencia Artificial amenaza con manipular a las personas, dañar las economías y fracturar a las sociedades de numerosas maneras en los próximos dos años. Y que es la principal amenaza a nivel global en el corto plazo.

Imaginemos (tarea humana irremplazable, por ahora) una “deep fake” generada por una IA sobre una causa judicial. Su viralización podría despojar de contenido (y legitimidad social) a cualquier resolución posterior.

Frente a esto propongo un modelo comunicacional 360. La Democracia necesita de más información producida por fuentes oficiales. Necesitamos más información circulando en distintos soportes y plataformas en este nuevo espacio público.

(*) Instituto de Comunicación Digital de JusCom.

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